Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
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Gakuen Shiroi :: Staff :: Papelera :: Dormitorios
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Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Tal y como me imaginé, se percató enseguida de a qué me refería, pero había cometido un grave error en sus deducciones: ¿cómo se atrevía a pensar siquiera que lo hice voluntariamente? La acusación en sí y el hecho de recordar el momento en que me desperté aquel día y comprobé el estado de mi cuerpo me irritaron sobremanera. Por si fuera poco, parecía que no iba a ceder, ese orgulloso con complejo de dominante... Su silencio me estaba impacientando, pero lo que tenía claro era que si no cedía, yo no seguiría, por mucho que me molestara, me irritara y me frustrara de sólo pensarlo.
Entonces, sorprendentemente, lo aceptó. ¿Había escuchado bien? ¿Estaba dispuesto a dejarme a mí al mando? Cerré los ojos, aliviado. No iba a preguntarle qué lo había convencido y no le daría oportunidad de cambiar de opinión. Lo miré con una sonrisa burlesca, dirigí las manos hacia la cinturilla de los bóxer y se los fui bajando mientras le decía:
—Te haré gemir como nunca lo has hecho y disfrutarás tanto que la próxima vez serás tú mismo el que ruegue volver a ser la "presa". —Terminé de quitarle los bóxer y los lancé al suelo—. Te lo advierto: tu orgullo de "dominante" corre un grave peligro.
Le agarré la entrepierna y la apreté con fuerza sin quitarle la vista de encima, observando cada uno de sus gestos como un depredador. Acababa de empezar el juego de caza y él era mi presa. Pero antes de devorarla, tenía que marcarla, para que los demás depredadores no se atrevieran siquiera a acercarse a ella, y... aún me quedaba una parte por marcar.
Ensanché la sonrisa ante mis propios pensamientos, le sostuve la mirada largo rato sin apenas pestañear y, al fin, bajé la cabeza hasta estar a la altura de su miembro. Comencé por darle una tímida lamida en la punta; tuvo una reacción inmediata tanto en él como en mí, sentía tanto calor que pensé que iba a prenderme en llamas de un momento a otro y eso me impulsaba a seguir más y más... Lo cubrí con mis labios, me agaché más para delinearlo con la lengua de arriba abajo y volví a introducírmelo en la boca hasta donde me permitía mi cavidad bucal, me lo saqué y repetí el movimiento un par de veces antes de sacármelo por completo, conteniendo un jadeo. Sabía que si hubiera continuado un poco más, se habría corrido, sus gemidos me lo indicaban, y no quería llegar a eso, no aún. Al fin y al cabo, mi objetivo era sólo marcarlo.
—Recuerda que te dije que te marcaría en otras partes... —le dije con picardía y con una media sonrisa de superioridad en cuanto me puse de nuevo a su altura.
Entonces, sorprendentemente, lo aceptó. ¿Había escuchado bien? ¿Estaba dispuesto a dejarme a mí al mando? Cerré los ojos, aliviado. No iba a preguntarle qué lo había convencido y no le daría oportunidad de cambiar de opinión. Lo miré con una sonrisa burlesca, dirigí las manos hacia la cinturilla de los bóxer y se los fui bajando mientras le decía:
—Te haré gemir como nunca lo has hecho y disfrutarás tanto que la próxima vez serás tú mismo el que ruegue volver a ser la "presa". —Terminé de quitarle los bóxer y los lancé al suelo—. Te lo advierto: tu orgullo de "dominante" corre un grave peligro.
Le agarré la entrepierna y la apreté con fuerza sin quitarle la vista de encima, observando cada uno de sus gestos como un depredador. Acababa de empezar el juego de caza y él era mi presa. Pero antes de devorarla, tenía que marcarla, para que los demás depredadores no se atrevieran siquiera a acercarse a ella, y... aún me quedaba una parte por marcar.
Ensanché la sonrisa ante mis propios pensamientos, le sostuve la mirada largo rato sin apenas pestañear y, al fin, bajé la cabeza hasta estar a la altura de su miembro. Comencé por darle una tímida lamida en la punta; tuvo una reacción inmediata tanto en él como en mí, sentía tanto calor que pensé que iba a prenderme en llamas de un momento a otro y eso me impulsaba a seguir más y más... Lo cubrí con mis labios, me agaché más para delinearlo con la lengua de arriba abajo y volví a introducírmelo en la boca hasta donde me permitía mi cavidad bucal, me lo saqué y repetí el movimiento un par de veces antes de sacármelo por completo, conteniendo un jadeo. Sabía que si hubiera continuado un poco más, se habría corrido, sus gemidos me lo indicaban, y no quería llegar a eso, no aún. Al fin y al cabo, mi objetivo era sólo marcarlo.
—Recuerda que te dije que te marcaría en otras partes... —le dije con picardía y con una media sonrisa de superioridad en cuanto me puse de nuevo a su altura.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Sonreí irónicamente al escuchar lo que me dijo, se veía bastante confiado y eso me divertía, pero estaba equivocado en algo, por mucho que me gustara, tenía claro que la próxima vez sería el quién pondría el trasero y le haría saber que no es tan doloroso como parece ser que fue su primera experiencia. Lo miré sin apartar la mirada de sus ojos y cuando me bajó el boxer y me sujeto la entrepierna con fuerza estiré la cabeza hacía atrás dando un ronco gemido, había estado esperando tanto por un contacto directo que mi reación fue algo desmesurada, con el corazón desbocado acomodé la cabeza en el colchón y rodé las pupilas hasta él, verlo justo a escasos centímetros de mi pene me hacía extremecerme violentamente, no sólo por el hecho de que me parecía una visión de lo más sexy, si no porque podía sentir su desbocada respiración chocar con mi hombría y eso ya de por sí me exitaba tanto que me frustraba.
Dejé escapar un suspiro y bajé una de mis manos hasta su cabello, él, justo cuando le puse la mano en la cabeza, le dio un lametón a mi pene y no pude evitar soltar un sensual gemido mientras cerraba los ojos con fuerza, no me hizo esperar y empezó a mordérmela y a lamerme toda mi longitud de una manera provocativa y exitante, me era imposible retener los gemidos ahora mismo, sólo pensaba en correrme, y si seguía a ese ritmo probablemente lo haría en poco tiempo, dando un sensual suspiro me incorporé con mi otro brazo e incrementé con la mano que tenía en su cabeza la subción que ejercía en mi entrepierna, el placer cada vez era más y más insoportable, sentía como sus dientes me arañaban, como su lengua me lamía rápidamente y como sus labios subcionaban de forma enloquecedora, era demasiado, no podía aguantar más...
mis gemidos se volvieron más desesperados e incluso él parecía que lo disfrutaba ya que podía escuchar los suyos acompasando los míos propios, a cada subción que daba, rme relamía completamente extasiado y ya, al borde del orgasmo, eché la cabeza hacía atrás preparado para correrme, pero para mis desgracia no fue así, ese bastardo se paró justo cuando estuve a punto de llegar al orgasmo, bajé la mirada rápidamente hacía él con el ceño fruncido y tiré de su cabello cuando escuché lo que dijo.
—¿y a qué esperas entonces, bastardo? no te conviene hacerme enfadar ya que podrías quedarte sin meter ésto... —remalqué la última palabra mientras le agarraba con fuerza el pene y seguí— ...en un lugar que sé que te mueres por probar.
Sonreí de medio lado y lo atraje poniéndole una mano en la nuca.
—Creía que me ibas a hacer gemir y disfrutar como nunca, pero no estoy provando nada nuevo ¿sabes? —provoqué mientras soltaba su pene y empezaba a pasarle la punta de la lengua por sus labios y tiraba de ellos con los dientes, luego me separé de él lo justo para mirarle a los ojos y sonreí divertido.
Dejé escapar un suspiro y bajé una de mis manos hasta su cabello, él, justo cuando le puse la mano en la cabeza, le dio un lametón a mi pene y no pude evitar soltar un sensual gemido mientras cerraba los ojos con fuerza, no me hizo esperar y empezó a mordérmela y a lamerme toda mi longitud de una manera provocativa y exitante, me era imposible retener los gemidos ahora mismo, sólo pensaba en correrme, y si seguía a ese ritmo probablemente lo haría en poco tiempo, dando un sensual suspiro me incorporé con mi otro brazo e incrementé con la mano que tenía en su cabeza la subción que ejercía en mi entrepierna, el placer cada vez era más y más insoportable, sentía como sus dientes me arañaban, como su lengua me lamía rápidamente y como sus labios subcionaban de forma enloquecedora, era demasiado, no podía aguantar más...
mis gemidos se volvieron más desesperados e incluso él parecía que lo disfrutaba ya que podía escuchar los suyos acompasando los míos propios, a cada subción que daba, rme relamía completamente extasiado y ya, al borde del orgasmo, eché la cabeza hacía atrás preparado para correrme, pero para mis desgracia no fue así, ese bastardo se paró justo cuando estuve a punto de llegar al orgasmo, bajé la mirada rápidamente hacía él con el ceño fruncido y tiré de su cabello cuando escuché lo que dijo.
—¿y a qué esperas entonces, bastardo? no te conviene hacerme enfadar ya que podrías quedarte sin meter ésto... —remalqué la última palabra mientras le agarraba con fuerza el pene y seguí— ...en un lugar que sé que te mueres por probar.
Sonreí de medio lado y lo atraje poniéndole una mano en la nuca.
—Creía que me ibas a hacer gemir y disfrutar como nunca, pero no estoy provando nada nuevo ¿sabes? —provoqué mientras soltaba su pene y empezaba a pasarle la punta de la lengua por sus labios y tiraba de ellos con los dientes, luego me separé de él lo justo para mirarle a los ojos y sonreí divertido.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Su reacción impaciente me decía que estaba deseando tanto como yo que empezara de una vez. Por supuesto, yo no iba a negarlo: me moría de ganas. Al fin y al cabo, era el lugar más importante que me quedaba por marcar. Si después de aquello él tenía pensado volver a actuar como si nada hubiera ocurrido, de olvidarse de todo y odiarme por recordarme en cada momento, me aseguraría de que su odio fuera esta vez mayor, porque las marcas que le había hecho en el pecho y el cuello desaparecerían, pero aquella no.
Me impacientaba por momentos y lo peor era que cada palabra y gesto suyos me desesperaban más y me provocaban de tal manera que sólo podía pensar en dominarlo cuanto antes. No quería dejarme dominar por el fuerte impulso que me instaba a hacerlo sin delicadeza alguna, por el depredador interior que rugía por devorarlo. Podría sonar extraño ya que nunca me preocupaba por si era demasiado brusco o no, pero era demasiado tarde para negar que no me quería hacerle daño —en ese aspecto, no negaba una futura paliza—. Quizá fuera porque yo mismo lo había sentido y el dolor no se equiparaba a la rabia, impotencia y humillación que sentí. Además, quería hacerlo gemir, saber que yo y sólo yo era el causante de sus gemidos... y el dolor no entraba dentro de mis planes.
Le cogí la mano que me sujetaba de la nuca y me la llevé a la boca. Le lamí los dedos con lentitud, deteniéndome a saborearlos con lascivia. No pude evitar recordar lo que había saboreado hacía tan sólo unos minutos y el sólo pensamiento provocó que un placentero cosquilleo me recorriera el vientre, como consecuencia, comencé a lamer y succionar de una forma mucho más obscena. Terminé pasándole la lengua por la palma de la mano, abrí los ojos y los clavé en él.
—Eres muy impaciente... —le reproché—. La forma en que te retuerces y respondes a mis caricias, no hace falta escuchar tus gemidos ni mirar tu rostro completamente dominado por el placer o tu mirada destilando deseo. —Me acerqué más a él mientras le pasaba el dedo por la columna vertebral hasta el trasero—. Tú también te mueres porque te meta "eso" por ese lugar que dices...
Acentué mi sonrisa y guié su mano hasta su entrada. No dejé de observarlo ni un segundo mientras le introducía uno de sus propios dedos con delicadeza, después comencé a mover la mano hacia dentro y afuera de modo que fuera él, con mi saliva actuando como lubricante, el que se preparara. De inmediato, sentí la necesidad de ser yo mismo el que lo hiciera, directamente; estaba ansioso por explorar su interior, por sentir el calor interior que irradiaba su cuerpo. No pude controlarme: sin sacar su dedo, introduje uno mío y, junto al suyo, lo moví en su interior. La sensación de tocarlo acrecentó la necesidad de penetrarlo; bajé la cabeza con la boca entreabierta, jadeante, y mientras sacaba los dedos de su interior lo miré intensamente, preparado para lo que haría a continuación.
—No trates de negarlo... Conmigo es diferente —le dije, totalmente convencido.
Me impacientaba por momentos y lo peor era que cada palabra y gesto suyos me desesperaban más y me provocaban de tal manera que sólo podía pensar en dominarlo cuanto antes. No quería dejarme dominar por el fuerte impulso que me instaba a hacerlo sin delicadeza alguna, por el depredador interior que rugía por devorarlo. Podría sonar extraño ya que nunca me preocupaba por si era demasiado brusco o no, pero era demasiado tarde para negar que no me quería hacerle daño —en ese aspecto, no negaba una futura paliza—. Quizá fuera porque yo mismo lo había sentido y el dolor no se equiparaba a la rabia, impotencia y humillación que sentí. Además, quería hacerlo gemir, saber que yo y sólo yo era el causante de sus gemidos... y el dolor no entraba dentro de mis planes.
Le cogí la mano que me sujetaba de la nuca y me la llevé a la boca. Le lamí los dedos con lentitud, deteniéndome a saborearlos con lascivia. No pude evitar recordar lo que había saboreado hacía tan sólo unos minutos y el sólo pensamiento provocó que un placentero cosquilleo me recorriera el vientre, como consecuencia, comencé a lamer y succionar de una forma mucho más obscena. Terminé pasándole la lengua por la palma de la mano, abrí los ojos y los clavé en él.
—Eres muy impaciente... —le reproché—. La forma en que te retuerces y respondes a mis caricias, no hace falta escuchar tus gemidos ni mirar tu rostro completamente dominado por el placer o tu mirada destilando deseo. —Me acerqué más a él mientras le pasaba el dedo por la columna vertebral hasta el trasero—. Tú también te mueres porque te meta "eso" por ese lugar que dices...
Acentué mi sonrisa y guié su mano hasta su entrada. No dejé de observarlo ni un segundo mientras le introducía uno de sus propios dedos con delicadeza, después comencé a mover la mano hacia dentro y afuera de modo que fuera él, con mi saliva actuando como lubricante, el que se preparara. De inmediato, sentí la necesidad de ser yo mismo el que lo hiciera, directamente; estaba ansioso por explorar su interior, por sentir el calor interior que irradiaba su cuerpo. No pude controlarme: sin sacar su dedo, introduje uno mío y, junto al suyo, lo moví en su interior. La sensación de tocarlo acrecentó la necesidad de penetrarlo; bajé la cabeza con la boca entreabierta, jadeante, y mientras sacaba los dedos de su interior lo miré intensamente, preparado para lo que haría a continuación.
—No trates de negarlo... Conmigo es diferente —le dije, totalmente convencido.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
No aparté la mirada de él mientras me lamía los dedos, sabía por qué lo estaba haciendo y de sólo pensarlo un agradable estremecimiento me recorrió toda la espina dorsal, me lamía tan lascivamente que no puede evitar imaginar que de nuevo me lamía la entrepierna con esa sensualidad y desesperación que me hizo probar la vez anterior. No desvié la mirada cuando sentí mis propios dedos presionando mi entrada, dejé que él llevara la situación de momento; estuve a punto de separar mi mano ya que me sentía algo incomodo por la posición, pero él se adelantó y metió uno de sus dedos en mi interior, gemí sensualmente a sentir un mayor placer y le agarré la mano para que se detuviera.
Era cierto que había cedido para que el fuera el "dominante" por ésta vez, pero eso no quería decir que yo me iba a quedar quieto y dejar que él lo hiciera todo, le mostraría que incluso así, yo seguía siendo el que mandaba.
—Ahora lo haremos a mí manera... —comenté en un sensual susurro mientras separaba mi mano y la suya propía de mi interior, sonreí maliciosamente al ver su expresión y me acerqué para darle un beso en los labios, no duró más que unos segundos, pero sí lo suficiente como para dejarlo paralizado, aprovechando la situación enrosqué las piernas con las suyas y me posicioné sobre él, sonreí triunfante y le inmovilicé los brazos a cada lado de su rostro, después dejé caer poco a poco mi trasero y me senté justo encima de su entrepierna, sin penetrarme aún.
—Te dije que cedería, pero eso no quiere decir que me vaya a quedar sin hacer nada. Te enseñaré que incluso en esta posición, yo puedo ser el dominante...
Me miró extrañado como si no supiera o no entendiera de lo que estaba hablando y eso me divertía, claramente él no tenía mucha experiencía en ésto y eso era algo de lo que podía aprovecharme.
Bajé la cabeza y la puse entre el hueco izquierdo de su hombro, estaba prácticamente tendido sobre él, podía sentir desde su corazón desvocado a su entrecortada respiración chocar con mi oreja haciéndome vibrar de placer, no esperé más, empecé a restregarme descaradamente contra él, sintiendo como su entrepierna palpitaba debajo de mi trasero, esperando por más, no le hice de rogar me incorporé hasta quedar sentado y lo miré con los ojos velados por el deseo desde mi posición.
—Ahora veremos quién será el que se retuerce y se desespera. —Sonreí divertido y levanté lo justo el trasero para agarrar su entrepierna, la guié hasta mi trasero y empecé a rozarla con mi entrada, no dejé de observarlo en ningún momento por nada del mundo me perdería su reacción cuando yo mismo me penetrara, y sin esperar más me senté sobre su entrepierna metiéndomela entera desde el principio, así el dolor desaparecería antes, ver su rostro contraído por el placer me exitó más de lo que esperaba, definitivamente me volvería loco...maldito enano...
—D-dime cuanto te gusta ésto...
Era cierto que había cedido para que el fuera el "dominante" por ésta vez, pero eso no quería decir que yo me iba a quedar quieto y dejar que él lo hiciera todo, le mostraría que incluso así, yo seguía siendo el que mandaba.
—Ahora lo haremos a mí manera... —comenté en un sensual susurro mientras separaba mi mano y la suya propía de mi interior, sonreí maliciosamente al ver su expresión y me acerqué para darle un beso en los labios, no duró más que unos segundos, pero sí lo suficiente como para dejarlo paralizado, aprovechando la situación enrosqué las piernas con las suyas y me posicioné sobre él, sonreí triunfante y le inmovilicé los brazos a cada lado de su rostro, después dejé caer poco a poco mi trasero y me senté justo encima de su entrepierna, sin penetrarme aún.
—Te dije que cedería, pero eso no quiere decir que me vaya a quedar sin hacer nada. Te enseñaré que incluso en esta posición, yo puedo ser el dominante...
Me miró extrañado como si no supiera o no entendiera de lo que estaba hablando y eso me divertía, claramente él no tenía mucha experiencía en ésto y eso era algo de lo que podía aprovecharme.
Bajé la cabeza y la puse entre el hueco izquierdo de su hombro, estaba prácticamente tendido sobre él, podía sentir desde su corazón desvocado a su entrecortada respiración chocar con mi oreja haciéndome vibrar de placer, no esperé más, empecé a restregarme descaradamente contra él, sintiendo como su entrepierna palpitaba debajo de mi trasero, esperando por más, no le hice de rogar me incorporé hasta quedar sentado y lo miré con los ojos velados por el deseo desde mi posición.
—Ahora veremos quién será el que se retuerce y se desespera. —Sonreí divertido y levanté lo justo el trasero para agarrar su entrepierna, la guié hasta mi trasero y empecé a rozarla con mi entrada, no dejé de observarlo en ningún momento por nada del mundo me perdería su reacción cuando yo mismo me penetrara, y sin esperar más me senté sobre su entrepierna metiéndomela entera desde el principio, así el dolor desaparecería antes, ver su rostro contraído por el placer me exitó más de lo que esperaba, definitivamente me volvería loco...maldito enano...
—D-dime cuanto te gusta ésto...
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Enarqué una ceja, extrañado. ¿A su manera? O bien era más orgulloso de lo que me había imaginado y estaba dispuesto a llegar a extremos insospechables por seguir siendo el "dominante"... o debía haber perdido por completo el juicio. Desde hacía rato, yo era el que llevaba las riendas y nada de lo que hiciera o dijese cambiaría ese hecho. O eso pensé hasta que me besó repentinamente y aprovechó la ocasión para intercambiar posiciones. Ese hecho y lo que dijo me extrañó aún más, pero también me molestó. Su complejo de dominante era más fuerte de lo que había pensado en un primer momento.
No me imaginé a qué se refería hasta que me agarró el miembro y lo dirigió él mismo hacia su entrada. No me lo esperaba, ni siquiera había sospechado que el muy orgulloso hubiera accedido sabiendo que sería él mismo el que se penetrara. Quería irritarme, replicarle, matarlo... Me había arrebatado el momento por el que tanto me había estado controlando. Sin embargo, el enfado se esfumó de inmediato en cuanto sentí cómo mi miembro lo penetraba hasta el fondo. Fue una sensación totalmente distinta a la que había experimentado hasta el momento, me hizo gemir largamente y entreabrir la boca debido a la necesidad de aire. Era como si todo el ambiente, como si todo el oxígeno de mi alrededor se hubiera convertido en cenizas, respiraba auténticas llamas que en vez de quemarme me provocaban un inmenso placer.
Le lancé una mirada hambrienta y le repliqué entre jadeos y en un falso tono de molestia:
—Sin duda eres... un orgulloso con complejo de dominante...
Salí de él a un ritmo lento y luego volví a penetrarlo, sin quitarle los ojos de encima. Quizá fuera por la situación, muy distinta a la de antes, pero por primera vez me di cuenta de lo verdaderamente atractivo que era. Verlo jadear, entreabrir la boca, completamente entregado al placer que yo y sólo yo le proporcionaba, sus gemidos, su respiración agitada e incluso el cabello que le caía por la frente y seguía los movimientos de su cabeza me parecieron más provocativos que nunca. Me vi en la necesidad de hacerlo disfrutar más, más, era mi propósito y no iba a permitirle recriminarme que no era capaz de hacer lo que aseguraba con tanta confianza. Comencé a moverme a un ritmo algo más rápido y cada vez que mis embestidas llegaban hasta el fondo, sentía tal placer que era incapaz de coordinar mis pensamientos, sólo podía pensar en él y en seguir una vez, otra... y otra... Pero no me detuve en ese punto, le agarré el miembro, lo recorrí en toda su longitud y presioné el dedo en la punta antes de volver a bajar.
—No hace falta que lo diga... —le contesté al fin jadeante y totalmente excitado—. Y tú tampoco tienes que decirlo... Lo sé con sólo mirarte: estás disfrutando tanto... que el sólo hecho de comprobar que yo también disfruto te excita como nunca en tu vida...
No me imaginé a qué se refería hasta que me agarró el miembro y lo dirigió él mismo hacia su entrada. No me lo esperaba, ni siquiera había sospechado que el muy orgulloso hubiera accedido sabiendo que sería él mismo el que se penetrara. Quería irritarme, replicarle, matarlo... Me había arrebatado el momento por el que tanto me había estado controlando. Sin embargo, el enfado se esfumó de inmediato en cuanto sentí cómo mi miembro lo penetraba hasta el fondo. Fue una sensación totalmente distinta a la que había experimentado hasta el momento, me hizo gemir largamente y entreabrir la boca debido a la necesidad de aire. Era como si todo el ambiente, como si todo el oxígeno de mi alrededor se hubiera convertido en cenizas, respiraba auténticas llamas que en vez de quemarme me provocaban un inmenso placer.
Le lancé una mirada hambrienta y le repliqué entre jadeos y en un falso tono de molestia:
—Sin duda eres... un orgulloso con complejo de dominante...
Salí de él a un ritmo lento y luego volví a penetrarlo, sin quitarle los ojos de encima. Quizá fuera por la situación, muy distinta a la de antes, pero por primera vez me di cuenta de lo verdaderamente atractivo que era. Verlo jadear, entreabrir la boca, completamente entregado al placer que yo y sólo yo le proporcionaba, sus gemidos, su respiración agitada e incluso el cabello que le caía por la frente y seguía los movimientos de su cabeza me parecieron más provocativos que nunca. Me vi en la necesidad de hacerlo disfrutar más, más, era mi propósito y no iba a permitirle recriminarme que no era capaz de hacer lo que aseguraba con tanta confianza. Comencé a moverme a un ritmo algo más rápido y cada vez que mis embestidas llegaban hasta el fondo, sentía tal placer que era incapaz de coordinar mis pensamientos, sólo podía pensar en él y en seguir una vez, otra... y otra... Pero no me detuve en ese punto, le agarré el miembro, lo recorrí en toda su longitud y presioné el dedo en la punta antes de volver a bajar.
—No hace falta que lo diga... —le contesté al fin jadeante y totalmente excitado—. Y tú tampoco tienes que decirlo... Lo sé con sólo mirarte: estás disfrutando tanto... que el sólo hecho de comprobar que yo también disfruto te excita como nunca en tu vida...
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
No iba a replicarle, porque lo que decía era evidentemente verdad ¿cómo negarlo cuando puedía verme tan exitado? era una tontería, además tampoco tenía tal necesidad, me gustaba y aunque no lo dijéramos, así estaba bien.
Me sentía completamente ido, sus embestidas me llegaban más profundas de lo que me imaginaba en un principio y aunque yo ayudaba en el movimiento cabalgando encima de él, no podía evitar gemir roncamente y arquear las espalda en cuanto tocaba un punto en mi interior que me encantaba, es verdad que había tenido sexo con muchos hombres —Aunque sólo uno de ellos se había atrevido a penetrarme—, pero se sentía tan diferente, no podía compararlo.
Gemí roncamente alzando la cabeza hacía atrás cuando sentí una estocada en ese punto que me volvía loco junto con una fuerte presión en mi miembro, deseoso entreabrí los ojos y miré hacia abajo, encontrándome con la mirada del enano que destilaba puro deseo, bajé un poco más la vista y sin dejar de moverme me fijé en sus labios, como se pasaba la lengua de vez en cuando,como encogía su rostro por el placer y como se mordía el labio inferior sensualmente intentando esconder los gemidos sin éxito, dejé escapar un gemido de puro deseo y apoyé mi pecho con el suyo quedándome a escasos centímetros de su boca con la boca entre abierta respirando con dificultad, mi cabello caía graciosamente sobre él y se movía al ritmo de las embestidas,no podía verlo bien así que me lo eché hacía atrás y luego apoyé cada mano al lado de su rostro mientras le mostraba una sonrisa divertida.
—Ahí tienes razón...con sólo mirarte sé que te gusta a morir... —dije con gran dificultad mientras él seguía ayudándome a subir y a bajar, luego le agarré del cabello y giré su rostro hacía un lado para atacar su cuello, le dejé tantas marcas como pude y me separé gimiendo sensualmente en su oído.
—Sujétame el culo... —susurré dándole un mordisco justo debajo de la barbilla al mismo tiempo que le sujetaba las manos y las guiaba a mi trasero, gemí roncamente al sentir como me apretaba las nalgas, todo se estaba volviéndo a un ritmo frenético, sabía que todo acabaría pronto y al pensarlo me hizo sentir mal, no quería que ésto terminara...no aún.
Me sentía completamente ido, sus embestidas me llegaban más profundas de lo que me imaginaba en un principio y aunque yo ayudaba en el movimiento cabalgando encima de él, no podía evitar gemir roncamente y arquear las espalda en cuanto tocaba un punto en mi interior que me encantaba, es verdad que había tenido sexo con muchos hombres —Aunque sólo uno de ellos se había atrevido a penetrarme—, pero se sentía tan diferente, no podía compararlo.
Gemí roncamente alzando la cabeza hacía atrás cuando sentí una estocada en ese punto que me volvía loco junto con una fuerte presión en mi miembro, deseoso entreabrí los ojos y miré hacia abajo, encontrándome con la mirada del enano que destilaba puro deseo, bajé un poco más la vista y sin dejar de moverme me fijé en sus labios, como se pasaba la lengua de vez en cuando,como encogía su rostro por el placer y como se mordía el labio inferior sensualmente intentando esconder los gemidos sin éxito, dejé escapar un gemido de puro deseo y apoyé mi pecho con el suyo quedándome a escasos centímetros de su boca con la boca entre abierta respirando con dificultad, mi cabello caía graciosamente sobre él y se movía al ritmo de las embestidas,no podía verlo bien así que me lo eché hacía atrás y luego apoyé cada mano al lado de su rostro mientras le mostraba una sonrisa divertida.
—Ahí tienes razón...con sólo mirarte sé que te gusta a morir... —dije con gran dificultad mientras él seguía ayudándome a subir y a bajar, luego le agarré del cabello y giré su rostro hacía un lado para atacar su cuello, le dejé tantas marcas como pude y me separé gimiendo sensualmente en su oído.
—Sujétame el culo... —susurré dándole un mordisco justo debajo de la barbilla al mismo tiempo que le sujetaba las manos y las guiaba a mi trasero, gemí roncamente al sentir como me apretaba las nalgas, todo se estaba volviéndo a un ritmo frenético, sabía que todo acabaría pronto y al pensarlo me hizo sentir mal, no quería que ésto terminara...no aún.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Hice lo que me dijo sin siquiera dudarlo. El más mínimo gesto suyo en tal momento me parecía de lo más obsceno y escuchar el ronco gemido que soltó cuando le apreté las nalgas me estremeció. Lo tenía tan cerca de mí que podía alcanzar sus labios con un simple movimiento, podía sentir su cuerpo pegado al mío, su corazón latiendo desbocado al mismo ritmo que el mío, su mano traviesa enroscada en mi cabello y sobre todo podía sentir su interior, hasta el fondo, tan candente, tan delicioso... Todo él me estaba volviendo loco.
Perdí la noción del tiempo, sólo me importaba él en ese momento. Me sentía tremendamente lujurioso, aún más desesperado, demandante de placer... Quería más, más... Sí, definitivamente quería hacer que perdiera la razón. Podía notar el cabello húmedo y varios mechones pegados a mi frente y mejillas debido al sudor, al igual que él. Me pareció incluso más atractivo, sobre todo cuando lo veía arquear la espalda y retorcerse, completamente entregado a mí y a cada una de mis embestidas. Mis ojos captaron de inmediato una gota de sudor resbalándole por el cuello y actué sin pensar, movido por la lujuria. Lo agarré del cabello de la nuca, tiré para obligarlo a estirar el cuello, se la lamí con lascivia y ascendí con la lengua hasta su mejilla.
—Todo de ti es... delicioso —le dije, relamiéndome los labios y con los ojos fijos en los suyos, sin pestañear.
Aproveché que estaba saliendo de su interior para moverme con mayor libertad debajo de él y lo giré hasta situarme sobre él, tal y como quería desde el principio. El cambio de posición mientras volvía a penetrarlo me arrancó un gemido. Volví a echar hacia adelante la cabeza, lo miré desde mi posición con superioridad y le dije con una media sonrisa:
—No intentes ser el dominante cuando soy yo el que te la está metiendo.
Perdí la noción del tiempo, sólo me importaba él en ese momento. Me sentía tremendamente lujurioso, aún más desesperado, demandante de placer... Quería más, más... Sí, definitivamente quería hacer que perdiera la razón. Podía notar el cabello húmedo y varios mechones pegados a mi frente y mejillas debido al sudor, al igual que él. Me pareció incluso más atractivo, sobre todo cuando lo veía arquear la espalda y retorcerse, completamente entregado a mí y a cada una de mis embestidas. Mis ojos captaron de inmediato una gota de sudor resbalándole por el cuello y actué sin pensar, movido por la lujuria. Lo agarré del cabello de la nuca, tiré para obligarlo a estirar el cuello, se la lamí con lascivia y ascendí con la lengua hasta su mejilla.
—Todo de ti es... delicioso —le dije, relamiéndome los labios y con los ojos fijos en los suyos, sin pestañear.
Aproveché que estaba saliendo de su interior para moverme con mayor libertad debajo de él y lo giré hasta situarme sobre él, tal y como quería desde el principio. El cambio de posición mientras volvía a penetrarlo me arrancó un gemido. Volví a echar hacia adelante la cabeza, lo miré desde mi posición con superioridad y le dije con una media sonrisa:
—No intentes ser el dominante cuando soy yo el que te la está metiendo.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Fruncí el ceño al a vez que endurecí la mirada al escuchar su última frase, le puse las dos manos sobre el pecho y lo detuve violentamente. No sé de dónde saqué las fuerzas para detenerme justo en ese momento, pero gracias a ese idiota y a su comentario ingenioso obtuve la oportunidad, intenté recuperar el aire que tanto me estaba costando recuperar y cuando obtuve el suficiente espeté con dificultad y dureza:
—Bastardo, te mataré como vuelvas a decir algo como eso. ¿Me has oído?
Era cierto que me había afectado lo que me había dicho, pero el modo de decírmelo y esa sonrisa traviesa que mostraba sin titubear, me mandaban placenteros escalofríos por todo el cuerpo, ahora que él estaba encima de mí podía ver claramente todo su cuerpo brillando con su propio sudor, sus ojos destilaban más deseo que antes, quizás también le gustó esa forma brusca que tuve de detenerlo o quizás le ponía cachondo verme enfadado, no estaba seguro de cuál de las dos sería, pero sabía que era una u otra o quién sabe, quizás fueran las dos.
—Considérate privilegiado por lo que estás haciendo y si tanto te gusta disrútalo bien, porque dudo que vuelva a cerder de nuevo...
Su rostro cambió a uno serio cuando escuchó lo que dije y con rabia empezó a embestirme con fuerza, gemí más fuerte que las veces anteriores por la inesperada y fuerte embestida que recibí e inmediatamente me mordí el labio inferior para retener los próximos gemidos, luego al ver que él incluso aumentaba el ritmo y me miraba con ese deseo que me hacía perder la razón incluso sentí que había algo que se veía diferente, era cierto que su miraba destilaba deseo, pero no solamente eso, podía notar como también destilaba... ¿decepción? ¿furia?
Tragué saliba con dificultad y giré el rostro hacía un lado evitando su mirada unos segundos, luego los abrí y lo observé rodando las pupilas hacía él, dio un ronco gemido y me hizo abrir más las piernas mientras se acoplaba mejor y embestía más rudamente, yo gemí desesperado por tanta pasión y le agarré el trasero con las dos manos ayudándolo con las embestidas mientras hacía presión en mi entrada y le estrujaba el pene deliciosamente, en una de ellas lo vi arquearse gimiendo sensualmente mostrándome una deliciosa visión y poco después sentí como su semen me llenaba por completo, al sentirlo arqueé mis espalda y gimiendo roncamente lo abracé con fuerza siguiéndole en el orgasmo; no lo solté durante todo el proceso, nos quedamos unidos durante largo rato, con nuestras respiraciones acompasadas y nuestro cuerpo completamente unidos, parecía que ninguno de los dos queríamos separarnos por miedo quizás al pensar en qué pasaría después de ésto.
—Bastardo, te mataré como vuelvas a decir algo como eso. ¿Me has oído?
Era cierto que me había afectado lo que me había dicho, pero el modo de decírmelo y esa sonrisa traviesa que mostraba sin titubear, me mandaban placenteros escalofríos por todo el cuerpo, ahora que él estaba encima de mí podía ver claramente todo su cuerpo brillando con su propio sudor, sus ojos destilaban más deseo que antes, quizás también le gustó esa forma brusca que tuve de detenerlo o quizás le ponía cachondo verme enfadado, no estaba seguro de cuál de las dos sería, pero sabía que era una u otra o quién sabe, quizás fueran las dos.
—Considérate privilegiado por lo que estás haciendo y si tanto te gusta disrútalo bien, porque dudo que vuelva a cerder de nuevo...
Su rostro cambió a uno serio cuando escuchó lo que dije y con rabia empezó a embestirme con fuerza, gemí más fuerte que las veces anteriores por la inesperada y fuerte embestida que recibí e inmediatamente me mordí el labio inferior para retener los próximos gemidos, luego al ver que él incluso aumentaba el ritmo y me miraba con ese deseo que me hacía perder la razón incluso sentí que había algo que se veía diferente, era cierto que su miraba destilaba deseo, pero no solamente eso, podía notar como también destilaba... ¿decepción? ¿furia?
Tragué saliba con dificultad y giré el rostro hacía un lado evitando su mirada unos segundos, luego los abrí y lo observé rodando las pupilas hacía él, dio un ronco gemido y me hizo abrir más las piernas mientras se acoplaba mejor y embestía más rudamente, yo gemí desesperado por tanta pasión y le agarré el trasero con las dos manos ayudándolo con las embestidas mientras hacía presión en mi entrada y le estrujaba el pene deliciosamente, en una de ellas lo vi arquearse gimiendo sensualmente mostrándome una deliciosa visión y poco después sentí como su semen me llenaba por completo, al sentirlo arqueé mis espalda y gimiendo roncamente lo abracé con fuerza siguiéndole en el orgasmo; no lo solté durante todo el proceso, nos quedamos unidos durante largo rato, con nuestras respiraciones acompasadas y nuestro cuerpo completamente unidos, parecía que ninguno de los dos queríamos separarnos por miedo quizás al pensar en qué pasaría después de ésto.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Ya estaba acostumbrado a sus arrebatos ofensivos, por lo que en vez de molestarme, su comentario me divirtió. Yo tenía razón y eso debía ser lo que tanto lo había molestado. Lo que no me pareció tan gracioso fue lo siguiente que dijo. Durante unos segundos, lo observé, severo, y estreché los ojos, irritado. ¿Que dudaba que volviera a ceder? Le había dado mis razones por las que me negaba a ser la "presa", las había entendido perfectamente y sabía que no era sólo cuestión de orgullo el que me negara, pero su maldito ego le impedía lo que sin duda para él era rebajarse. No tenía ninguna excusa, sólo era su inquebrantable y enfermizo orgullo, era sólo cuestión de ser el "dominante". Por supuesto, bajo ningún concepto yo cambiaría los roles si volvía a surgir en un futuro la ocasión de repetir aquello, pero con lo que me había dicho tenía claro que él no pensaba igual. Es más, ni siquiera tenía claro si quería repetir o si sólo había sido para él otro más —de sus posibles clientes—.
Me asaltó una sensación de ira y decepción que se apoderó de mí por completo. Lo deseaba, lo había admitido y era demasiado tarde para tratar de negarlo, y eso era lo que más me molestaba, que ni siquiera cuando me sentía tan irritado podía dejar de pensar en llegar hasta el final. Así pues, comencé a embestirlo con más fuerza. El deseo aún existente y la rabia me brindaron un exquisito placer que me hizo gemir de gozo. Cerré los ojos con fuerza y seguí y seguí, jadeé y me mordí el labio inferior cada vez que su interior se estrechaba y me apretaba el miembro. Sabía que no iba a durar más, podía sentirlo y, finalmente, acabé dentro de él al mismo tiempo que arqueaba la espalda, sumido en un profundo éxtasis.
Entonces, sentí cómo me abrazaba con fuerza y, sin detenerme a pensar que aún estaba furioso por lo que me había dicho, escondí la cabeza en el hueco entre su hombro y cuello y se lo correspondí, aferrándome a él con desesperación. No supe cuánto tiempo estuvimos así y esperaba que de un momento a otro me apartara y se metiera en el baño sin siquiera mirarme, tal y como hizo la primera vez. Sentía la imperiosa necesidad de evitarlo a toda costa, el sólo hecho de pensar que sería la última vez que compartiría un momento así con él provocó que una sensación de rabia me recorriera todo el cuerpo. No quería pensar quién sería el siguiente de su lista y tampoco veía posible sentirme tan compenetrado con otro que no fuera él. Ese maldito orgulloso... siempre lo complicaba todo...
Si aquello iba a acabar, quería que fuera de manera que no se hiciera una idea equivocada de mí. No había olvidado que pensaba que me había acostado con el supuesto profesor demonio. Suspiré y me separé de él apenas unos centímetros, lo suficiente para hacerme oír, al mismo tiempo que salía de su interior.
—No fue voluntario —expliqué, lacónico y en tono serio. Si me entendía, bien, y si no, también.
Me asaltó una sensación de ira y decepción que se apoderó de mí por completo. Lo deseaba, lo había admitido y era demasiado tarde para tratar de negarlo, y eso era lo que más me molestaba, que ni siquiera cuando me sentía tan irritado podía dejar de pensar en llegar hasta el final. Así pues, comencé a embestirlo con más fuerza. El deseo aún existente y la rabia me brindaron un exquisito placer que me hizo gemir de gozo. Cerré los ojos con fuerza y seguí y seguí, jadeé y me mordí el labio inferior cada vez que su interior se estrechaba y me apretaba el miembro. Sabía que no iba a durar más, podía sentirlo y, finalmente, acabé dentro de él al mismo tiempo que arqueaba la espalda, sumido en un profundo éxtasis.
Entonces, sentí cómo me abrazaba con fuerza y, sin detenerme a pensar que aún estaba furioso por lo que me había dicho, escondí la cabeza en el hueco entre su hombro y cuello y se lo correspondí, aferrándome a él con desesperación. No supe cuánto tiempo estuvimos así y esperaba que de un momento a otro me apartara y se metiera en el baño sin siquiera mirarme, tal y como hizo la primera vez. Sentía la imperiosa necesidad de evitarlo a toda costa, el sólo hecho de pensar que sería la última vez que compartiría un momento así con él provocó que una sensación de rabia me recorriera todo el cuerpo. No quería pensar quién sería el siguiente de su lista y tampoco veía posible sentirme tan compenetrado con otro que no fuera él. Ese maldito orgulloso... siempre lo complicaba todo...
Si aquello iba a acabar, quería que fuera de manera que no se hiciera una idea equivocada de mí. No había olvidado que pensaba que me había acostado con el supuesto profesor demonio. Suspiré y me separé de él apenas unos centímetros, lo suficiente para hacerme oír, al mismo tiempo que salía de su interior.
—No fue voluntario —expliqué, lacónico y en tono serio. Si me entendía, bien, y si no, también.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Estuvimos abrazados y unidos unos cuantos minutos más, hasta que sentí como se separaba de mí lentamente, abrí los ojos y cuando escuché lo que dijo me quedé sin hacer nada, simplemente lo observaba.
No entendía por qué decía esa frase justo ahora. ¿Qué quería decir con qué no había sido voluntario? evidentemente eso era lo más absurdo que podía decir ahora, no lo creía para nada, por mucho que estuviera actuando y haciéndolo por cualquiera que fuese su causa no lo creía, todo él me hizo ver que lo hizo según su estado de exitación y por algo más que aún no consiguía descifrar, aún así sus palabras fueron como un jarro de agua fría, su frase podía significar todo lo contrario y qué ésto para él había sido un maldito juego y un calentón,estaba confuso; si era yo el que estaba equivocado, mi orgullo me impedía preguntarle, así que simplemente dejé caer mis brazos a cada lado de su cuerpo y giré la cabeza hacía un lado.
Estaba furioso. ¿Es qué todo lo que me había dicho había sido mentira? ¿ésto había sido planeado para acostarse conmigo? frustrado y con la respiración más calmada, rodé las pupilas hasta él.
—Apártate. —Ordené rudamente alejándolo de mí, cuando salió de mi interior y se alejó, sentí la imperiosa necesidad de sentirlo junto a mí una vez más, una necesidad que ahora ignoraría y me enfurecía aún más sentir.
Quizás me estava volviendo un paranoico, ¿por qué darle tantas vueltas? ya estaba acostumbrado a éste tipo de situaciones, aunque ahora no era exactamente igual, yo no había hecho todo ésto por un simple calentón y algo me decía al recordar sus palabras y sus miradas que él tampoco, pero podía ser que sólo fuera que yo deseara que fuera así y eso me hacía un estúpido al pensar que había sido igual para él.
—¿Era ésto lo que habías estado buscando,no? bien. —Sonreí irónicamente y luego lo miré con odio—. Ahora no vuelvas a dirigirte a mí. —espeté rudamente mientras me levantaba de la cama y me dirigía hacía el baño, cerré de un portazo y me apoyé en la puerta con la cabeza gacha, enfadado, frustrado, pero sobre todo dolido. Nunca antes me había sentido así por culpa de otra persona. ¿Por qué me importaba tanto lo que decía ese bastardo? él no era nadie importante para mí...lo odiaba, lo...
—Joder... —suspiré y anduve hasta la ducha, abrí el grifo de un manotazo y dejé que el agua recorriera mi piel mientras intentaba pensar con más calma sobre todo, pensé que lo mejor hubiera sido preguntarle a que se refería ¿Por qué no podía dejar mi maldito orgullo por una vez? eso era lo que más me enfadaba.
No entendía por qué decía esa frase justo ahora. ¿Qué quería decir con qué no había sido voluntario? evidentemente eso era lo más absurdo que podía decir ahora, no lo creía para nada, por mucho que estuviera actuando y haciéndolo por cualquiera que fuese su causa no lo creía, todo él me hizo ver que lo hizo según su estado de exitación y por algo más que aún no consiguía descifrar, aún así sus palabras fueron como un jarro de agua fría, su frase podía significar todo lo contrario y qué ésto para él había sido un maldito juego y un calentón,estaba confuso; si era yo el que estaba equivocado, mi orgullo me impedía preguntarle, así que simplemente dejé caer mis brazos a cada lado de su cuerpo y giré la cabeza hacía un lado.
Estaba furioso. ¿Es qué todo lo que me había dicho había sido mentira? ¿ésto había sido planeado para acostarse conmigo? frustrado y con la respiración más calmada, rodé las pupilas hasta él.
—Apártate. —Ordené rudamente alejándolo de mí, cuando salió de mi interior y se alejó, sentí la imperiosa necesidad de sentirlo junto a mí una vez más, una necesidad que ahora ignoraría y me enfurecía aún más sentir.
Quizás me estava volviendo un paranoico, ¿por qué darle tantas vueltas? ya estaba acostumbrado a éste tipo de situaciones, aunque ahora no era exactamente igual, yo no había hecho todo ésto por un simple calentón y algo me decía al recordar sus palabras y sus miradas que él tampoco, pero podía ser que sólo fuera que yo deseara que fuera así y eso me hacía un estúpido al pensar que había sido igual para él.
—¿Era ésto lo que habías estado buscando,no? bien. —Sonreí irónicamente y luego lo miré con odio—. Ahora no vuelvas a dirigirte a mí. —espeté rudamente mientras me levantaba de la cama y me dirigía hacía el baño, cerré de un portazo y me apoyé en la puerta con la cabeza gacha, enfadado, frustrado, pero sobre todo dolido. Nunca antes me había sentido así por culpa de otra persona. ¿Por qué me importaba tanto lo que decía ese bastardo? él no era nadie importante para mí...lo odiaba, lo...
—Joder... —suspiré y anduve hasta la ducha, abrí el grifo de un manotazo y dejé que el agua recorriera mi piel mientras intentaba pensar con más calma sobre todo, pensé que lo mejor hubiera sido preguntarle a que se refería ¿Por qué no podía dejar mi maldito orgullo por una vez? eso era lo que más me enfadaba.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
No decía ni hacía nada y estaba empezando a impacientarme: quería una respuesta, cual fuera. Me extrañó que dejara de abrazarme, pero más aún escuchar lo que me dijo en aquel tono tan frío e inesperado. Ni siquiera reaccioné para impedirle que me apartara, me limité a mirarlo con los ojos abiertos de par en par, perplejo. No comprendía qué ocurría, por qué se comportaba de ese modo tan de repente, tal y como había hecho la primera vez. Mi estupor aumentó al recordar ese momento; sí, era exactamente el mismo comportamiento... Era como si aquel momento se estuviera repitiendo, pero de un modo incluso más brusco y repentino. Recordé sus anteriores palabras, lo que tanto me había irritado hacía tan sólo unos minutos, mientras escuchaba, en silencio, lo siguiente que dijo y lo seguí con la mirada hasta que se encerró en el baño.
Ahora lo entendía todo: yo no había sido más que otro de su "lista", otro de sus posibles clientes. No volvería a ceder porque no tenía intención de repetir aquello y no quería que dijera que me pertenecía porque no era cierto. Había llegado incluso a creerme sus palabras, que de verdad conmigo era diferente... ¿cómo había podido ser tan estúpido? Nunca tendría que haber llegado a tanto, debería haberme limitado a utilizarlo como pasatiempo, tal y como acostumbaba a hacer, ¿cómo había podido creerlo, aunque fuera durante unos segundos? Yo, que siempre había actuado ajeno a cualquier impulso, que nunca me había dejado llevar por mis emociones a excepción de la rabia y que había tenido claro desde el principio que yo y sólo yo debía recorrer mi propio camino. Al fin y al cabo, mi destino era estar solo y era algo que nada ni nadie podría cambiar, así era como debía ser. Y lo peor era la molesta sensación que comenzaba a apoderarse de mí, que me hacía sentir más débil y vulnerable que nunca y llegaba incluso a... doler.
Me levanté de un salto, furioso, revolví entre la ropa para coger la mía y me puse sólo los pantalones porque no quería volver a estar desnudo delante de él. Después, me senté en la cama, me crucé de brazos y cerré los ojos, aparentando indiferencia mientras esperaba a que saliera de una vez.
Ahora lo entendía todo: yo no había sido más que otro de su "lista", otro de sus posibles clientes. No volvería a ceder porque no tenía intención de repetir aquello y no quería que dijera que me pertenecía porque no era cierto. Había llegado incluso a creerme sus palabras, que de verdad conmigo era diferente... ¿cómo había podido ser tan estúpido? Nunca tendría que haber llegado a tanto, debería haberme limitado a utilizarlo como pasatiempo, tal y como acostumbaba a hacer, ¿cómo había podido creerlo, aunque fuera durante unos segundos? Yo, que siempre había actuado ajeno a cualquier impulso, que nunca me había dejado llevar por mis emociones a excepción de la rabia y que había tenido claro desde el principio que yo y sólo yo debía recorrer mi propio camino. Al fin y al cabo, mi destino era estar solo y era algo que nada ni nadie podría cambiar, así era como debía ser. Y lo peor era la molesta sensación que comenzaba a apoderarse de mí, que me hacía sentir más débil y vulnerable que nunca y llegaba incluso a... doler.
Me levanté de un salto, furioso, revolví entre la ropa para coger la mía y me puse sólo los pantalones porque no quería volver a estar desnudo delante de él. Después, me senté en la cama, me crucé de brazos y cerré los ojos, aparentando indiferencia mientras esperaba a que saliera de una vez.
Última edición por Hibari Kyouya el Sáb Mar 13, 2010 12:57 am, editado 1 vez
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
El agua recorrió mi cuerpo prácticamente media hora, me había venido bien la ducha, no sólo para sentirme más limpio evidentemente, si no para pensar con más claridad. Por una vez decidí aplastar mi inmenso orgullo y hablar con él, lo necesitaba para sentirme bien, no quería sentir de nuevo como mi pecho se encogía por el solo pensamiento de no volver a hablar o sentir todo lo que sentí cuando tuvimos sexo, no quería que todo hubiera surgido así por un simple calentón.
Cerré el grifo del agua y me eché el pelo hacía atrás mientras salía de la ducha y cogía una toalla colocándomela alrededor de mi cintura, la anudé y cogí otra poniéndomela sobre los hombros, luego anduve hasta la puerta y suspiré sonoramente, esperando que por una vez maldita vez yo no llevara la razón. Abrí la puerta y justo cuando salí miré hacía él, encontrándome con su mirada de indiferencia, pero aún con un brillo que ya se me hacía reconocible cuando me observaba, cerré los ojos pensando en lo que iba a decir a continuación, suspiré sonoramente y volví a fijarme en él.
—Tenemos que hablar. —comenté tranquilamente mientras andava hasta su cama y me sentaba en el borde de ésta, su expresión de incredulidad me hizo fruncir el ceño, en un primer momento me estrañó, aunque era evidente que me mirara de ese modo, después de todo le había dicho hace poco que no volviera a dirigirse a mí.
Suspiré cansinamente y me crucé de piernas mientras usaba en tono de orden en mi siguiente frase.
—Explícame lo que dijiste antes.
Mientras esperaba su respuesta cogí la toalla que tenía sobre los hombros y me sequé el pelo lentamente, sin dejar de observarlo en ningún momento, ahora era imprescindible fijarme en sus acciones y actos, cualquiera podría decirme algo de suma importancia.
Cerré el grifo del agua y me eché el pelo hacía atrás mientras salía de la ducha y cogía una toalla colocándomela alrededor de mi cintura, la anudé y cogí otra poniéndomela sobre los hombros, luego anduve hasta la puerta y suspiré sonoramente, esperando que por una vez maldita vez yo no llevara la razón. Abrí la puerta y justo cuando salí miré hacía él, encontrándome con su mirada de indiferencia, pero aún con un brillo que ya se me hacía reconocible cuando me observaba, cerré los ojos pensando en lo que iba a decir a continuación, suspiré sonoramente y volví a fijarme en él.
—Tenemos que hablar. —comenté tranquilamente mientras andava hasta su cama y me sentaba en el borde de ésta, su expresión de incredulidad me hizo fruncir el ceño, en un primer momento me estrañó, aunque era evidente que me mirara de ese modo, después de todo le había dicho hace poco que no volviera a dirigirse a mí.
Suspiré cansinamente y me crucé de piernas mientras usaba en tono de orden en mi siguiente frase.
—Explícame lo que dijiste antes.
Mientras esperaba su respuesta cogí la toalla que tenía sobre los hombros y me sequé el pelo lentamente, sin dejar de observarlo en ningún momento, ahora era imprescindible fijarme en sus acciones y actos, cualquiera podría decirme algo de suma importancia.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
El tiempo que estuvo dentro se me hizo eterno, nunca me creí capaz de aguantar tantos minutos sin hacer nada cuando bien podía ordenarle que saliera de una vez e incluso derribar la puerta si se negaba. Quería dejar de lado las sensaciones que me embargaban, sobre todo aquella que tanto me molestaba físicamente y en la que no quería volver a pensar y para ello empezaría quitándome todo rastro de él de mi cuerpo. Lo necesitaba, aún más que la otra vez, y era algo que llegaba incluso a sorprenderme.
Estaba harto de él, sin duda alguna lo odiaba... porque por su culpa no dejaba de sentirme de miles de maneras distintas y cada una me gustaba menos que la otra.
Cuando por fin salió y me miró, le sostuve la mirada con perfecto autocontrol. No iba a mostrar nada de lo pasaba por mi mente, bastante humillante era para que encima él se diera cuenta. No obstante, mi expresión demostró la perplejidad que sentí cuando me dijo que teníamos que hablar. Traté de tranquilizarme y pensar razonadamente y, así, comprenderlo a él. La sorpresa dio paso a la ira tras escucharlo; ¿a qué venía todo eso? ¿De qué estaba hablando? ¿No había tenido suficiente con confesarle la verdad, sino que además quería hacerme quedar en ridículo?
Sin contestarle, me levanté de la cama y me metí en el baño. Me quité los pantalones y me metí bajo la ducha. Tenía que darme tiempo para pensar y necesitaba esa ducha en todos los sentidos. No me demoré tanto como él, no quería que pensara que estaba huyéndole. Me enrollé una toalla alrededor de la cintura, volví a la habitación, saqué del armario mi pijama y unos bóxers y me vestí dándole la espalda. Después, sin preocuparme por secarme el cabello, tiré la toalla al suelo con rabia y me giré hacia él, ceñudo.
—¿A qué estás jugando? —le espeté con brusquedad—. No voy a explicarte nada porque no hay nada que explicar.
Estaba harto de él, sin duda alguna lo odiaba... porque por su culpa no dejaba de sentirme de miles de maneras distintas y cada una me gustaba menos que la otra.
Cuando por fin salió y me miró, le sostuve la mirada con perfecto autocontrol. No iba a mostrar nada de lo pasaba por mi mente, bastante humillante era para que encima él se diera cuenta. No obstante, mi expresión demostró la perplejidad que sentí cuando me dijo que teníamos que hablar. Traté de tranquilizarme y pensar razonadamente y, así, comprenderlo a él. La sorpresa dio paso a la ira tras escucharlo; ¿a qué venía todo eso? ¿De qué estaba hablando? ¿No había tenido suficiente con confesarle la verdad, sino que además quería hacerme quedar en ridículo?
Sin contestarle, me levanté de la cama y me metí en el baño. Me quité los pantalones y me metí bajo la ducha. Tenía que darme tiempo para pensar y necesitaba esa ducha en todos los sentidos. No me demoré tanto como él, no quería que pensara que estaba huyéndole. Me enrollé una toalla alrededor de la cintura, volví a la habitación, saqué del armario mi pijama y unos bóxers y me vestí dándole la espalda. Después, sin preocuparme por secarme el cabello, tiré la toalla al suelo con rabia y me giré hacia él, ceñudo.
—¿A qué estás jugando? —le espeté con brusquedad—. No voy a explicarte nada porque no hay nada que explicar.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Me sorprendió que se levantara y se encerrara en el baño sin siquiera diregirme la palabra. ¿Qué pasa, tan mal le había sentado lo que le dije antes? ¿o es qué quizás había decidido pasar de mí ahora que ya había conseguido lo que quería? rodé las pupilas hasta la puerta del baño y suspiré, ahora que había decidido hablar con él hablaríamos, aunque lo que verdaderamente me apetecía ahora, era echar la puerta abajo y molerlo a golpes para que mi enfado se viera calmado.
Estuve un rato secándome el cabello con la toalla y finalmente la dejé sobre mi regazo, escuché el sonido de la puerta abriéndose y le seguí con la mirada mientras se ponía el pijama y se giraba violentamente tirando de mala gana la toalla que había tenido anudada en la cintura al suelo. Fruncí el ceño al escucharlo y clavé en él la mirada con furia, ¿pensaba que era yo el que estaba jugando con él? ¿Qué no me explicaría nada porque no había nada que explicar? apreté la mandíbula con fuerza y me levanté dejando caer la toalla de mi regazo al suelo, luego anduve hasta él y lo fulminé con la mirada al estar a escasos centímetros.
—¿A qué juegas tú? —pregunté sin vacilar ni un segundo y seguí—. ¿Por qué cojones dices que no fue voluntario cuando es evidente que lo has hecho porque has querido? —le di un empujón en el pecho haciendo que chocara con la madera del ropero que tenía detrás—. ¿Sólo buscabas follarme y luego tratarme como una puta? ¡¿eh?!
Lo acorralé con mi cuerpo y di un golpe en la madera, al lado de su rostro, cada vez más enfadado, todo era tan frustrante y estúpido...,ahora incluso me sentía peor. No sólo por que mi orgullo había salido más lastimado que otras veces, si no porque me sentía como un completo imbécil por creer en lo que me había dicho. Sabía que debería de estar a costumbrado a estas situaciones, pero nada era parecido dentro de mí, de verdad me dolía que él me tratara de esa forma.
Volviendo a la realidad me separé de él y le di la espalda mirándolo por encima del hombro.
—Está bien, olvídalo. —susurré con fingida calma y me dispuse a entrar nuevamente en el baño para perderlo de vista.
Estuve un rato secándome el cabello con la toalla y finalmente la dejé sobre mi regazo, escuché el sonido de la puerta abriéndose y le seguí con la mirada mientras se ponía el pijama y se giraba violentamente tirando de mala gana la toalla que había tenido anudada en la cintura al suelo. Fruncí el ceño al escucharlo y clavé en él la mirada con furia, ¿pensaba que era yo el que estaba jugando con él? ¿Qué no me explicaría nada porque no había nada que explicar? apreté la mandíbula con fuerza y me levanté dejando caer la toalla de mi regazo al suelo, luego anduve hasta él y lo fulminé con la mirada al estar a escasos centímetros.
—¿A qué juegas tú? —pregunté sin vacilar ni un segundo y seguí—. ¿Por qué cojones dices que no fue voluntario cuando es evidente que lo has hecho porque has querido? —le di un empujón en el pecho haciendo que chocara con la madera del ropero que tenía detrás—. ¿Sólo buscabas follarme y luego tratarme como una puta? ¡¿eh?!
Lo acorralé con mi cuerpo y di un golpe en la madera, al lado de su rostro, cada vez más enfadado, todo era tan frustrante y estúpido...,ahora incluso me sentía peor. No sólo por que mi orgullo había salido más lastimado que otras veces, si no porque me sentía como un completo imbécil por creer en lo que me había dicho. Sabía que debería de estar a costumbrado a estas situaciones, pero nada era parecido dentro de mí, de verdad me dolía que él me tratara de esa forma.
Volviendo a la realidad me separé de él y le di la espalda mirándolo por encima del hombro.
—Está bien, olvídalo. —susurré con fingida calma y me dispuse a entrar nuevamente en el baño para perderlo de vista.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
La rabia que sentía se acrecentaba más y más, ¿por qué él estaba tan furioso? ¿No tenía suficiente con actuar de nuevo como si nada hubiera pasado? Lo que dijo a continuación me extrañó tanto que incluso dejé que me empujara sin plantearme la opción de golpearlo por eso —y ganas no me faltaban—, pero no fue hasta que terminó de hablar que abrí los ojos, perplejo. ¿De qué estaba hablando, había perdido por completo el juicio?
Sólo tuve que repetirme mentalmente sus palabras para darme cuenta de que él me había malinterpretado por completo: pensaba que me estaba refiriendo a nosotros con eso de no haberlo hecho voluntariamente. ¿Podría ser... que esa fuera la razón por la que hubiera actuado de forma tan fría? Fruncí el ceño y lo negué de inmediato, sería muy ingenuo si volvía a creerle. A él le había molestado que yo lo hubiera tratado, a causa del malentendido, como una "puta", pero eso no cambiaba el hecho de que yo no hubiera sido otro más de su lista. No iba a volver dejarme engañar.
Cuando lo vi caminar en dirección al baño, me vi en la necesidad de explicarle lo que en realidad había querido decir, pero me asaltó una duda: ¿por qué hacerlo, qué le importaba a él y qué me importaba a mí lo que pensara de mí? ¿Por qué habría de recordar un hecho que tanto me molestaba? Había muchas razones para no hacerlo, pero quería hacerlo. Yo no era como él, era simplemente eso.
—No fue voluntario —repetí justo antes de que entrara, sin mirarlo ni girar la cabeza hacia él—. Mi primera vez no lo fue. —Hasta el momento había hablado con calma, pero llegado a ese punto sentí la ira explotar en mi interior, giré la cabeza hacia él y continué, alzando ligeramente el tono de voz y dirigiéndole una mirada fulminante—: ¿Es necesario que te lo explique de principio a fin? Lamentablemente no puedo hacerlo, ya que no fui consciente de lo que ocurrió hasta que me desperté y vi el estado en que me encontraba. ¿Es necesario que te explique también cuándo fue? No lo creo, ya que eso sí lo averiguaste tú mismo. Creo que tampoco es necesario que te diga quién fue, ¿verdad...?
Ni siquiera me importaba si me creía o no; en aquel momento lo habría matado, por hacerme decir todo eso y por haberme hecho creer todas sus mentiras. Lo que menos quería era mirarlo, haría justamente lo que había dicho y no porque me lo hubiera ordenado: no dirigirme nunca a él.
Sólo tuve que repetirme mentalmente sus palabras para darme cuenta de que él me había malinterpretado por completo: pensaba que me estaba refiriendo a nosotros con eso de no haberlo hecho voluntariamente. ¿Podría ser... que esa fuera la razón por la que hubiera actuado de forma tan fría? Fruncí el ceño y lo negué de inmediato, sería muy ingenuo si volvía a creerle. A él le había molestado que yo lo hubiera tratado, a causa del malentendido, como una "puta", pero eso no cambiaba el hecho de que yo no hubiera sido otro más de su lista. No iba a volver dejarme engañar.
Cuando lo vi caminar en dirección al baño, me vi en la necesidad de explicarle lo que en realidad había querido decir, pero me asaltó una duda: ¿por qué hacerlo, qué le importaba a él y qué me importaba a mí lo que pensara de mí? ¿Por qué habría de recordar un hecho que tanto me molestaba? Había muchas razones para no hacerlo, pero quería hacerlo. Yo no era como él, era simplemente eso.
—No fue voluntario —repetí justo antes de que entrara, sin mirarlo ni girar la cabeza hacia él—. Mi primera vez no lo fue. —Hasta el momento había hablado con calma, pero llegado a ese punto sentí la ira explotar en mi interior, giré la cabeza hacia él y continué, alzando ligeramente el tono de voz y dirigiéndole una mirada fulminante—: ¿Es necesario que te lo explique de principio a fin? Lamentablemente no puedo hacerlo, ya que no fui consciente de lo que ocurrió hasta que me desperté y vi el estado en que me encontraba. ¿Es necesario que te explique también cuándo fue? No lo creo, ya que eso sí lo averiguaste tú mismo. Creo que tampoco es necesario que te diga quién fue, ¿verdad...?
Ni siquiera me importaba si me creía o no; en aquel momento lo habría matado, por hacerme decir todo eso y por haberme hecho creer todas sus mentiras. Lo que menos quería era mirarlo, haría justamente lo que había dicho y no porque me lo hubiera ordenado: no dirigirme nunca a él.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Justo cuando iba entrar al baño escuché que decía nuevamente esa frase, me detuve en el acto y volví a mirarlo por encima del hombro, luego él siguió hablando y cuando escuché su segunda frase me volví hacía él lentamente, mirándolo fijamente con fingida calma. Así que todo había sido un maldito mal entendido por mi parte..., suspiré desviando la mirada y luego la dirigí nuevamente a él, lentamente.
—Yo no te estaba pidiendo que me explicaras tu primera experiencia. ¿crees que me importa algo como eso? —endurecí la mirada tanto como mi tono de voz—. Todo ésto ha pasado por tu culpa, tú y tus malditos monosílabos... —rodé los ojos cansado y luego los fijé en él, sujetándole la mirada, estuvimos unos minutos sin decir nada hasta que finalmente rompí el silencio con mi pregunta—. ¿Te arrepientes de lo que hemos hecho?
Me arrepentí de hacer esa pregunta nada más formularla. ¿En qué demonios estaba pensando? ¿desde cuando alguien se arrepentía de haberse acostado conmigo? ¿por qué me importaba que él se hubiera arrepentido de hacerlo?
Mi cabeza no dejaba de procesar más y más preguntas, cada una de ellas más molesta y sin sentido que la anterior, finalmente parecía que él iba a responder, pero fue interrumpido por el sonido de mi teléfono móvil. Suspiré cansinamente y fui a buscarlo, lo saqué de uno de los bolsillos de mi mochila y le di al botón de contestar.
—Sasuke.
Fruncí el ceño nada más reconocer esa voz y suspiré cansinamente.
—¿Qué quieres? —respondí de mala gana mientras dirigía una mirada tranquila hasta el enano, él me miraba molesto, fulminándome con la mirada, así que desvié la mirada y me apoyé en el alfeizar de la ventana ignorándolo.
—¿Podemos encontrarnos esta noche? hay algo interesante que tengo que decirte. —Suspiré sonoramente mirando por la ventana.
—No hay necesidad de vernos, puedes contármelo por aquí.
—Sasuke... —dijo en un extaciado suspiro, cambiando su tono de voz radicalmente—. Deja de hacerte el duro conmigo, mocoso. Aún eres menor de edad y sabes perfectamente lo que puedo hacer para que vuelvas a mi lado, así que no me hagas enfadar y ven inmediatamente. ¿Entendido?
te recogerá un taxi dentro de una hora en la entrada del instituto. Te estaré esperando.
El muy bastardo colgó y no pude seguir replicando, corté la llamada mientras chistaba furiosamente y me ponía de pie nuevamente andando hasta el ropero, cogí unos pantalones de cuero negro que se ceñían por todas partes junto con una camisa de rayas blanca y negras que dejaba parte de mi pecho al descubierto, dándome un aire sensual y provocador, luego entré al baño, me peiné y salí nuevamente del baño, anduve hasta mi mochila, cogí bastante dinero y el móvil, luego miré hacía el enano y sentí un raro cosquilleo por mi barriga por la manera en que me observaba, casi sin darme cuenta anduve hasta él quedándo a escasos centímetros, le sujeté por la nuca y lo besé sin pensarlo, fue un beso lento y sensual, puse especial interés mientras se lo daba, intentando que entendiera que yo no me había arrepentido por lo que había pasado entre nosotros y esperando que él entendiera por qué lo hacía, me separé lentamente con los ojos entrecerrados, sin apartar aún la mano de su nuca, ahora mismo me daba igual lo que pensara o si le molestaba, simplemente me dejé llevar sin poder contenerme.
—Pasaré la noche en un hotel ya que no tengo una cama donde dormir, ya nos veremos...
Me separé de él lentamente y lo esquivé mientras abría la puerta de la habitación y la cerraba, dejándolo solo.
—Yo no te estaba pidiendo que me explicaras tu primera experiencia. ¿crees que me importa algo como eso? —endurecí la mirada tanto como mi tono de voz—. Todo ésto ha pasado por tu culpa, tú y tus malditos monosílabos... —rodé los ojos cansado y luego los fijé en él, sujetándole la mirada, estuvimos unos minutos sin decir nada hasta que finalmente rompí el silencio con mi pregunta—. ¿Te arrepientes de lo que hemos hecho?
Me arrepentí de hacer esa pregunta nada más formularla. ¿En qué demonios estaba pensando? ¿desde cuando alguien se arrepentía de haberse acostado conmigo? ¿por qué me importaba que él se hubiera arrepentido de hacerlo?
Mi cabeza no dejaba de procesar más y más preguntas, cada una de ellas más molesta y sin sentido que la anterior, finalmente parecía que él iba a responder, pero fue interrumpido por el sonido de mi teléfono móvil. Suspiré cansinamente y fui a buscarlo, lo saqué de uno de los bolsillos de mi mochila y le di al botón de contestar.
—Sasuke.
Fruncí el ceño nada más reconocer esa voz y suspiré cansinamente.
—¿Qué quieres? —respondí de mala gana mientras dirigía una mirada tranquila hasta el enano, él me miraba molesto, fulminándome con la mirada, así que desvié la mirada y me apoyé en el alfeizar de la ventana ignorándolo.
—¿Podemos encontrarnos esta noche? hay algo interesante que tengo que decirte. —Suspiré sonoramente mirando por la ventana.
—No hay necesidad de vernos, puedes contármelo por aquí.
—Sasuke... —dijo en un extaciado suspiro, cambiando su tono de voz radicalmente—. Deja de hacerte el duro conmigo, mocoso. Aún eres menor de edad y sabes perfectamente lo que puedo hacer para que vuelvas a mi lado, así que no me hagas enfadar y ven inmediatamente. ¿Entendido?
te recogerá un taxi dentro de una hora en la entrada del instituto. Te estaré esperando.
El muy bastardo colgó y no pude seguir replicando, corté la llamada mientras chistaba furiosamente y me ponía de pie nuevamente andando hasta el ropero, cogí unos pantalones de cuero negro que se ceñían por todas partes junto con una camisa de rayas blanca y negras que dejaba parte de mi pecho al descubierto, dándome un aire sensual y provocador, luego entré al baño, me peiné y salí nuevamente del baño, anduve hasta mi mochila, cogí bastante dinero y el móvil, luego miré hacía el enano y sentí un raro cosquilleo por mi barriga por la manera en que me observaba, casi sin darme cuenta anduve hasta él quedándo a escasos centímetros, le sujeté por la nuca y lo besé sin pensarlo, fue un beso lento y sensual, puse especial interés mientras se lo daba, intentando que entendiera que yo no me había arrepentido por lo que había pasado entre nosotros y esperando que él entendiera por qué lo hacía, me separé lentamente con los ojos entrecerrados, sin apartar aún la mano de su nuca, ahora mismo me daba igual lo que pensara o si le molestaba, simplemente me dejé llevar sin poder contenerme.
—Pasaré la noche en un hotel ya que no tengo una cama donde dormir, ya nos veremos...
Me separé de él lentamente y lo esquivé mientras abría la puerta de la habitación y la cerraba, dejándolo solo.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Aquella pregunta me extrañó en un principio. No comprendí por qué me la hacía, quedaba totalmente fuera de lugar después de cómo había actuado él, ¿acaso estaba esperando que le dijera que no para así burlarse de mí? Lo peor de todo era que esa era la verdad: no me arrepentía aún cuando quería hacerlo y me sentía impotente y me molestaba lo poco que había significado para él.
Justo cuando iba a contestarle del mismo modo en que pensaba, sonó la melodía de un móvil. No era el mío, el himno de Namimori que aún usaba como tono era inconfundible, así que clavé la mirada en él con fijeza mientras lo veía rebuscar en su mochila. Por la expresión que puso y el tono de voz en que habló, estaba seguro de que se trataba del tipejo irritante del hospital y ese simple hecho hizo que volviera a sentir una sensación de rabia extendiéndose por todo mi cuerpo. La conversación no fue muy larga, pero sabía que iba a verlo y mis sospechas se vieron confirmadas cuando comenzó a vestirse para salir. Me entraron ganas de darle una paliza para retenerlo. Quería decir algo, quería que se quedara allí y no fuera con ese tipo, pero mi orgullo me lo impedía. No iba a mostrarme de una forma tan patética y de todos modos él ignoraría todo lo que le dijera, después de todo, no era nadie para él.
Cuando lo vi acercarse a mí, no creí que fuera a besarme. Me quedé inmóvil de la impresión y me limité a corresponderle de un modo pasivo. No sólo me había sorprendido el beso, sino que lo hiciera de aquella forma tan suave y tranquila, sin dejar de ser lujurioso, porque no era el tipo de beso que debería darme si todo lo que había ocurrido entre nosotros le daba igual.
Me quedé allí de pie, pensativo, pero sobre todo confundido e indeciso. Decía que iba a un hotel... y justo después de hablar con el tipejo irritante. Apreté los puños y dientes con impotencia, ¿no hacía ni unas horas estábamos abrazados en mi cama y ahora se largaba a pasar la noche con otro? Entonces, ¿por qué me había besado? No lo entendía, no sabía qué debía pensar y tampoco quería dejarme engañar de nuevo...
Suspiré, cerré los ojos y traté de calmarme. Luego, recogí la ropa que aún estaba tirada por el suelo, tanto suya como mía, y la eché a la cesta del baño. La carta arrugada también había terminado en el suelo, me quedé mirándola, pensativo, la recogí y la llevé al escritorio. Debía haberme vuelto completamente loco, pero me había decidido a firmarla. La verdad era que prefería que el orgulloso con complejo de dominante tuviera su propia cama y así no tuviera que irse a ningún hotel. Así pues, cogí un bolígrafo y firmé al final de la carta, después volví a mi cama y cerré los ojos en un intento de dormir.
No habían pasado ni diez minutos, tiempo más que suficiente para decidirme a seguirlo. No podía quitarme de la cabeza la posible imagen del orgulloso con complejo de dominante acostándose con el tipejo irritante y cuanto más pensaba más me irritaba. Me levanté como impulsado por un resorte y, a toda prisa, me cambié, me puse el uniforme de Namimori con la chaqueta sobre los hombros, cogí las llaves y el móvil y salí de la habitación.
Justo cuando iba a contestarle del mismo modo en que pensaba, sonó la melodía de un móvil. No era el mío, el himno de Namimori que aún usaba como tono era inconfundible, así que clavé la mirada en él con fijeza mientras lo veía rebuscar en su mochila. Por la expresión que puso y el tono de voz en que habló, estaba seguro de que se trataba del tipejo irritante del hospital y ese simple hecho hizo que volviera a sentir una sensación de rabia extendiéndose por todo mi cuerpo. La conversación no fue muy larga, pero sabía que iba a verlo y mis sospechas se vieron confirmadas cuando comenzó a vestirse para salir. Me entraron ganas de darle una paliza para retenerlo. Quería decir algo, quería que se quedara allí y no fuera con ese tipo, pero mi orgullo me lo impedía. No iba a mostrarme de una forma tan patética y de todos modos él ignoraría todo lo que le dijera, después de todo, no era nadie para él.
Cuando lo vi acercarse a mí, no creí que fuera a besarme. Me quedé inmóvil de la impresión y me limité a corresponderle de un modo pasivo. No sólo me había sorprendido el beso, sino que lo hiciera de aquella forma tan suave y tranquila, sin dejar de ser lujurioso, porque no era el tipo de beso que debería darme si todo lo que había ocurrido entre nosotros le daba igual.
Me quedé allí de pie, pensativo, pero sobre todo confundido e indeciso. Decía que iba a un hotel... y justo después de hablar con el tipejo irritante. Apreté los puños y dientes con impotencia, ¿no hacía ni unas horas estábamos abrazados en mi cama y ahora se largaba a pasar la noche con otro? Entonces, ¿por qué me había besado? No lo entendía, no sabía qué debía pensar y tampoco quería dejarme engañar de nuevo...
Suspiré, cerré los ojos y traté de calmarme. Luego, recogí la ropa que aún estaba tirada por el suelo, tanto suya como mía, y la eché a la cesta del baño. La carta arrugada también había terminado en el suelo, me quedé mirándola, pensativo, la recogí y la llevé al escritorio. Debía haberme vuelto completamente loco, pero me había decidido a firmarla. La verdad era que prefería que el orgulloso con complejo de dominante tuviera su propia cama y así no tuviera que irse a ningún hotel. Así pues, cogí un bolígrafo y firmé al final de la carta, después volví a mi cama y cerré los ojos en un intento de dormir.
No habían pasado ni diez minutos, tiempo más que suficiente para decidirme a seguirlo. No podía quitarme de la cabeza la posible imagen del orgulloso con complejo de dominante acostándose con el tipejo irritante y cuanto más pensaba más me irritaba. Me levanté como impulsado por un resorte y, a toda prisa, me cambié, me puse el uniforme de Namimori con la chaqueta sobre los hombros, cogí las llaves y el móvil y salí de la habitación.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
No entiendo como después de lo último que me dijo lo seguí en silencio hasta nuestra habitación del instituto, debería haber corrido hasta él y golpearlo por hablarme de ese modo tan arrogante, pero a pesar de que estaba enfadado no hice nada, sabía que ser amable no era uno de sus puntos fuertes, así que decidí no darle muchas vueltas o acabaríamos discutiendo de nuevo.
LLegamos a la puerta de nuestra habitación y me paré justo detrás de él esperando que abriera, cuando entramos una sensación extraña me embriagó, recordé todo lo que habíamos hecho hace unas horas en esa cama y por segunda vez me sentí avergonzado, aunque evidentemente hice lo posible para que se me notara lo más mínimo. Luego, anduve hasta el centro de la habitación y me crucé de brazos mientras volvía la mirada hacía un lado, entonces me fijé en algo que había encima del escritorio, me acerqué y cogí el papel en mal estado, lo leí detenidamente y cuando acabé sonreí maliciosamente al ver su firma, me di la vuelta mientras me apoyaba en el escritorio y levanté la carta para que él supiera de lo que iba a hablar a continuación:
—Así que finalmente te decidiste a firmarla. —Acentué mi sonrisa y dejé la carta dónde la había encontrado.
LLegamos a la puerta de nuestra habitación y me paré justo detrás de él esperando que abriera, cuando entramos una sensación extraña me embriagó, recordé todo lo que habíamos hecho hace unas horas en esa cama y por segunda vez me sentí avergonzado, aunque evidentemente hice lo posible para que se me notara lo más mínimo. Luego, anduve hasta el centro de la habitación y me crucé de brazos mientras volvía la mirada hacía un lado, entonces me fijé en algo que había encima del escritorio, me acerqué y cogí el papel en mal estado, lo leí detenidamente y cuando acabé sonreí maliciosamente al ver su firma, me di la vuelta mientras me apoyaba en el escritorio y levanté la carta para que él supiera de lo que iba a hablar a continuación:
—Así que finalmente te decidiste a firmarla. —Acentué mi sonrisa y dejé la carta dónde la había encontrado.
Re: Habitación 01 - Sasuke Arakami y Hibari Kyouya
Durante el camino de regreso ninguno de los dos dijo nada y yo lo prefería así; la situación era muy incómoda para que encima él se burlara de mi buena intención de dejarle dormir en mi cama. Era consciente de lo que eso conllevaba... Íbamos a estar los dos juntos en el mismo lugar donde pocas horas antes habíamos tenido sexo; a decir verdad no sabía cómo se suponía que tenía que actuar.
En cuanto llegamos a la habitación, dejé la llave en mi mesita de noche y lo seguí con la mirada, en un principio desinteresado. Cuando me di cuenta de adónde se dirigía, abrí los ojos desmesuradamente. Era demasiado tarde: él se giró hacia mí con la carta en la mano y aprovechó el hecho de que hubiera firmado la carta para mofarse de mí. Fruncí el ceño, caminé hacía él y cogí de malas maneras la carta que el debilucho entrometido acababa de soltar. A continuación, lo miré irritado mientras cerraba el puño, arrugándola más, pero sin pretender romperla; era sólo una advertencia.
—¿Y a qué estás esperando para firmarla tú?
Se la estampé contra el pecho y volví a mi cama. Me decidí a ponerme otra vez el pijama por dos razones: la primera era que lo había dejado tirado despreocupadamente debido a que salí a toda prisa de la habitación y no quería que él lo viera y dedujera por qué. La segunda era que una excusa para no mirarlo, sentía cómo el ritmo del corazón se me disparaba, no conseguía distinguir si era por nerviosismo o por el hecho de recordar lo que habíamos hecho antes.
En cuanto llegamos a la habitación, dejé la llave en mi mesita de noche y lo seguí con la mirada, en un principio desinteresado. Cuando me di cuenta de adónde se dirigía, abrí los ojos desmesuradamente. Era demasiado tarde: él se giró hacia mí con la carta en la mano y aprovechó el hecho de que hubiera firmado la carta para mofarse de mí. Fruncí el ceño, caminé hacía él y cogí de malas maneras la carta que el debilucho entrometido acababa de soltar. A continuación, lo miré irritado mientras cerraba el puño, arrugándola más, pero sin pretender romperla; era sólo una advertencia.
—¿Y a qué estás esperando para firmarla tú?
Se la estampé contra el pecho y volví a mi cama. Me decidí a ponerme otra vez el pijama por dos razones: la primera era que lo había dejado tirado despreocupadamente debido a que salí a toda prisa de la habitación y no quería que él lo viera y dedujera por qué. La segunda era que una excusa para no mirarlo, sentía cómo el ritmo del corazón se me disparaba, no conseguía distinguir si era por nerviosismo o por el hecho de recordar lo que habíamos hecho antes.
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