Habitación 01 - Edward Elric y Aoyagi Ritsuka

Volví un momento al dormitorio antes de ir a la cafetería de la ciudad al recordar que aún llevaba en la mano la toalla. La dejé secando y cogí algunas de las hojas del trabajo de Marcoh, quizás pueda empezar a leerlos mientras estoy en la cafetería. Cerré la puerta y me alejé por los pasillos.

Entré al dormitorio y cogí el resto de las hojas que componían la investigación de Marcoh. Después salí de allí en dirección a la biblioteca.

Entré rápidamente y dejé las hojas de las investigaciones de Marcoh de nuevo en el doble fondo del armario. Cerré el armario y decidí ir a hablar con Yami - sensei. Siempre me relajaba hablar con ella, y además me tenía que decir la cantidad de material necesaria para crear el recipiente que me pidió. Salí de mi habitación y me dirigí hacia los dormitorios de los profesores a probar suerte allí.

Entré en el dormitorio, y vi allí a mi compañero ordenando sus cosas. Cogí mi portátil, que estaba encima del escritorio, y abrí seguidamente mi armario. Cogí la maleta y metí toda la ropa dentro, no sabría por cuánto tiempo tendría que estar fuera. Metido todo, cerré la maleta y me dirigí hacia la puerta. -Escucha, voy a tener que estar fuera unos días, quizás semanas, no lo sé. Me apena que no hayamos podido hablar tranquilamente, pero supongo que cuando esté de vuelta podremos hacerlo. Adiós...- salí de allí, en dirección a la ciudad.

Entré en el dormitorio, y empecé a vaciar la maleta. No había nadie ahora en la habitación, así que en cuanto acabase saldría a los baños termales antes de que me volviese el cansancio. Dejé dentro de la maleta todo lo que guardaba relación con Leónidas: la ropa, las lentillas y los tintes. Sabía que tarde o temprano tendría que volver a ser Leónidas, de modo que cerré la maleta y la guardé debajo de la cama. Me descolgué el maletín del portátil y lo dejé encima del escritorio. Cogí mi goma para hacerme de nuevo la trenza, que con las prisas no me la había hecho antes de salir del hotel, y me guardé en el bolsillo la que me había dejado Ai ayer. Después, salí de la habitación, rumbo a las aguas termales...

Entré en mi habitación y me tiré en la cama directamente, con una sonrisa en la cara. Tenía la sensación de que dormiría bien esta noche. De pronto, una sensación recorrió mi cuerpo. Tenía el presentimiento de que el Ángel me visitaría de nuevo en mis sueños. ¿Es que no me iba a dejar en paz aunque fuese esa noche? De todos modos, me resigné al saber que no lo podría remediar, así que cerré los ojos y me quedé dormido, tanta emoción me había agotado...

De nuevo, un escenario oscuro, y sentía otra vez ese frío extraño. Ésta vez, fui yo quien habló primero.
-¿Y bien? ¿Qué quieres ahora?-
"Jijiji... vamos, no te pongas así, sólo te vengo a decir algo que te resultará beneficioso... es respecto a lo que te acabo de devolver... jijiji..."
-¿Qué le has hecho a mi Alquimia? Espero que no la hayas limitado o algo parecido...- mi voz sonaba amenazante, aunque sabía que no podría hacer nada realmente, ni siquiera se mostraba, sólo se oía su voz y sólo se veía oscuridad allá donde mirase.
"Oh, vamos... no te molestes, que es algo bueno... más que limitarla, como tú dices, he decidido compensarte por haber sido tan paciente y haber perseverado hasta darle las fuerzas necesarias para que recuperase sus sentimientos hace un rato. Sigamos que... le he añadido unas "mejoras"... jijiji..."
-¿De qué se trata exactamente?-
"Mmm... de acuerdo, te lo diré, pero no te acostumbres... jijiji... ¿recuerdas cuando te concentraste tanto para controlar el agua con tu habilidad? Pues digamos que... ahora podrás controlar cualquier elemento, sin tener por ello que concentrarte tanto... sería como si lo llevases haciendo desde siempre... y hay otra cosa... cuando consigas cumplir cierto requisito... podrás utilizar tu habilidad para transmitir una pequeña parte de tu alma... o pequeñas partes... a uno o varios objetos... o personas... auqnue eso no seignificará que poseas a esas personas... en fin, creo que ya lo descubrirás... ahora, desp..."
Se me había ocurrido una idea algo descabellada al oír lo de transmitir parte de mi alma a otras cosas... así que antes de que dijese lo que iba a decir, le interrumpí.
-¡Espera! Por favor, dime qué requisito es ése. Necesito cumplirlo cuanto antes para utilizar esa habilidad...-
"Jijiji... veo que no se te escapa una, creo que ya sé lo que estás pensando... está bien, te lo diré, creo que ya has sufrido bastante esperándola y aguantando sus fríos comentarios antes de que consiguieses sacarla... el requisito es... que tienes que conseguir que tu parte impulsiva, como tú la llamas, se haga uno con tu ser, con tu "yo" de siempre... para ello, lo único que debes hacer es... hacer algo que es propio de tu parte impulsiva, pero sin haber dejado que esa parte tome parte en esa acción... no puedo decir más, eres un chico listo, podrás conseguirlo... ahora, despierta..."
Me di por satisfecho, y esperé a aparecer en mi dormitorio de nuevo.

[...]

Desperté algo temprano, y decidí salir a tomar algo en la cafetería, mientras recapacitaba sobre éste último sueño. Me duché antes de irme, me vestí y me dirigí hacia la cafetería.

Entré en mi dormitorio tras haber entrenado en los jardines, y abrí el armario. Choqué mis palmas para quitar el doble fondo de mi armario, y cogí las investigaciones de Marcoh. Volví a poner el doble fondo con otro choque de palmas, y salí de la habitación en dirección a la biblioteca.

Entré, guardé rápidamente las hojas en el doble fondo del armario y salí hacia la clase de Yami - sensei.

Entré en el dormitorio, y decidí dejar lo de la Piedra para otra ocasión. Me sentía exhausto, supongo que por el entrenamiento de antes y por haber probado ésta nueva habilidad de transmisión del alma para probarla. Me tumbé en la cama, y pensé: -Gracias por las "mejoras"... aunque sigo sin entender por qué me ayudas..." lo pensé antes de dormir porque no volví a notar esa sensación de ayer de que me fuese a "visitar" de nuevo en sueños... cerré los ojos y me quedé profundamente dormido...

Me levanté de la cama, estirándome. Como había supuesto, ésta vez había dormido bien, sin "visitas" de ningún tipo. Me metí en el baño y me fijé en que tenía algo hinchada la frente, donde me había golpeado la columna que me dió en plena cara durante mi entrenamiento de ayer. Suspiré, al menos no me dolía. Me metí en la ducha, pensando en ir más tarde al hospital... o quizás hasta me dé por probar suerte en la enfermería... salí de la ducha y me vestí. Después de estirar un poco más, decidí salir de la habitación, cerrando la puerta tras de mí.

Entré en mi dormitorio, extasiado, y me tiré en la cama sin pensármelo dos veces. Casi al instante, me quedé dormido, pensando en todo lo que había pasado hoy...

Me desperté mucho después, la verdad es que había dormido muy bien esta vez, sin "visitas" en los sueños ni nada parecido. Me levanté, y decidí ir al lago a descongelarlo, parecería raro ver todo lo que había hecho allí de un día para otro. Me di cuenta de que no tenía mi gabardina, pero no le di importanvia. Así sería inevitable que Hikari y yo nos tuviésemos que ver antes de que se fuera. Cerré la puerta detrás de mí y me dirigí hacia el lago.