Perdiéndome un rato...y encontrando algo de bronca...

No estoy malacostumbrado, lo que se podría decir, a los callejones oscuros. Parte de mi infancia y una parte de la adolescencia, cuando podía, pasó entre estos callejones, apaleando y siendo apaleado. Hace ya años de eso y creo recordar que en los últimos cuatro años no he tenido broncas buscadas. Respiro el aire de las callejuelas. No está ni mucho menos limpio, pero me trae una desagradable nostalgia.
Le doy una patada a una lata, ignorando a toda mujer de mala vida que pueda haber ahí y sin prestar la más mínima atención a quien pase a mi lado.

-Ey, guapa, ¿qué haces por estos callejones?-oigo decir a varios metros de mí. No le presto atención, pues he visto antes a una mujer de esas cerca, así que ni me inmuto, pero...

-Pelirroja, estar sola a estas horas por aquí es peligroso...-esta vez la voz viene tras mi espalda, y ladeo levemente la cabeza-¿Quieres que te acompañemos un trecho, muchacha?--son una panda de tios pirados y tienen pinta entre borrachos y drogados. No me dan buena espina, pero eso no se me ha pasado por la cabeza...Lo más importante primero es que...me...han...llamado...MUJER.

-Venga, guapa, nosotros te protegeremos--chifla uno, siendo vitoreado por los demás. Antes de que pueda siquiera ponerme la mano en el hombro, me he dado la vuelta y le he pegado un puñetazo en la boca del estómago. Cae al suelo y le pateo las costillas. Ay, como descarga esto.

-Que sepas, gilipollas, que soy un tío-le digo, fríamente. Siento que me duele la herida del labio y me doy cuenta de que estoy sonriendo maquiavélicamente. Me arde la sangre y miro al resto del grupo, que parece sorprendido.

El olor a calle sucia, los golpes, las peleas, esa actitud.... Son los viejos tiempos.

Giro en otra calle...sin salida. Chasqueo la lengua con molestia, solo a mi me pasa esto. ¿Cómo me he podido perder? No tengo un sentido de la orientación muy para tirar cohetes, pero eso es una cosa y...¡llevar más de media hora dando vueltas otra! ¡¿Cómo narices hacian las calles aqui?!
Retrocedo y sigo por la misma calle, girando...¡bien, esta tiene salida!
Continuo caminando, ignorando a cuenta persona me cruzo, incluso a las...bueno, dejemoslo en mujeres de dudosa procedencia. Y es entonces cuando escucho unas voces delante mia...
Tengo dos opciones: seguir adelante e ignorar lo que vea, o volver atrás y encontrar otro camino.
De acuerdo, elijo la primera, no pienso volver a dar vueltas más tiempo como un subnormal.
Sigo mi camino, hasta que...dios, dime que no es verdad. Es una alucionación, ¿cierto?
-Ese jodido greñudo...-murmuro, llevandome una mano al rostro. No me lo creo...Rápidamente me acerco y apartando a uno de los tipos de una patada y a otro de un puñetazo, le cojo de la muñeca y haga que me mire de frente.-¡¿Qué cojones crees que estás haciendo?!

Siento un tirón en la muñeca, pero veo que es alguien conocido. La sangre no me hierve tanto al ver a Saizo, supongo que porque mi cerebro no lo detecta como enemigo.

-¡Me estaban acosando!-le contesto. ¡Ni que empezara yo todas las peleas, no te jode!. Hago una mueca de dolor al volver a la realidad por culpa del labio partido. Joder, como da por culo la mierda heridita, ostias. El hombre que casi me toca el hombro (casi, casi....) se levanta con la mano en el estómago. Tiene un hilo de sangre en la boca y le contemplo con algo que debe de ser una grandiosa mueca de asco.

-Mirad a la muchachita, si tiene un príncipe que viene a salvar...--Espero que esa patada en el estómago le haya enseñado algo.

-Ves?--le recrimino a Saizo. ¡Que han empezado ellos, jodeeeer~!

Ruedo los ojos ante su contestación.
-¡Haberlos ignorado!-repongo en el mismo tono molesto. No sé ni porqué le estoy ayudando, pero da lo mismo.
Cuando escucho al hombre decir eso, nota la venita palpitar en mi sien y al ver como cae de nuevo, a causa de una patada Kamanosuke en su estomago, en cierto modo me alegra.
-Según veo, no es él quien necesita que vengan a rescatarle.-digo, acercandome al tipo que había hablado y pisandole con fuerza el estómago, sin importarme si le rompia una costilla, dos, tres o todas, mientras me crujo los nudillos.-¿Qué te parece la ambulancia? ¿O prefieres el coche de la funeraria directamente?-finaliza, sonriendo sádicamente.

Cuando le veo patearle el estómago, no sé si reírme dementemente o decirle que pare. Cualquier de las dos opciones me fijo que es igual de estúpida, pienso, al acercárceseme otro de esos idiotas. Joer, ¿es que tengo pinta de pequeñito o qué? No, vienen a por mí, aparte de demostrar un gran compañerismo por el tipo al que Saizo está pateando. Retrocedo inconscientemente y me lanza un puño.

Voy a reconocer com toda mi humildad, que soy muy rápido. O él, muy lento, pero me deshago de él con una fácil tanda de palizas. Ahora sí que es como en los viejos tiempos. Oigo por ahí un "Joder con la princesita" y al que ha dicho eso (que sí, ¡te he óído!) no tardo en cojerle del cuello. Los demás están inmóviles en el suelo. Es más grandullón que yo, pero eso no me impide apretar mi mano alrededor de su gargante. Sí....como los viejos tiempos...

-Algo me dice-le sonrío-Que vas a retirar tus palabras una a una, ¿a que sí?-No le dejo responder y cierro con más fuerza la mano en torno a su cuello. Luego le agradeceré a Saizo mientras me dure la euforia su ayuda...

Estos tipos no son más que basura. No creo siquiera que merezca la pena liarse a ostias con ellos, pero algo me dice que tampoco nos van a dejar largarnos de aquí así como así.
-Qué bien empezamos.-digo, sin perder la misma sonrisa sádica del rostro mientras clavo mi mirada en el tipo al que pateo, dandole una ultima patada y parando el golpe de otro que se lanza a por mi en ayuda de su compañero caído.-Uno menos y tu eres el siguiente.- digo, mirandole con burla, agarrandole de la cabeza y dandole con la rodilla, partiendole la nariz. Suelto una carcajada, sin importarme que mis pantalones estén ahora algo manchados de la sangre de ese tipo. Como desahogaba esto.

Termino de apretarle en el cuello y miro como despertándome de un trance, que lo he dejado sin aire y se ha quedado inconsciente. Hago una mueca de asco y lo lanzo al suelo. Ahora me encontraba mucho mejor.

-Ahora comprendo porqué frecuentaba estas calles hace años-murmuro. Luego miro a Saizo. Parece que también se ha dado un buen festín, pero ya no queda ninguno en pie y a la larga se ha hecho demasiado rápido. -Ya está, creo que se acabó la diversión-le digo. La verdad es que no tienen pinta de poder despertar hasta unas horas. Miro mis manos, y enhalo un largo suspiro. Solo espero que esta paliza tan simpática no manche mi historial de ninguna manera.

Dejo caer al que estaba golpeando, haciendo una mueca de desagrado. Mucho hablar y luego, ¿en qué quedaba todo? En palabras simples y carentes de sentido. Si de verdad quieren ganar una pelea, que se lo tomen más en serio. Aunque, por un lado era bueno, por otro no le hacía gracia ganar de manera tan fácil.
-Una jodida perdida de tiempo, eso es lo que ha sido esto.-digo, colocandome bien la ropa y mirando con una mueca las manchas en esta. Como no salgan, me voy a cagar en todo lo que se menea.-¡Joder!-mala suerte la mia, mierda. ¡Era la camiseta que más me gustaba de las que tenía!

Alzo una ceja cuando veo que maldice, y me pregunto con cierta curiosidad que será. Me pongo a su lado y miro sin demasiada emoción las manchas de sangre. Ah, eso.... Ahora que me fijo, mis pantalones también se han manchado, pero a mi no me preocupa tanto.

-Eso se va con agua fría-le digo, poniéndome de espaldas a él y poniendo las manos en mi nuca. Me he quedado más tranquilo-O con leche. Cualquiera sirve

Doy varios pasos en dirección a la salida. A todo esto, me pregunto que hacía él por aquí.

-No te veía yo cara de pandillero-le reconozco-¿Cómo has acabado por aquí?-le pregunto. Pura curiosidad. Podré apuntar que calles y cuales no tomar la próxima vez.

Le sigo. Aunque me pese, me da que el sabe mejor por donde ir y, total, ya no pierdo nada. Ambos vamos para el mismo sitio asique ya puedo despreocuparme sobre la dirección a tomar. O eso creo...
-Sólo estaba dando una vuelta.-respondo, volviendo a meter las manos en los bolsillos.-Te dije que te cortaras las greñas.
Si es que el muy cenutrio...si hiciese más caso a lo que le dice la gente, no se metería en tantos problemas. Pero noooo, ¿para qué escuchar a los demás? Cierto, yo tampoco lo hago muy a menudo. Pero son motivos diferentes. Yo no parezco una chica. Si lo que quiere es que la gente no lo confunda, que se corte las melenas.Él se evita problemas y yo me evito tener que salvarle el culo cada dos por tres. Aunque...¿salvarle? Bagh, lo dudo. Llegaría apaleado, pero igualmente vivo.

Me doy la vuelta sobre mis talones y le saco la lengua, haciéndole una mueca.

-Estoy harto de tus consejos de estética-le digo.-Te digo que no son greñas-le vuelvo a repetir, dándome la vuelta. A ver... sí, recuerdo esta calle. Me pregunto si de verdad estaría dando una vuelta por aquí ese idiota, pero es obvio que no le creo-Me volvería a crecer deprisa. No me serviría de nada-repongo, chasqueando la lengua-Peligroso lugar para dar una vuelta. Te has perdido realmente, o qué?-pregunto, divertido. La verdad es que sería comprensible. Estas calles no son para dar una vuelta con la esperanza de que en unas horas salgas a la luz, al menos...sin ninguna herida.

Le lanzo una mirada molesta. No si al final el jodido va a tener sus puntos agudos y encima cuando menos encarta.
-El por donde pasee o deje de pasear no te incumbe.-respondo cortando y rayando lo borde.-Pues allá tú. Ya ves lo que pasa por el estúpido capricho de tener las greñas largas. Aunque tampoco les culpa.-añado eso último con algo de sorna.
No era un secreto para nadie que, cuando por primera vez nos conocimos, pensé que, sin lugar a dudas era una tia. Y había veces que aún me lo seguía preguntando. Y luego decía el friki de Sasuke que la naturaleza era sabia. ¡Ja!

Hago un mohín de desagrado y pongo las manos en los bolsillos. Eso es verdad. Si me corto el pelo, tal me confundan menos con una mujer, pero me crece demasiado rápido y no es plan.

-Es mi forma de ser-intento coartar. Me gusta como soy. En parte-¿Qué problema tienes tú con eso?-le replico, molesto. En eso sí tengo curiosidad. ¿Por qué siempre se mete con mi pelo? ¿O con mi aspecto? Porque normalmente, a la primera tanda de ostias quedaba claro que no es seguro provocarme con eso, y mira que Saizo ha recibido palizas mías (y viceversa) en todos estos años de conocernos.

Si intenta psicoanalizarme, la lleva clara. Además, sé que sabe que tengo razón.
-Ninguno en concreto.-digo, encogiendome de hombros y mirando hacia adelante, a ningun punto en concreto. La verdad es que, si me fijaba en el tiempo que habíamos convivido, a parte del intento de arrearle un par de ostias Isanami aquella vez, no tenía ningun motivo especifico para odiarle o meterme con él. Era que, simplemente me desesperaba la mayor parte de las veces, y por otro lado, la extraña afición por burlarme de él de vez en cuando...o casi todo el tiempo. Además de su actitud de ''soy un tío, pero llevo el pelo largo como una tia''.
-Lo mismo te podría preguntar yo a ti, ¿no crees?-añado, clavando nuevamente mi mirada en él.
No sé como hemos empezado a hablarnos de manera tan civilizada...Debe de ser un milagro...

Me giro de nuevo, con un nuevo mohín de enfado.

-Lo mío es más razonable-respondo-Siempre estás metiendote con mi aspecto o mi forma de ser-le recrimino. Noto como se me hincha una venita y le doy otra patada a una lata tirada por el suelo, que choca contra un contenedor de basura. Oigo un maullido de ahí, y miro algo preocupado el cubo. ¡Ay, no, yo no quiero hacerle daño a los gatos!

Antes de quererme dar cuenta, creo que he demostrado demasiada preocupación por un gato (me suele pasar, pero sé que se las apañan solos), así que vuelvo a hacer un rictus de queja antes de que pueda darse cuenta.

-Hum! Eres insoportable!-le digo, dándome la vuelta y caminando más rápido.-Te comportas igual que cuando eras un niño-le replico. En parte, es verdad. Me pregunto cuántos años exactamente lleva chinchándome por mi aspecto.-Además, si no te gusta, es tu problema-le repito.

Sin poder reprimirlo, suelto una carcajada cargada de ironía.
-¿Y tu si has cambiado, no? Ahora va a resultar que soy yo el único cabrón aquí.-y todo ello seguido de un bufido molesto. Ahora salía con esas. Yo también soy como soy, y tampoco piensa cambiar.-Además, es tu problema que te piques tan fácilmente.-añado al instante.
Y es verdad. Siemplemente le suelto una burla y él es el que hace un mundo de un grano de arena.
-Y no vuelvas a decir eso de que "lo tuyo es más razonable", porque tu haces exactamente lo mismo.

Cuando me pregunta si he cambiado, me detengo. Lo demás también me causa una cierta impresión, pero no quería preguntarme lo primero. Saco la mano de mi bolsillo y la miro. Con ella he dejado sin aire al de antes. También he pegado a muchos compañeros, a muchos niños (cuando yo también lo era) años atrás. Menuda vida, a la larga, ¿no?. Chasqueo la lengua. Era la forma de vida más razonable para mí.

-No-susurro, con una mueca cargada de desagrado-No he cambiado-Introduzco de nuevo la mano en el bolsillo y reanudo el paso-Y es razonable en parte. Si siempre me picas, tendré que responder-comento. Luego ladeo la cabeza para mirarle con una mueca-O al contrario, ¿qué harías? ¿Llamarme pusilánime?-chasqueo la lengua y vuelvo a doblar una esquina del callejón. Esa es otra, que mucho picarme, pero me necesita para salir (aunque no lo reconocerá JAMÁS...)

Menudo idiota...

-Yo prefiero decirte cabeza hueca.-respongo escuetamente, cruzando los brazos tras la nuca.-Y, sobre lo otro, reconoceré por esta vez, y que no sirva de precedente, que estamos en empate.
Definitivamente la peleucha esa me había dejado de buen humor y todo, sin motivo aparente, pero de buen humor. Algo me decía que dentro de poco me arrepentiría de haber pronunciado esas palabras, pero, ahora mismo, ¿que más me daba?
-La próxima vez procura no meterte por callejuelas tan peligrosas-añado, dejando un momento de silencio para que interpretase la frase a su manera para, a los pocos segundos, soltar lo que sigue.-O me tocará rescatarte de nuevo.

Suelto un bufido de resignación y ladeo la cabeza.

-Como sea-respondo, a lo primero-Y en cuanto a lo de salvarme.... Podía yo solo con esos idiotas-le aseguré-Es más...de haber tenido un arma de cadena a mano, eso hubiera sido una matanza-le aseguro de nuevo. Me muerdo la mejilla por dentro y sigo adelante-Pero bueno. G...Gracias-

Joder!¿"Gracias"? ¿"GRACIAS"? Yo es que tengo que ser gilipollas. El aire cargado de esas callejuelas te ha dejado la cabeza hueca, como dice el imbécil ese. Me arrepentiré de esto el resto de mi existencia...

Abro los ojos ampliamente y le miro, quedandome clavado en el sitio, incrédulo. Dios, que alguien me pellizque...¡¿Acaba de darme las gracias?! No, debe ser mi imaginación...Ya está, me han dado un buen golpe y ahora mismo estoy K.O. en el suelo y...¡Ni de coña! ¡Es él! ¡¿Qué se ha tomado mientras no le veía?! ¡Es que no puede ser verdad!
Es decir, ninguno de los dos decimos un "Gracias" tan a la ligera, y, ahora...¡me lo a soltado como si nada!
-...Fiebre...-suelto en un quedo murmullo, aun incredulo y con la mirada clavada en él.-Tienes fiebre. Es eso o que has tomado algo de dudosa procedencia.-continuo hablando en el mismo tono.

Giro sobre mis talones para enfrentarme a él.

-¿¡Qué pasa!?-le recrimino-¡Soy un ser humano y tengo a veces mis puntitos de educación!-le espeto. Siento que me arde la cara. Sí, yo también estoy más afectado por haberle dado las gracias que él por haberlas recibidas. Ese no soy yo. Me doy la vuelta y camino más rapidamente-¡Da igual!-exclamo, mientras hago una mueca.

Yo tampoco entiendo muy bien a que viene mi puntito de educación. Acabo de salir de una pelea y...debe de ser eso, que me ha animado o algo.

Tras unos segundos de confusión, le sigo, aumentando también la rápidez de los pasos. ¡Si lo perdia de vista, ahora sí que podía despedirme de dormir en mi habitación!
Pero es que, ¡¿cómo pretendía que reaccionase ante eso?! No es que pensase que el greñudo no sabía de la existencia de esa palabra, aunque lo había dudado varias veces, sino que...¿diciendosela a él de entre toda la gente?
Siento como un ligero rubor asoma también a mis mejillas, y frunzo el ceño. Bueno, quizás por esta vez...podría hacer una excepción, y ya que el me había agradecido...
-No hay nada que agradecer.-suelto de sopetón, colocandome a su lado y dandole unas palmaditas en el hombro, desviando la mirada a otro lado. Me voy a arrepentir de haberlo hecho.........

Giro la cabeza con tanta velocidad que creo que he oído crujir varias vértebras. Auch. Pero ese es otro tema. ¡Ostias, que está respondiendo con educación!

-Eh...-intento titubear algo, pero no me salen las palabras. Veo que tiene un ligero rubor en las mejillas y siento que las mías arden más, así que giro la cara más rápidamente para que no me vea. Si ve mi rubor, ahora si que estaré perdido. Con cualquier comentario de lo muy mujercita que me parezco o cualquier cosa. Me pellizco el brazo. No me creo que tengamos una conversación civilizada, y siento un escalofrío cuando me da unas palmadas en el hombro. Inconscientemente, me alejo. No soy muy dado a contactos que no sean palizas callejeras o cosas así. No a gestos de agradecimiento. Se me hace raro.

-O-olvídalo-logro tartamudear. Señalo con el brazo a una calle que hay más allá-Si giras por ahí a la derecha, llegarás a la calle principal-le digo. Eso, vete. No, espera. Espera, sí, mejor...vete, ¿no? Bah!

Dejo caer la mano al lado de mi cuerpo. Para una vez que le hablaba como dios manda y, con todo mi esfuerzo, intentaba ser amable, dentro de lo que cabe, con él. ¿Va y lo rechaza?
Miro a la calle que me señala, ligeramente distraído,...y recaigo en la totalidad de sus palabras. Adiós rubor, adiós buena onda. Giro el rostro y le miro fijamente, con el ceño fruncido.
-Y tu vienes también, por supuesto.-digo, poniendo los brazos en jarras y mirandole con la advertencia pintada en la cara, remarcando la seriedad impuesta en mis palabras.-Ni sueñes que vas a seguir correteando por aquí muchos más. Una pelea de estas al día es suficiente. Camina.-le ordeno, señalandole la calle que el mismo que había indicado.

-Eh?!-exclamo. Luego hago un mohín-No eres quien para darme órdenes! Ya te he dicho que por ahora puedo solo!-me excuso.

No estoy acostumbrado a que me traten bien, menos él. Anda que...

-No te perderas por esa calle-le repito. Ya no necesita de guía y yo tengo que...¿refrescarme? las ideas. Aunque bueno, con este aire tan turbio, no se yo. Me cruzo de brazos y miro para otro lado. No me va a mover de aquí a la fuerza-Así que no te p.....-bah, preocuparse el idiota este? Hm.-Te acompañaré hasta la salida, pero ya está.