Perdiéndome un rato...y encontrando algo de bronca...

-¡¿Quién a dicho que esté perdido!?-exclamo, con molestia, encarandolo. Tch, no iba a reconocer semejante cosa. ¡Antes muerto! Además de que se estaba desviando del tema.
-Y me da igual si puedes solo o no.-bien, probaré a jugar una de las cartas del repertorio y que creo que puede tener cierto efecto en él.-¿Qué pasaría si Sanada se enterase de que en vez de aprovechar el tiempo, te la pasas por callejones buscando camorra?
Ese era el plan A. Y si no funcionaba...tendría que pasar al plan B: llevarlo a rastras. Incluso de las greñas, si era necesario.

Mierda! Eso es verdad! Me quedo estático e intento recapacitar las opciones. Si Sanada se enteraba de que, en vez de estar en el instituto (donde también hay vida padre) estaba en unos callejones de mala muerte, puedo liarla. Hago un mohín y me giro.

-Está bien, está bien-me quejo-pero que conste que no estaba aquí buscando problemas. Los problemas me encontraron a mí-argumento, yendo hacia la salida obedientemente. Mascullo maldiciones por lo bajo, pero sé que como me pille Sanada, es el ultimo instituto al que voy. Adiós futuro.

...Nota mental: usar esa táctica en situaciones futuras.
-A otro con ese cuento, caperucita.-le digo, siguiendole, volviendo a cruzas los brazos tras mi nuca.-No me hagas repetir lo que he dicho ya tantas veces. Aunque, puede que directamente un día de estos...te levantes con menos greñas, quien sabe.-repongo con burla.
Más de una vez lo había pensado. Era fácil: coger las tijeras y mientras dormía profundamente, zas y zas. Se acabaron los problemas de chico o chica. Tan sencillo.

Me detengo en seco y vuelvo a girarme. De tanto volverme me estoy mareando. Frunzo el ceño.

-¡Deja en paz mi pelo!-le recrimino por millonésima vez-¡He nacido así y tengo que aceptarlo! Y no dejaré que te me acerques con unas tijeras a menos de diez metros!-añado, tocándome el flequillo con ademán protector-Además, ¡hay más chicos con el pelo largo y nunca les confunden con chicas!-le digo. ¡Y es verdad! Ahora mismo no recuerdo a ningún caso, ¡pero sé que los hay!

Al escuchar eso último alzo una ceja.
-No sé de que me hablas. Yo sólo dije que puede que un día tengas menos greñas. Sólo eso.-me encojo ligeramente de hombros, haciendome el sueco. Tijeras, o directamente, una máquinita de esas para rapar. Si, esa ultima opcion parecía buenisima. ¿No decía que le crecía muy rápido? Pues ahí tenía la solución.
-No los confundo porque no parecen mujeres.-respondo a lo último que dice con seguridad.

Siento que me va a estallar una vena y se me enrojece la cara. No sé si de rabia o vergüenza.

-¡Pues ya está!-exclamo, y echo a correr por el callejón hasta la esquina, que la doblo. Sabe por donde es, ¿no? así que no tendrá miedo a perderse.

Maldita sea! Caigo en que me comporto como el crío que dice que soy. Pero el también está todo el día picándome.

-A ver si algún día me encuentras otro defecto con el que molestarme!-le grito antes de torcer la esquina. Baka!

Hum, supongo que tendré que buscarme la vida para salir de aquí.
-Qué insoportables os poneis las mujeres cuando estais con la regla.-repongo antes de que doble la esquina, lo suficientemente alto como para que lo oiga.
Bueno, al menos sé hacia que lado tengo que doblar ahora...Aunque, total, ya me dijo antes por donde se llegaba a la calle principal.

Gah.......

-¡Cierra ya la boca con lo de mujer!-exclamo, asomando la cabeza por el callejón-¿Por qué siempre me molestas con eso? ¿Te divierte acaso?-menuda pregunta. Es obvio que sí.

Suspiro, ya agotado. Todo esto es agotador.

-Mira....haz lo que te venga en gana. Es superior a mis fuerzas-murmuro malhumorado, bajando la cabeza y yendo pesadamente hacia la salida. Tenía pensado cojer otro callejón y perderme, pero mientras le haga caso a sus coñas, estoy condicionado a responder y mostrar mi paradero-¿Es que no tienes a más gente a quien tomarle el pelo?-pregunto.

-No.-respondo de manera tranquila y directa. ¿Para que mentir? Era la verdad. Aún no conocía a nadie más, ni en la ciudad, ni en el instituto. Y me reitero en lo que tantas veces he dicho ya: no le entiendo. Tanto quejarse de que me meto con el, y cuando soy amable, a pesar del esfuerzo que me supone, ¿se muestra tan esquivo y lo rechaza? Para que sea así prefiero seguir siendo borde y cabrón.
-Además de que son más entretenidas tus reacciones ante lo que digo.

Siento que se me podría desencajar la mandíbula de la impresión. Será posible.....La verdad es que en algo tiene rázón; soy demasiado hiperactivo en cuando a presentar emociones se refiere, tales como por ejemplo...enfado.

-Ya te vale-intento decirle en un tono de voz que no roce demasiado lo borde. No es lo que quiero-Mira...no quiero tener más chanchullos en los dos años que me quedan de instituo. Y tú tampoco-le digo, señalándole con el dedo-Déjame tranquilo un año, solo y exclusiamente éste año y no tendré motivos del todo para molestarte también-le suelto por fin.

En parte, creo que a eso se le llama tregua, pero no es mi estilo. Es solo que me he cansado de estar todo el día soportando comentarios contra mi físico. Es como un niño pequeño que insulta a otro por llevar gafas, solo que en este caso el "niño" tiene ya los años como para follar y tener hijos. Bufo mientras me cruzo de brazos. Me imagino que clase de respuesta me dará, la verdad....

Alzo la mirada distraídamente al cielo, dejando pasar unos instantes antes de responder. Nada que ver con añadirle intriga al momento, es sólo para intentar desesperarle y fastidiar un poco. Los verdaderos placeres están en los detalles.
-No, sería demasiado aburrido.-respondo de la misma manera, para seguidamente añadir.-Y admite que, por mucho que nos ignoremos, tarde o temprano ocurrirá de nuevo, asique es un esfuerzo en vano.
Por mucho que intentasemos ignorarnos, ibamos a acabar igual: enfrascados en insultos, indirectas, burlas y, posiblemente, algún que otro puñetazo.

Vale, me rindo. Siento que me pesan los brazos y suspiro larga y pesadamente.

-Eres un caso perdido. Igual de perdido que yo-logro murmurar, mientras camino cansado hacia la salida. Yo estaba dispuesto a cumplirlo, de verdad. Iba a hacer un esfuerzo. No era llevarnos bien. Era no llevarnos mal. Era simplemente, no llevarnos nada.

Se oye a un par de metros ya el ruido de la gente caminando y los comercios. Incluso hay más luz.

-Largo-le replico, en voz baja.-No puedo contigo-termino, apoyándome en una pared. O me tranquilizaba yo, o me tranquilizaba a tanda de ostias con él.

-Ni hablar.-repongo, cruzandome de brazos frente a él y mirandole con seriedad.-Pensé que había quedado ya claro que tu venías también.
¿Porqué siempre me hace repetirle veinte mil veces las cosas? ¿Es que no le basta con una? No tengo ganas de que ande más rato metiendose en estúpidas peleas. Debería importarme un reverendo pepino que le den una paliza (y en realidad me da lo mismo si se la dan), pero sabiendo que se queda consciente de que puede llegar a enzarzarse en otra nueva disputa,...eso ya es otra historia. Aghs, ni yo me entiendo, pero simplemente él se viene. Y no hay más que hablar.
-Gracias por el halago, yo tampoco puedo contigo. Ahora, comienza a caminar.
Mierda...Esto es culpa de Kakei. Con total y completa seguridad. Es un virus o algo raro...Ya empiezo a hablar como él y todo...

-¿¡Ah!?-exclamo. ¡Ya empezamos!-¡No quiero ir! ¡No eres mi padre, hermano, tutor o nada! ¿Por qué debería de seguirte? ¡Eres totalmente irracional!-grito, cerrando los puños con fuerza.

Saizo si que es raro. No le importa pegarme palizas, pero cuidado con que me pierda. Me pregunto que habrá en su cabeza hueca, aparte de ese inmenso vacío en el cual nada se propaga...

Chasqueo la lengua con molestia. Tanto grito estaba comenzando a hacer que me doliese la cabeza y no tengo ganas de tener que soportar algo así por los chillidos desmedidos del jodido greñudo.
-Me da igual lo que pienses. Comienza a andar. Ya.-repito de nuevo. Como vuelva a gritar, me lo llevo de los pelos y arrastrandolo por toda la calle. Me da igual si me miran raro.

Me cruzo de brazos y hago un mohín. Soy una sombra entre las callejuelas. No lograría atraparme.

-Y si no quiero, ¿qué? ¿irás a chivarte a Sanada?-digo con tono burlón.

Ya está, se acabo. Empieza a dolerme la cabeza y lo único que me faltaba es que se pusiese chulito.
Me comienzo a acercar a él, dispuesto a agarrarle de los pelos y arrastrarle lo que quedaba de camino cuando...
Me paro a medio recorrido.
Se comporta como un niño pequeño, por mucho que lo niegue y...¿cómo se debe de tratar con un niño pequeño? Fácil, ofreciendo algo que les vaya a gustar.
Con una sonrisa de lado, me acerco a él y lo acorralo contra la pared, dejando nuestros rostros muy cerca el uno del otro. Sé que no hacer falta tanta cercanía, ni siquiera el hecho de acorralarle...pero...se podría decir que lo había hecho sin pensar.
-Si lo haces, te daré un premio a cambio.-le suelto, moldeando el tono de voz a uno más taimado.

Choco contra la pared y contengo la respiración, con los ojos abiertos de puro asombro. Trago saliva, nervioso, y al escuchar lo que me dice con ese tono de voz siento que primero me pongo rojo, luego palidezco completamente y luego, creo, vuelvo a mi color normal. No me suena bien lo que dice, p-p-pero me puede la curiosidad.

-...¿A q-qué clase de p-premio te refieres?-pregunto. Me enfado conmigo mismo por haber tartamudeado. No quiero que me vean nervioso en semejante situación; puede hacerse ideas raras...pero reconozcámoslo, ¡yo también me he hecho una idea un tanto extraña!. Ladeo levemente la cabeza. Me puede la curiosidad, pero me da algo de mala espina...

Bien, primer paso logrado. Había conseguido despertar su curiosidad al decir lo del ''premio'', lo cual me dejaba ya el camino bastante despejado para seguir con la estrategia. Al fin resultaba útil el haber tratado con Benmaru.
-Quién sabe.-respondo con un ligero toque de misterio. Me quedo mirandole fijamente a los ojos durante unos instantes, para al poco, separarme lentamente, quedando parado frente a él.-Si lo quieres, camina.

Noto que me mira momentáneamente a los ojos. Ahora que me fijo, sí que eran azul grisáceo, o eso me ha parecido, pero me ha recorrido un escalofrío por la espina dorsal. Trago saliva. Lo normal sería chillarle cuatro cosas y pirarme, pero...¡me tiene muerto de curiosidad!

-....-me despego de la pared y asiento con la cabeza. Estoy tan intrigado como desconfiado, pero me puede más lo primero-Vale, vale... ya....ya voy-murmuro.

De verdad, ¿qué será?

Pues a reaccionado más sumisamente de lo que pensaba. ¿Tanto he despertado su curiosidad que ni siquiera me replica por ordenarle de la manera en la que lo he hecho? ...Voy a tener que mejorar esta estratégia, nunca se sabe cuando me puede ser util.
-¿Ves que fácil?-le digo, pasando a una sonrisa ligeramente burlona y divertida.-De verdad eres como un niño.
Sé que, posiblemente, esté metiendo la pata al soltar eso, pero...era tan jodidamente tentador el hacerle rabiar. ¿Porqué será?

Alzo una ceja, y después vuelve a bajar, ahora para fruncir el ceño. Me cruzo de brazos y hago una mueca de desagrado. Lo normal sería no solo no hacerle caso; también lo sería patearle el trasero por sus comentarios (era una chica, ahora un niño...lo siguiente será una nena...como se atreva...lo mato...).

-Como sea-replico, empezando a caminar. Algo me dice que como estalle, puedo perderme ese premio. No me espero gran cosa, pero siempre me puede más la curiosidad. Siempre me ha podido y seguramente me podrá. Giro la cabeza, a otro lado. No quiero que se me note esa mezcla de enfado y curiosidad, de la cual me puede ésta última.

Realmente...eso sería muy de niño pequeño, pero....bah!

Tengo que estar alucinando, fijo. ¿Sólo con decir lo del premio, y así estaba? Tomada nota mental. Estoy de manipular a la gente no está tan mal, después de todo. Pero no es tan divertido como decir las cosas de frente y demás.
-Ahora soy yo el que debería decir lo de ''tu no eres Kamanosuke'', ¿o no?-digo, recordandole el momento en la terraza en que el hizo lo mismo.

Frunzo el ceño y le hago una mueca de desagrado.

-Es que tienes que reconocerlo-le digo-Normalmente, y repito, normalmente, no me hubieses dado un mísero pocky-le digo. Le doy una patada a otra lada que hay (que mierda de ciudad es ésta, ¿no la limpian o qué? ¿O viven a base de latas en los callejones?)-Y mucho menos me hubieras impedido tirarme desde un ¿cuarto, quinto piso?-le digo.

Pero tiene razón. No me comporto como yo, pero es que...

-Además,....me puede la curiosidad-confieso.-¿Qué es ese premio? Dame un pista al menos!

Ruedo los ojos, reteniendo el suspiro resignado que se me iba a escapar.
-Lo primero fue para que te callaras un rato, y lo segundo, para evitar problemas innecesarios.-respongo, echando un vistazo alrededor. La calle principal tampoco era para tirar cohetes, pero mejor que los callejones estaba. Al menos no había tantas fur...mujeres de dudosa procedencia rondando por allí. O por lo menos a la vista.
-¿El premio? Umm...yo también me pregunto que será~-respondo con un tono intrigante.