Mystic....Operatiooon...Company....?!

Al parecer no soy el único que se excita más con los gestos y ruidos del otro, y eso me agrada y, porqué no decirlo: me motiva a continuar con lo que hago. Lo noto más desesperado y cooperativo con cada caricia lenta que le propicio, pero no parece dispuesto a rendirse tan fácilmente ante la muda "orden" (aunque técnicamente no debería llamarse así, puesto que no lo es) que le estoy dando con ese ritmo lento y desesperante. Mentiría si dijese que esperaba lo contrario de él. Creo que, en cierto modo, esa es una de las cosas que me están haciendo actuar del modo en que lo hago en este preciso instante.

Finalmente, cuando este cede a lo que deseo que haga y me pide por aumentar la velocidad, una sonrisa se muestra en mi rostro,. No una burlona, ni divertida, ni siquiera irónica o sarcástica. Ninguna de todas las que podría haber mostrado con anterioridad. Sólo una sonrisa. Normal y corriente, simple y sencilla. No muy pronunciada, pero una de esas a fin de cuentas.

Inesperado, ¿verdad? Nunca hubiese dejado que una de estas se mostrase en una situación cotidiana pero, ahora mismo, simplemente había aflorado sola y no me apetecía fingir otra para ocultarla. ¿Qué más daba?

-Lo estaba esperando~-respondo a su petición con un tono algo más bajo de lo normal, pero no por ello menos sensual, notando como mi voz suena ronca.

Sin hacerle esperar más, aumento más el movimiento de mi mano en la zona inferior, mientras que la otra la dirijo a la nuca del otro, tomándole con algo de delicadeza.

-Agárrate a mí.-le digo en el oído seguidamente, usando el mismo tono de voz anterior, esperando a que lo haga para alzarle un poco y poder comenzar a desabrochar ese molesto traje que lleva.

Cuando le ¿ruego? finalmente por ello, noto que algo cambia. No sabría decir exactamente qué, pero sé que algo es ligeramente distinto... Por el rabillo del ojo puedo ver que ¿sonríe? No conozco esa clase de sonrisa. No es ninguna que haya visto en él antes.

De alguna manera, eso me ¿inquieta? No, no es esa sensación. Es algo extraño, y el tono de voz en que lo dice hace que se me erice el vello de la piel.

Bajo de las nubes cuando aumenta la velocidad, a lo que dejo de pensar en esas ideas de bombero. Sus caricias hacen el efecto deseado y me proporcionan más placer que antes, lo que lleva a incrementar todos los jadeos y gemidos que produzco. Podría dejarme llevar por toda esa oleada de placer y excitación, cuando noto que con una de sus manos me agarra por la nuca, con suavidad.

Me contengo un poco para sentir bien ese contacto. No... no estoy acostumbrado a eso, a esa clase de "delicadeza", no lo estoy. Y menos por su parte. Esta situación no es ya surrealista, es... no sé, casi irreal, pero está pasando en serio y me siento nervioso...pero no nervioso como siempre. Es más como si estuviera sorprendido, de que Saizo, de que fuera él el que me tratara...¿bien?

No dudo en agarrarme a él en cuanto me lo pide. Lo abrazo por la espalda, con fuerza, y hundo mi cara en su cuello, sin dejar de gemir. Sólo espero que no me vea la cara, aunque no creo que pueda percibir mi rubor tras todo ésto....

Esos nuevos jadeos y gemidos, más intensos y altos que los anteriores, le demuestran lo efectivas que son las caricias y atenciones que le proporciono. Aunque algo me dice que parte de mis actos y acciones también han tenido cierto efecto ahora, aunque, por lo pronto, prefiero centrarme en lo próximo.

Internamente, agradezco que se agarre a mi sin necesidad de discutir o lanzarnos cosas a la cabeza, simplemente obedeciendo con sumisión. Tremendamente bizarro, pero no soy el más adecuado para hablar cuando yo precisamente estoy haciendo bastantes cosas poco típicas de mí. Mentiría si dijese que esos gemidos que da con la cara hundida en mi cuello no me hacen estremecer ligeramente, acompañado también por el hecho de que soy yo quién lo tiene así y nadie más.

Dejando de lado eso, una vez agarrado a mi, lo alzo y le dejo sentado sobre la mesa, alargando la mano desde su nuca hacia la espalda de este, buscando la cremallera del traje de maid que lleva y desabrochandolo en cuanto lo encuentro. Lentamente, sin prisa de ningún tipo, aprovecho de acariciar tranquilamente la piel dejada al descubierto una vez termino de bajarla.

Me deja sentado en la mesa, lo cual me ayuda a poder agarrarme mejor a él. Tal y como estoy, me dejo hacer y dejo que mi cuerpo se vaya liberando. Es como si me quitara tensión de encima, y me cuesta, realmente me cuesta, porque siempre estoy exhaltado o preparado para saltar a cualquier comentario. Es difícil de asimilar, me cuesta responder a esta clase de contacto tan ¿suave? y tan cercano.

Por lo general nunca dejaría que nadie me viese así, ¡mucho menos que me tratara, me tocara o me acariciara así! Y mucho menos imaginar que sería Saizo... pensar en eso hace que me aferre un poco más fuerte, y de forma inconsciente, por todo este trato y todo este placer, le muerdo entre gemidos en el cuello, con algo parecido a delicadeza, al lado de las otras marcas. De alguna forma, no me apetece hacerle daño, y eso creo que ya es raro en mí...

Es entonces cuando escucho como la cremallera se baja y noto un tacto cálido y suave que me recorre la espalda, lo que me produce que la arquee un poco al contacto y tiemble ante ese cosquilleo cuando me acaricia la columna dorsal... es tan... agradable, que de poder, ronronearía...

-S-Sa...Saizo...-le susurro al oído, en voz baja. Necesito una cosa, pero necesitaría sobretodo que colaborara....

Su cuerpo parece relajarse ante lo que le hago, de manera gradual pero lo hace, lo cual me demuestra el como ambos estamos cediendo poco a poco ante las sensaciones que nos invaden, olvidando las rencillas que solemos tener cada vez que nos encontramos. Por un lado, esa actitud sólo me provoca ganas de acelerar un poco las cosas, de no ser tan suave, de hacerlo todo más... quién sabe, diferente. Ni siquiera encontraba las palabras exactas para decirlo.

Se aferra más fuerte a mi, mordiendo mi cuello de forma diferente a las anteriores, más suave y cuidadosa, notando el aliento en la piel debido a su respiración agitada y a los gemidos, lo cual sólo me provoca más aunque él no se de cuenta de ello. Continuo con las caricias, aprovechando que ahora tengo más piel donde propiciarlas, complaciendome con sus gemidos.

-D-Dime...-respondo a su llamado, con voz grave y ronca, pasando de nuevo a lamer su cuello y mordelo, dejando una marca en un lugar algo más visible, aunque en este momento realmente me da igual si lo es o no.

La forma en que me responde lo dice todo. No pensaba siquiera que me respondería... pensaba que se enfadaría, me miraría mal, me diría algo, me insultaría o hasta me pegaría... pero la manera en que me responde, con su voz grave y ronca, tan...sensual, no hacen más que excitarme más, añadiendo el cómo me muerde y lame el cuello. Creo que hasta éste momento no me había dado cuenta de lo cálida que es su boca y lo mucho que me gusta que recorra su piel con ella...

Incluso puedo notar en su voz que se está controlando, aunque quizás no sea del todo consciente de ello... maldito cabezota.

Me aparto un poco de él, y antes de que pueda decir cualquier reprimenda o similar, cojo su cara con ambas manos, poniéndolas en sus mejillas, y le obligo a mirarme durante unos segundos. Yo tampoco creo que esté haciendo eso (nunca he tocado la cara de nadie excepto para desfigurársela) y se me hace raro, pero creo que no es del todo...incorrecto. Ahora quiero que me vea...

Debo de tener la cara enrojecida por la excitación y tengo que respirar por la boca para no ahogarme en todo este cúmulo de sensaciones. Durante unos segundos lo miro a él también, a los ojos, y a su cara en general, que nunca había podido ver y examinar tan de cerca a conciencia...

De repente parezco darme cuenta de lo que estoy haciendo, y me siento terriblemente ridículo. Oh, es igual, ya que he llegado hasta ahí... frunciendo un poco el ceño, enfadado conmigo mismo más que otra cosa, acerco mi rostro al suyo, dejando solo un par de milímetros entre su boca y la mía.

-No hace falta que te contengas tanto-apremio en un hilo de voz, para luego besarlo en los labios. Vaya idiota... ¿acaso le preocupaba no contenerse, o algo? Sea como fuere... sigo manteniendo ese lado masoquista mío, y mientras yo le permita hacer ésto... ¿qué problema hay?

Qué tonto, pienso, mientras profundizo poco a poco el beso, abrazándome a su cuello y pegándome a él. Un tonto.

La sorpresa me invade al tacto de sus manos en mi rostro, haciendo que le mire mientras que el me devuelve la mirada, deteniendo con ello todas mis acciones al ser algo verdaderamente inesperado. Poco a poco mi mirada empieza a vagar por su rostro, fijándome en cada cosa que este me muestra. Definitivamente es extraño el verle así después de tantas peleas y discusiones como hemos tenido. Supongo que esa sensación es igual para ambos, pero lo que terminar por sorprenderme son sus palabras, unas que no me esperaba.

¿Contenerse? ¿Estaba haciendo eso? Ciertamente estaba comportándose totalmente diferente a lo que acostumbraba pero dada la situación tampoco debía ser tan extraño, ¿no? Por otro, si que es cierto que desde hace rato estaba deseando avanzar más rápido y...Oh, pues si que se estaba conteniendo.

Con una sonrisa ladina, responde más fieramente al beso, retomando las caricias y masajeos al miembro de este, al igual que al resto de su cuerpo. Al cabo de unos instantes, deja de producirle placer en su zona inferior, deslizando la mano hacia más abajo, rozando el trasero y colándose por entre sus nalgas, rozando su entrada y penetrándole con uno de sus dedos, ya humedecidos por el pre-semen de este, de cuando le estaba masturbando antes.

Ahora si que no se iba a contener más.

Durante unos segundos pensaba que se había paralizado de lo ridículo que había sonado. Qué decir... de haber sido mi caso, a mí también me hubiera pasado.

Sin embargo, poco después de besarlo, devora mi boca con ganas y fiereza, lo cual en parte me sorprende. Suponía que dejaría de contenerse, pero está liberando tanta energía que hace que me pregunte con qué clase de fuerza de voluntad se estaba deteniendo antes. No me molesta en absoluto... es solo que no lo esperaba tan pronto. Nos mordemos los labios cada vez que podemos y solo puedo gemir en su boca por sus caricias... hace rato que estaba conteniéndome yo también, pero tengo un límite...C-creo que...

Sin embargo, antes de que pueda pasar nada, deja de masturbarme, a lo que ahogo un quejido de placer y protesta. Quiero protestar, mordiéndole los labios, pero noto que su mano no se despega de mi cuerpo, sino que sigue bajando... es entonces cuando noto que roza mi entrada y de repente siento un pinchazo de dolor.

-Ngh!-me quejo, mordiendo sus labios con fuerza para luego despegar nuestras bocas. Me aferro con toda la fuerza posible a él, pegándome ya lo poco que puedo, cerrando los ojos también con fuerza, mi miembro roza su vientre y eso me proporciona algo de fricción, a la vez que mi cuerpo entero tiembla...Mi respiración se vuelve entrecortada y me cuesta pensar... es una sensación extraña, que mezcla dos sensaciones distintas; dolor y placer. Es algo... maravilloso... mi cuerpo lo rechaza y lo acepta a la vez y es increíble. Después de recuperar un poco la respiración en unos segundos, muevo mi cuerpo para que profundice con su labor e incitarlo... aún le deben de quedar energías para más, seguro...

Estaba tenso, su interior aprisionaba mi dedo con algo de fuerza pero su cercanía con respecto a mi cuerpo y el que no haya dicho ni hecho nada para impedirlo o detenerme, me responde completamente, por lo que no detengo en ningún momento el movimiento de mi dedo en su interior. Continúo así hasta que gradualmente lo noto más relajado, quedando más que constatado con los movimientos que él mismo hace, provocandome para seguir con ello y asi lo hago. Añadiendo un segundo dedo pocos segundos después, noto nuevamente lo apretado que está. Por mucho odio que nos mostrasemos diariamente, ya fuese peleando a golpes o a base de insultos, no buscaba en estos momentos provocarle dolor porque sí. Se suponía que teníamos que disfrutarlo ambos, por débil que sonase ese pensamiento.

Prosigo con mi labor, pasando a masajear y acariciar su cuerpo tanto como mis manos pueden acaparar, tomándome mi tiempo en cada una de las partes, mientras que mi boca, tras finalizar el beso y morder sensualmente su labio inferior, se desliza desde ahí hasta su cuello para morderlo y succionarlo, dejando una marca visible en esa zona. Ni siquiera podía explicar como es que había acabado marcándole pero, de repente, había sentido la imperiosa necesidad de hacerlo. Simplemente eso. Como si la pie de su cuello, por alguna extraña y desconocida razón, me estuviese llamando especialmente para hacerlo.

Debía de estar enloqueciendo...

No. Kamanosuke me estaba volviendo completamente loco.

Esta clase de dolor es maravillosamente indescriptible... todo mi cuerpo se tensa a cada milímetro que su dedo se entierra en mi interior, lo que hace difícil que me relaje. Pero es cuando lo consigo, que noto como otro roza mi entrada y se introduce también, a lo que no puedo evitar soltar, esta vez, un grito sordo de dolor mezclado con lujuria. Igualmente, es genial.. son unas sensaciones que no pensaba que podría experimentar nunca, y menos por parte de Saizo...

Saizo... ahora que lo pienso, como puedo, le dije que no se contuviera, pero aún así, parece que va con cierto cuidado... eso me descoloca totalmente... Quizás soy yo, que veo cualquier muestra de menos violencia como "cuidado", o quizás sea verdad. De cualquier forma, esos pensamientos hacen que me estremezca. De ser así, está bien, pero siento que no quisiera que fuera otra persona la que me tratara así. De hecho, no.... no puedo imaginarlo con cualquier otra persona, y viceversa... maldito sea...

-A-ah...Saizo...-pronuncio inconscientemente, mientras me muerde y succiona el cuello. Debo de tener el cuello rodeado de marcas, y pensar en eso me excita, no lo puedo evitar. Mi cuerpo tiembla de placer, y es que tampoco sé si voy a aguantar mucho más... tal y como me ha estado tocando antes y con ésto, quizás es demasiado para mí para mi primera vez.... y no quiero que sea así. Sería vergonzoso y bochornoso para mi persona que acabara así sin más...

Entre jadeos, me llevo la mano a mi propio miembro... está húmedo, y aunque el roce que siento es placentero, no quiero que sea el momento, a lo que lo sello, haciendo que mi cuerpo tiemble. Maldita sea... es su culpa, por haberme tocado así antes! De venirme en breves, es posible que se enfadara o similar, y de alguna manera, no me sentiría con fuerzas de replicarle...

Vuelvo a contenerme, ahora si soy verdaderamente consciente de ello pero, ¿qué más hacer? Si por mi fuese ya me habría metido en él y estaría embistiendo como loco, sin importarme nada más pero ¿que jodida satisfacción iba a tener de hacer eso mientras al otro le estaba doliendo? Aunque a Kamanosuke le gustase la violencia, la sangre y todos sus derivados, no creo que precisamente le cause emoción algo de esa índole. Por lo que solo me queda echarle la poca paciencia que tengo.

¿Y como pretendía contenerse cuando el otro gemia de ese modo y pronunciaba su nombre en ese tono excitado? Ya estaba tirando de los ultimos hilos de coherencia y tranquilidad, procurando hacer eso placentero para ambos pero con la situación como estaba todo era mucho más dificil por segundos. Con cierto aire de impaciencia en sus actos, introduce un tercer dedo, mientras acerca la boca a su oído.

-Si no dejar de hacer eso...no me hago responsable de lo que pase...-advierte con la voz enronquecida, refiriendose claramente al hecho de que este gimiendo y diciendo su nombre así. Estaba excitandose más con todo ello y contenerse empezaba a ser un sueño lejano.

Odiaba el hecho de perder el control de sus actos y eso era lo que estaba a punto de suceder si la cosas seguían el rumbo que llevaban.

Apenas he logrado acostumbrarme a la segunda intromisión cuando noto una más. Eso ya me puede, y suelto un grito que mezcla placer y dolor, que resuena en el local. Me deja sin aire y me retuerzo, agarrándome a su hombro con el brazo libre, dejando que mis jadeos y gemidos de nervioso placer y dolor le lleguen al oído. La saliva rebosa en mis labios y caen por la comisura, y creo que es el único contacto más o menos fresco que mi piel siente, dado que me arde como un infierno. El hecho de que sus dedos recorran mi interior no ayudan, y en un momento determinado, rozan una parte dentro de mí que me hacen estremecerme de placer.

Contra mí, noto que su cuerpo tiembla con violencia, y parece ser que no puede contenerse tal y como yo pensaba... es más, incluso me pone un poco nervioso. Y el tono autoritario en que me habla, hace que se me hiele la sangre por un momento....

-S-Saizo, no...e-espera-digo con un hilo de voz sobreexcitada, haciendo que suene más como una sumisa súplica... Quiero acostumbrar mi ritmo cardíaco, quitarme un poco toda esa excitación de encima.... Quisiera estar más preparado para cuando llegara el momento, porque de ser así...pero no lo puedo evitar, mis gemidos no se pueden acallar en ningún momento, y noto que se me humedecen los párpados por el placer que provocan-Ah...S-Saizo, yo...p-por favor...-vuelvo a suplicar. Mi miembro tiembla y hundo mi cara en su hombro, y mi cuerpo se retuerce ante toda esa avalancha de sensaciones....E-es....estupendo....

Los jadeos, esos gritos mezcla de placer y dolor, los jadeos, las respiraciones entrecortados, ambos cuerpos pegados, acalorados, ese interior que estrujaba de vez en cuando mis dedos en sus movimientos...todo ello sin contar la imagen visual que me estaba dando. Se lo había advertido y aún así no dejaba de hacerlo, y mis fuerzas de contención no pueden más, no frente a semejante panorama. Y por si fuera poco, me súplica de ese modo para que me detenga. ¿En serio piensa que así podré hacerlo?

-Te lo advertí, Kamanosuke.-digo roncamente, sacando los dedos de su interior con algo de brusquedad, procediendo a desabrochar mis pantalones y liberar mi miembro, apegandome nuevamente a él antes de que pueda pararse a mirar nada y retractarse de lo que estabamos a punto de hacer. No estoy dispuesto a parar en este punto.

Lo acerco hasta su entrada, frotandolo suavemente contra esta mientras acerco mi rostro al suyo y mi mano libre se desliza por su pierna hasta alcanzar el muslo, cogiendole de este, procurando una mejor postura para lo que iba a venir seguidamente.

-Relajate, ¿de acuerdo?-hablo con ese mismo tono ronco y excitado, sonando más amable de lo que suelo ser pero ahora mismo me importa una mierda si mi actitud es normal o no. Acerca mi boca hacia la delgada línea de saliva que se notaba se había derramado, lamiendola hasta llegar a los labios y, una vez en estos, proceder a besar con intensidad, excitación y pasión. Aprovechando la distracción del beso para empezar a introducirme lentamente en su interior.

Cuando logro recuperar un poco el pulso, me recrimina que "ya me lo advirtió". Advertir de ¿hacer qué? ¿Qué es? Quiero protestar, como siempre hago, pero un agudo dolor me distrae y mascullo en voz alta de dolor, mordiéndome los labios durante un segundo y tensar mi cuerpo. No, maldita sea, no los saques... empezaba a sentirse tan bien...

-P-pero...-quiero protestar con un mohín de disconformidad, pero no tengo más tiempo para comentar, al notar como de nuevo algo roza mi cuerpo y me agarra del muslo. Sé de sobra que viene ahora, así que lo mejor sería recuperar todo el aire posible... intento respirar por la boca, pero enseguida ésta queda sellada con la suya, no antes sin que me haya pedido que me relajara. ¿Que me relajara? ¿Cómo iba a relajarme?

Igualmente, su manera de distraerme funciona, al menos hasta que noto como empieza a introducirse dentro de mí. Es más cálido y doloroso que lo de antes, a lo que aunque lo he intentado, mi cuerpo se tensa y lo atrapo en mi interior, quejándome de manera muda en su boca. Lo tengo que abrazar por la espalda con ambos brazos, clavando las uñas y mordiéndole los labios... m-maldita sea, eso es doloroso.

No es ningún otro tipo de dolor que haya tenido el honor de conocer antes, y seguramente sea porque es, al fin y al cabo, una zona del cuerpo mucho más sensible y no soy capaz de tranquilizarme. Mascullo y me quejo, cerrando los ojos con fuerza y noto los párpados húmedos, pero... la forma en que me trata hace que me tranquilice, aunque sea un poco. Sería lo mejor, así que hago un esfuerzo para tranquilizarme, y respirar con lentitud, por la nariz. Aun así, cada milímetro que avanza, me tenso de nuevo, y vuelvo a hacer enormes esfuerzos. Mi cuerpo tiembla, se queja y protesta por la intromisión, pero no me importa. Haciendo acopio de una poca tranquilidad, rodeo su nuca con una de mis manos y profundizo el beso, de forma más agresiva, dándole carta a continuar. De perdidos al río....

Intenta decir algo pero no tiene tiempo de decir nada ya que antes de que pueda añadir algo más, empiezo con la acción de colocarle bien y empezar a penetrarle. Al principio el relax en su cuerpo era más que evidente pero nada más empezar a introducirme dentro de él cambia radicalmente a la completa tensión.

Debería haberme esperado algo así. Después de todo, por mucho que le diga que se relaje, dudo que fuese tan fácil hacerlo en esa situación pero debía reconocer que esa presión alrededor de mi miembro era placentera a la vez que dolorosa. Noto sus uñas clavarse en mi espalda y sus dientes morder mis labios, a lo que gruño con una mezcla de placer y molestia, agarrándole por inercia con algo más de fuerza por los muslos mientras continuo introduciéndome en su interior. No podía culparle de estar tan jodidamente tenso, ¿cómo iba a hacerlo? De todos modos, tampoco pensaba detenerme precisamente ahora. Ni hablar. Ya habíamos llegado bastante lejos como para pararlo ahora. Tendría que aguantar un poco más. Aunque, si era molesto... quizás...

Alargo la mano hasta su miembro, deteniendo el avance de la penetración mientras comienzo a acariciarlo lentamente, procurando cambiar, o al menos aminorar, el dolor debido a ella. Eso era lo máximo que se me ocurría para intentar que se relajase y destensase para continuar con lo que hacíamos. Si seguía así...iba a ser imposible continuar. Costaba avanzar y con cada milimétrico avance, solo aprieta más y no sólo le resulta doloroso a él sino que también a mí.

Aunque en un principio pensaba que todo iba...bien, mi cuerpo no parece ser capaz de engañarse a sí mismo. El dolor es punzante y no puedo evitar tensarme, y aunque lo intente, me cuesta. Noto que es así de cierto cuando Saizo gruñe dentro del beso, aprieta con más fuerzas mis muslos y se detiene dentro de mí. Entonces es cuando me doy cuenta de que si no me relajo, si realmente no soy capaz, esto no podrá seguir avanzando... Es extraño, pero eso hace que me sienta mal conmigo mismo. M-Maldita sea...

Sin embargo, aunque esas ideas y pensamientos no me relajaran precisamente, al notar como él me acaricia y comienza a masturbar de nuevo, me saca de tirón de toda esa marabunta de tonterías. Una oleada de calor y placer me recorren de arriba a abajo, y mis piernas tiemblan, pero ahora de placer y excitación, no de dolor. Poco a poco...o quizás no tan poco a poco, mi cuerpo entero deja de prestarle atención a la tensión y el dolor, y solo sentir placer. Eso me agrada, y no me molesta siquiera que sea capaz de tranquilizarme así; de una manera extraña, que me utilice y en esos momentos me toque a su antojo me excita aún más. Esa idea hace que vuelva a destensarme y dejarme llevar. Profundizo en el beso y dejo que los en un principio poco audibles gemidos se ahogen en su boca,a otros más sonoros y placenteros.

Maldito bastardo, me gusta lo que me hace.

Dejo de arañarle la piel y me relajo bajo suyo. Le mordisqueo los labios, le acaricio la espalda, me da igual lo que haga; quiero incitarlo a que siga. Aunque me sigue molestando la intromisión, ya no siento (o no le presto atención) al dolor, así que no quiero que se pare ahora. Voy acortando el beso, dándole otros más cortos, y lo abrazo por el cuello.

-S-Saizo...-musito, y no me importa como me vea, como de temblorosa esté mi voz, como de vidriosos mis ojos, o como de sonrojado esté. Me da igual lo muy patético que me vea ahora-S-sigue...p-por favor-digo en tono suplicante, dándole a entender, sobretodo, que si sigue así mi cuerpo no le rechazará.

Necesito que continúe...

Al parecer mis atenciones empiezan a surtir efecto en él, pues noto como empieza a destensarse y disfrutar. Los besos se reanudan y le dejo hacer, dándole el control de estos, sobre todo para que se entretenga y distraiga todo lo posible. Creo que esta es una de esas pocas veces en las que no podré burlarme de él. No sería justo y hasta eso puedo verlo claramente. Al menos ya no me clava las uñas en la espalda, lo cual agradezco. Ahora solo reparte caricias por ella y juguetea con mis labios entremedias de los besos, lo cual me hace jadear y gruñir suavemente, complacido por ello.

Cuando le oído suplicar de ese modo para que continúe, me limito a asentir con la cabeza de primeras, empezando a pensar si sería buena idea seguir o si debería esperar un poco más. Pero es entonces cuando algo me viene a la cabeza. Quizás no fuese lo más placentero pero si lo más conveniente para acabar de una vez con esa lenta penetración y evitar así prolongar el dolor más de lo conveniente.

Atrapando esta vez yo sus labios en un beso fiero e intenso, aprovecho y de una sola y firme embestida termino de penetrarle de una sola vez, quedando completamente en su interior. Suelto un jadeo ronco debido al placer que me recorre por ello, entrecerrando los ojos y frunciendo el ceño, conteniendome. Estaba apretado. Demasiado. Pero al menos ya estaba completamente dentro de él.

Me complace saber que lo que he hecho está bien y también lo complace a él. No dudo que ahora todo sería más fácil, lo que hace que mi cuerpo se relaje aún más y pueda sentir ahora con más placer esa intromisión en mi cuerpo... Me siento preparado, así que no voy a hacerlo más difícil.

Sin embargo, ante mi situación más tranquila que antes, noto que él vuelve a invadir con más fuerza y pasión en mi boca, devorándola. No necesito saber la razón por la cuál de repente ha metido semejante energía; arremete de nuevo en mi interior, de una sola y fuerte estocada. Ésto no me lo esperaba y vuelve a encenderme; mi cuerpo lo atrapa, me aprieto a su alrededor, y no puedo evitar agarrarme a sus hombros, temblando, y separando el beso. Un quejido sale de mis labios, pero nada más-no tengo aire para más. Eso ha sido muy inesperado, y algo húmedo resbala por mi mejilla, desde los párpados. ¿Puede ser que...? No, no lo creo.

Recupero rápidamente el aire a grandes bocanadas y al cabo de unos segundos destenso poco a poco el cuerpo. Duele más que antes, pero si fuerzo mi cuerpo, es peor aún, así que me obligo a ello. Saizô parece impaciente, lo cual no sé si me molesta o no.

-E-eso d-dolió...-susurro en voz baja, hundiendo la cara en su hombro, con un mohín-E-eres un bruto...-le recrimino, con un ligero toque de reproche e infantilidad... eso sí, los jadeos y los gemidos no me los está quitando nadie.