Primera impresión *libre*

Al ver como miraba distraídamente los alrededores, le imité. Que poca gente...
Y una idea vino a mi cabeza. Ciertamente, no suelo hacer estas tonterías pero...bueno, por una vez supongo que no pasará nada.
Me agacho lentamente, intentando que no se de cuenta de lo que hago, para seguidamente coger una de las piedrecitas de la orillas, de las que están mojadas y...seguidamente me incorporo y se la cuelo por el cuello de la camiseta.

Estaba pensando en otras cosas, cuando siento algo por dentro de mi ropa, algo que estaba muy frio. Me separe de golpe intentando sacarmelo, un poco histerico.
- ¡Wah! ¿Qu...? ¡¡Ayudame!! ¡Algo entro dentro! -

Al ver su reacción, le sujeto los brazos y lo atraigo hacia mí, para despues dirigir una de las manos hasta la cintura y, tomando el borde de la camiseta, levantarla para que la piedrecita cayese pero la muy rebelde no lo hacía. Dejo caer de nuevo la camiseta pero conservo la mano bajo esta y es entonces que la piedra cae. Al parecer estaba enganchada de uno de los dobleces de la tela, de cuando la había alzado.
-Sólo era una piedra. Ya salió.-digo, aun con la mano bajo la camiseta de Ryo.

Nada mas pensar que era un bicho o algo por el estilo me abrace fuerte al sensei, con los ojos cerrados sin saber que hacer. Senti su calida mano por dentro de mi camiseta, y eso me reconforto un poco. Al poco la encontro, y resulto ser una piedra.
- Pero... ¿como ha llegado a alli? -
Todavia estaba agarrado a sensei, mirado a todos lados desconfiado.

Vaya...al parecer si que lo había asustado.
-Fui yo.-respondo, sonriendo ligeramente.-Lo siento si te asustaste. No imaginaba que ibas a reaccionar así.
Aunque había sido una reacción curiosa, no se la había esperado para nada. Aún así...si cada vez que hiciese eso la situación acabaría de esa manera, o parecida a la que se encontraban ahora,....felizmente lo volvía a hacer.

- ¿Fuiste tu? Ya te vale... me asuste, pense que era un bicho o algo... -
No me solte de su camisa, estaba agusto asi pegadito a el.
- Ahora no me fiare de ti... -
Le dije, mirandolo y haciendo morritos.

-¿De verdad? Pues que lastima...-dije, soltando un suspiro resignado y adoptando una expresión ligeramente apenada.-Aunque, ¿como iba a saber ello que reaccionarías así por una piedrecita de nada?

- ¿Y como pensabas que iba a reaccionar? -
Le pregunte ya curioso.
- Soy un asuston... -
De nuevo hice un puechero mirandolo fijamente.

-Eso era lo que quería ver.-repongo, sonriendo de lado mientras jugueteo con los dedos en su espalda-Ya veo, ya. De todas formas, ha sido interesante~

Le miro feo, sin saber que pensar sobre lo que decia.
- Um... a saber la proxima vez... tendre que prepararme mentalmente.-
Le dije y deje caer mi cabeza sobre su pecho, que era firme y muy calido.

Me quedo en silencio, sin responder a eso, mirando hacia abajo y ver como había apoyado la cabeza en mi pecho. Ciertamente me arrepentia de haberle dado tremendo susto, aunque...solo ligeramente, porque el ver esa expresión asustadiza y buscando su ayuda, le había encantado.
Y ahora,...
-Tienes la piel muy suave...-murmura, mientras recorre con los dedos la parte de la columna.

Estaba relajado en sus brazos cuando le oi hablar.
- ¿Mn? ¿en serio? Supongo que es una piel normal...-
No me cuidaba la piel, era tan natural como la fruta.

-Es...agradable.-dije, cerrando los ojos mientras seguía con las caricias a la espalda. ¿Cuanto tiempo hacía que no estaba con alguien de esta manera? Aunque practicamente se podría decir que casi nunca había tenido la oportunidad de estar así con alguien, de manera tan natural y relajada.

Quise aprovechar la situacion, estaba perfecta para eso.
- ¿Si? Voy a probar la tuya entonces...-
Meti la mano por debajo de su camisa, tocando sus abdominales, subiendo hasta sus pectorales.

Le deje colar la mano bajo la camisa y que tocase tanto como quisiese. Total, yo estaba haciendo lo mismo.
-¿Y? ¿Que tal?-le pregunto, mirandole fijamente.

Hice un leve puchero.
- Estas muy fuerte, en cambio yo estoy escualido.-
Conocia mi cuerpo bastante bien, y veia que el de el estaba mas entrenado, con musculos mas marcados que los mios.

-Porque voy de vez en cuando al gimnasio. Y, por otra parte, yo creo que así estás perfecto.-digo, deslizando la otra mano hacia la cadera y colandola también bajo la camiseta, acariciando esa zona.

Senti como si pudiera ronronear al notar su toque, pero me aguante, seria algo desvergonzado. Simplemente me quede alli, apoyado en su pecho, acariciandolo, y cerrando los ojos estando totalmente relajado.

La expresión de relax comienza a extenderse por todo el cuerpo. Lentamente abro los ojos y, igual que hice hace un rato en la terraza donde estabamos, saco la mano que está en la espalda de debajo de la camisa y con ella lo tomo de la barbilla, inclinandome un poco para volver a apoderarme de sus labios, esta vez en un beso no tan superficial como el de antes. Mientras que, con la mano que descansa en su cadera, lo pego más a mi.

Sentia que podia caer dormido en brazos del sensei, pero de nuevo, senti como me tomaba de la barbilla, sintiendo sus labios sobre los mios. Me sorprendi, pero no lo separe, es mas, mis manos fueron a parar a su cuello, acercandolo un poco mas si se podia, profundizando el beso.

Feliz por la aceptación de Ryo, y al notar como me rodeaba el cuello con los brazos y nos pegabamos más, cuelo la lengua en su boca, recorriendola por completo y degustando cada rincón.

Al sentir su lengua dentro de mi boca, no puedo evitar gemir, aquello era algo maravilloso, y se veia que el sensei era muy experto en todo esto, pero me dejo guiar por el. Lentamente mis manos se entrelazan al rededor de el, deseando no separarse jamas.

Continuo con el beso, maravillandome con el gemido que logro sacarle con el, disfrutando del suave tacto de sus labios.
Poco a poco, cuando el aire empieza a escasear, me comienzo a separar lentamente, depositando un par de cortos besitos sobre sus labios, mirando fijamente su rostro.

Sentia mis mejillas arder al separarnos, estaba terriblemente avergonzado, pero no queria que aquello no fuese pasado, mas bien lo deseaba desde que lo habia conocido. Me quede asi varios segundos, y me abrace fuerte a el, depositando un leve beso en su blanquecino cuello.

Abrí ampliamente los ojos, sorprendido ante el acto que acababa de hacer. Despues de verle todo sonrojado y, al parecer, avergonzado por lo que acababamos de hacer, lo ultimo que me esperaba era eso.
Aunque no es que no me haya gustado.
Me inclino un poco más, y me coloco a la altura de su oreja.
-Te enseñaré una mejor manera de hacerlo.-digo, en un susurro, para seguidamente ser yo quien le beso en el cuello, para atrapar con los labios la piel y succionar un poco en el lugar. El primer paso iba a ser marcar territorio.