El último obstáculo antes de perderlo de vista [cerrado]
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Gakuen Shiroi :: Ciudad :: Calle Principal :: Restaurantes
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El último obstáculo antes de perderlo de vista [cerrado]
Se notaba que el herbívoro era cada vez más famoso, en los pocos metros de distancia entre el taxi y la entrada al restaurante, la gente ya había comenzado a cuchichear y alguna que otra chica contenía grititos de emoción, hasta vi a algunos chicos mirándolo embobados. Suzuki nos esperaba en la entrada, recibió al herbívoro con una sonrisa y comenzó a decir tonterías, imaginaba que para disimular y que él no se diera cuenta del porqué de que yo lo hubiera llevado hasta allí. Me quedé rezagado a propósito, dejando que ellos se alejaran. Cuando entraron a una de las salas privadas y se escucharon los primeros gritos de sorpresa y felicitación, esperé casi un minuto antes de entrar también.
El ambiente era peor de lo que me había imaginado. Demasiada gente. No me gustaban nada las multitudes. Miré con disimulo al herbívoro y abrí los ojos con sorpresa al ver su expresión. Él sí que parecía sorprendido, estaba claro que ni de lejos había sospechado nada. Me daba la sensación de que nunca le habían dado tal sorpresa. En ese momento, comencé a sentirme extraño. Una sensación de... tranquilidad, de alivio incluso. Lo sabía, sabía por qué era, pero no quería decirlo y mi mente lo gritaba cada vez más alto: ¿alegrarme por él porque con semejante viejo irritante como padre legal estaba seguro de que hacía mucho que no celebraba su cumpleaños? Qué sensación más estúpida, qué ridícula y patética...
Desvié la mirada rápidamente de él y me giré con la intención de salir de la sala y quedarme vigilando fuera, pero entonces escuché una voz conocida llamándome. Me giré y vi que aquel chico, Matsumoto Akira, me hacía señas para que me sentara a su lado, al otro lado de la mesa. Me quedé un rato sin saber qué hacer y al final acabé yendo hasta él. Me arrepentí en cuanto me senté y vi la sonrisa de satisfacción con la que me miraba.
—Veo que al final no lo has dejado —me dijo—. A Suzuki debe darle una rabia enorme, pero hasta ella sabe que no podrá encontrar un guardaespaldas mejor que tú.
Le sostuve la mirada un rato y al final contesté:
—Será sólo por hoy.
El ambiente era peor de lo que me había imaginado. Demasiada gente. No me gustaban nada las multitudes. Miré con disimulo al herbívoro y abrí los ojos con sorpresa al ver su expresión. Él sí que parecía sorprendido, estaba claro que ni de lejos había sospechado nada. Me daba la sensación de que nunca le habían dado tal sorpresa. En ese momento, comencé a sentirme extraño. Una sensación de... tranquilidad, de alivio incluso. Lo sabía, sabía por qué era, pero no quería decirlo y mi mente lo gritaba cada vez más alto: ¿alegrarme por él porque con semejante viejo irritante como padre legal estaba seguro de que hacía mucho que no celebraba su cumpleaños? Qué sensación más estúpida, qué ridícula y patética...
Desvié la mirada rápidamente de él y me giré con la intención de salir de la sala y quedarme vigilando fuera, pero entonces escuché una voz conocida llamándome. Me giré y vi que aquel chico, Matsumoto Akira, me hacía señas para que me sentara a su lado, al otro lado de la mesa. Me quedé un rato sin saber qué hacer y al final acabé yendo hasta él. Me arrepentí en cuanto me senté y vi la sonrisa de satisfacción con la que me miraba.
—Veo que al final no lo has dejado —me dijo—. A Suzuki debe darle una rabia enorme, pero hasta ella sabe que no podrá encontrar un guardaespaldas mejor que tú.
Le sostuve la mirada un rato y al final contesté:
—Será sólo por hoy.
Última edición por Hibari Kyouya el Jue Ago 19, 2010 2:34 pm, editado 1 vez
Re: El último obstáculo antes de perderlo de vista [cerrado]
No entendía muy bien para qué me había traído a este restaurante, me pregunté en qué estaría pensando Suzuki-san y antes de que me diera cuenta el taxi ya se había detenido; al salir me encontré con fans y demasiado agetreo cosa que me extrañó. ¿cómo supieron que iba a venir aquí? Por mucho que intentara pensar en una respuesta no encontraba ninguna.
Entre la gente y cerca de la entrada pude ver a Suzuki-san, ella me sonrió atrevidamente y se abrazó a mi brazo mientras tiraba de él hacia dentro del restaurante; la seguí un poco reacio hasta una sala privada y aparentemente vacía. Al entrar de repente vi a muchas personas gritando y felicitándome, abrí los ojos ante la sorpresa y me quedé estático. ¿Así que esto era lo que habían estado preparando todo el día? Y parecía que el enano también había estado ayudando… giré el rostro hacia él, pero antes de poder verlo bien Suzuki-san me agarró de la mano y me arrastró hasta la mesa del final, delicadamente preparada. Empezaron a felicitarme uno por uno mientras me daban sus respectivos regalos.
Odiaba todo esto, nunca me había gustado este tipo de fiestas y mucho menos si era yo el protagonista; era cierto que nunca había celebrado mi cumpleaños de esta manera ya que mis padres biológicos nunca se acordaron de este día, pero ni así me hacia especial ilusión.
Ahora todo el mundo estaba sentado en la mesa con forma de U, comiendo y divirtiéndose; yo aproveché para desviar la mirada hacia el enano y fruncí el ceño ante lo que vi.
Un tío que parecía ser fotógrafo estaba intentando sacarse una foto junto a él y aunque éste estaba un poco reacio al principio finalmente accedió, el fotógrafo pasó su brazo izquierdo por los hombros del enano y lo acercó bruscamente quedando sus rostros muy unidos. Miré la escena fijamente conteniendo mi ira y luego me levanté de la silla bruscamente, todo el mundo miró hacia mi dirección unos segundos guardando silencio y mientras me dirigía hasta la mesa del fondo la cual estaba repleta de comida y bebidas, todo volvió a la normalidad.
Una vez allí cogí una copa y eché la primera bebida que encontré, me lo bebí todo de un trago; luego puse la copa en la mesa con fuerza y volví a llenarla, fui a bebérmelo, pero alguien me detuvo quitándome la copa de las manos; miré hacia un lado y entonces lo escuché:
—No debería beber de esa manera Arakami-san.
Fruncí aún más el ceño y como respuesta le quité la copa de las manos bebiéndomela de una vez nuevamente, sentía como la garganta me ardía y sentía que sólo podía aliviarmela bebiendo, así que volví a llenar la copa y me bebí otra copa entera; miré de reojo hacia el enano nuevamente y me quedé observándolo por un largo rato. No había que ser muy idiota para darse cuenta de que el fotógrafo estaba interesado en él, por otra parte al enano parecía que le agradaba porque aunque parecía molesto, sabía que no era por ese tío por el que se encontraba así si no por mí; por estar en este maldito restaurante celebrando mi estúpido cumpleaños…
Ignorando al pesado de Kinomoto-san salí por la puerta del fondo, donde había una gran terraza con piscina y muebles y flores exquisitamente colocadas y decoradas; me notaba mareado así que anduve hasta la barra del fondo donde podía verse toda la ciudad iluminada y me apoyé para no caer al suelo.
—Arakami-san… ¿se encuentra bien? ¿acaso no está disfrutando de su fiesta sorpresa?
Ahora era Suzuki-san…
—Odio este tipo de fiestas…
Ella se puso a mi lado y colocó una de sus manos sobre las mías, luego me miró un poco triste y añadió:
—No voy a pedirle perdón por lo que he hecho, yo quería ve—
Antes de que siguiera hablando la interrumpí apartando mi mano, luego me senté con dificultad en un banco que había cerca y añadí friamente:
—Vuelva con los demás, ahora quiero estar solo.
Entre la gente y cerca de la entrada pude ver a Suzuki-san, ella me sonrió atrevidamente y se abrazó a mi brazo mientras tiraba de él hacia dentro del restaurante; la seguí un poco reacio hasta una sala privada y aparentemente vacía. Al entrar de repente vi a muchas personas gritando y felicitándome, abrí los ojos ante la sorpresa y me quedé estático. ¿Así que esto era lo que habían estado preparando todo el día? Y parecía que el enano también había estado ayudando… giré el rostro hacia él, pero antes de poder verlo bien Suzuki-san me agarró de la mano y me arrastró hasta la mesa del final, delicadamente preparada. Empezaron a felicitarme uno por uno mientras me daban sus respectivos regalos.
Odiaba todo esto, nunca me había gustado este tipo de fiestas y mucho menos si era yo el protagonista; era cierto que nunca había celebrado mi cumpleaños de esta manera ya que mis padres biológicos nunca se acordaron de este día, pero ni así me hacia especial ilusión.
Ahora todo el mundo estaba sentado en la mesa con forma de U, comiendo y divirtiéndose; yo aproveché para desviar la mirada hacia el enano y fruncí el ceño ante lo que vi.
Un tío que parecía ser fotógrafo estaba intentando sacarse una foto junto a él y aunque éste estaba un poco reacio al principio finalmente accedió, el fotógrafo pasó su brazo izquierdo por los hombros del enano y lo acercó bruscamente quedando sus rostros muy unidos. Miré la escena fijamente conteniendo mi ira y luego me levanté de la silla bruscamente, todo el mundo miró hacia mi dirección unos segundos guardando silencio y mientras me dirigía hasta la mesa del fondo la cual estaba repleta de comida y bebidas, todo volvió a la normalidad.
Una vez allí cogí una copa y eché la primera bebida que encontré, me lo bebí todo de un trago; luego puse la copa en la mesa con fuerza y volví a llenarla, fui a bebérmelo, pero alguien me detuvo quitándome la copa de las manos; miré hacia un lado y entonces lo escuché:
—No debería beber de esa manera Arakami-san.
Fruncí aún más el ceño y como respuesta le quité la copa de las manos bebiéndomela de una vez nuevamente, sentía como la garganta me ardía y sentía que sólo podía aliviarmela bebiendo, así que volví a llenar la copa y me bebí otra copa entera; miré de reojo hacia el enano nuevamente y me quedé observándolo por un largo rato. No había que ser muy idiota para darse cuenta de que el fotógrafo estaba interesado en él, por otra parte al enano parecía que le agradaba porque aunque parecía molesto, sabía que no era por ese tío por el que se encontraba así si no por mí; por estar en este maldito restaurante celebrando mi estúpido cumpleaños…
Ignorando al pesado de Kinomoto-san salí por la puerta del fondo, donde había una gran terraza con piscina y muebles y flores exquisitamente colocadas y decoradas; me notaba mareado así que anduve hasta la barra del fondo donde podía verse toda la ciudad iluminada y me apoyé para no caer al suelo.
—Arakami-san… ¿se encuentra bien? ¿acaso no está disfrutando de su fiesta sorpresa?
Ahora era Suzuki-san…
—Odio este tipo de fiestas…
Ella se puso a mi lado y colocó una de sus manos sobre las mías, luego me miró un poco triste y añadió:
—No voy a pedirle perdón por lo que he hecho, yo quería ve—
Antes de que siguiera hablando la interrumpí apartando mi mano, luego me senté con dificultad en un banco que había cerca y añadí friamente:
—Vuelva con los demás, ahora quiero estar solo.
Última edición por Arakami Sasuke el Mar Ago 17, 2010 9:08 pm, editado 1 vez
Re: El último obstáculo antes de perderlo de vista [cerrado]
Ese chico no se quedó satisfecho con mi respuesta y yo, sin saber muy bien cómo, terminé contándole el trato que había hecho con Suzuki. Él no dijo nada, hizo un gesto como si acabara de caer en la cuenta de algo y trasteó en sus bolsillos hasta dar con una cámara digital.
—Bien, entonces vamos a hacernos una foto juntos. —Lo miré como si estuviera loco, que en realidad debía de estarlo para pedirme eso, pero él no desistió—. De recuerdo. —Fruncí el ceño por toda respuesta—. Venga, va, sólo será una foto.
Suspiré con impaciencia. Si al menos así dejaría de molestarme... No le di una respuesta verbal, pero él debió entender mi reacción, porque lanzó una exclamación de alegría y extendió la cámara entre los dos. Yo miré hacia otro lado sin cambiar de expresión y él se atrevió a ir más allá. Me pasó el brazo por los hombros y me atrajo hacia él; fue un gesto que no me esperaba, me cogió desprevenido y el flash de la cámara saltó justo cuando lo miré de reojo, sorprendido. Estaba muy cerca. Demasiado. Volví a fruncir el ceño e hice ademán de apartarle la mano, pero entonces escuché un ruido y levanté la cabeza en aquella dirección. No fui el único sorprendido de ver al herbívoro de pie y con expresión furiosa. Inmediatamente, miré a cada uno de sus lados... ¿Alguien le había molestado? No, no debía ser eso, probablemente era el ambiente de aquella fiesta; imaginaba que debía gustarle tan poco como a mí. Lo seguí con la mirada hasta que salió de la sala y me sobresalté cuando vi que Suzuki lo seguía poco después.
Comencé a sentirme inquieto y más incómodo de lo que ya estaba. Ese fotógrafo incordiante seguía hablándome, pero yo no le estaba prestando atención. Lo miré cuando me puso la cámara delante para que viera la foto que nos acabábamos de hacer y aparté la mirada de la cámara con rapidez en cuanto vi que la puerta volvía a abrirse. Lo que vi me dejó aún más perplejo: Suzuki, con expresión satisfecha, se estaba abotonando la camisa y se pasaba la mano por el pelo y el cuello. Estaba jadeando. Tragué saliva y aparté deprisa la mirada de ella. Me puse de pie, rodeé la mesa y abandoné la sala sin detenerme a mirar a nadie. No me di cuenta de que el fotógrafo incordiante me había seguido hasta que lo escuché hablar.
—¡Hibari-kun, por lo visto en este restaurante hay una terraza con unas vistas estupendas, vamos!
Antes de que pudiera replicar, me cogió de la muñeca y tiró de mí a la carrera. Lo que no me esperaba era que allí estuviera también el herbívoro. Clavé la mirada en su nuca con ira y, antes de que pudiera impedírselo, el fotógrafo incordiante tiró de mí hasta él y exclamó:
—¡Anda, Arakami-kun! ¿A ti también te gusta relajarte en las terrazas? —Debió darse cuenta de que el herbívoro no lo conocía aún, porque me soltó por fin y le tendió esa mano mientras se presentaba—: Soy Matsumoto Akira, el que a partir de ahora va a ser tu fotógrafo oficial.
—Bien, entonces vamos a hacernos una foto juntos. —Lo miré como si estuviera loco, que en realidad debía de estarlo para pedirme eso, pero él no desistió—. De recuerdo. —Fruncí el ceño por toda respuesta—. Venga, va, sólo será una foto.
Suspiré con impaciencia. Si al menos así dejaría de molestarme... No le di una respuesta verbal, pero él debió entender mi reacción, porque lanzó una exclamación de alegría y extendió la cámara entre los dos. Yo miré hacia otro lado sin cambiar de expresión y él se atrevió a ir más allá. Me pasó el brazo por los hombros y me atrajo hacia él; fue un gesto que no me esperaba, me cogió desprevenido y el flash de la cámara saltó justo cuando lo miré de reojo, sorprendido. Estaba muy cerca. Demasiado. Volví a fruncir el ceño e hice ademán de apartarle la mano, pero entonces escuché un ruido y levanté la cabeza en aquella dirección. No fui el único sorprendido de ver al herbívoro de pie y con expresión furiosa. Inmediatamente, miré a cada uno de sus lados... ¿Alguien le había molestado? No, no debía ser eso, probablemente era el ambiente de aquella fiesta; imaginaba que debía gustarle tan poco como a mí. Lo seguí con la mirada hasta que salió de la sala y me sobresalté cuando vi que Suzuki lo seguía poco después.
Comencé a sentirme inquieto y más incómodo de lo que ya estaba. Ese fotógrafo incordiante seguía hablándome, pero yo no le estaba prestando atención. Lo miré cuando me puso la cámara delante para que viera la foto que nos acabábamos de hacer y aparté la mirada de la cámara con rapidez en cuanto vi que la puerta volvía a abrirse. Lo que vi me dejó aún más perplejo: Suzuki, con expresión satisfecha, se estaba abotonando la camisa y se pasaba la mano por el pelo y el cuello. Estaba jadeando. Tragué saliva y aparté deprisa la mirada de ella. Me puse de pie, rodeé la mesa y abandoné la sala sin detenerme a mirar a nadie. No me di cuenta de que el fotógrafo incordiante me había seguido hasta que lo escuché hablar.
—¡Hibari-kun, por lo visto en este restaurante hay una terraza con unas vistas estupendas, vamos!
Antes de que pudiera replicar, me cogió de la muñeca y tiró de mí a la carrera. Lo que no me esperaba era que allí estuviera también el herbívoro. Clavé la mirada en su nuca con ira y, antes de que pudiera impedírselo, el fotógrafo incordiante tiró de mí hasta él y exclamó:
—¡Anda, Arakami-kun! ¿A ti también te gusta relajarte en las terrazas? —Debió darse cuenta de que el herbívoro no lo conocía aún, porque me soltó por fin y le tendió esa mano mientras se presentaba—: Soy Matsumoto Akira, el que a partir de ahora va a ser tu fotógrafo oficial.
Re: El último obstáculo antes de perderlo de vista [cerrado]
Al fin me encontraba solo, admirando la vista nocturna de la ciudad, con el viento zarandeando mi cabello, revolviéndomelo una y otra vez. Apoyé la espalda en el respaldo del banco y me masajeé las sienes; estaba mareado y no veía completamente nítido, supongo que debido a las copas que me bebí antes que ni recordaba todas las que habían sido… suspiré cansinamente y cerré los ojos para descansar, pero mi tranquilidad no duró mucho, minutos después alguien llegó hasta mí y empezó a hablarme energéticamente.
Abrí los ojos lentamente y rodé las pupilas hasta verlos, el chico que había hablado y tenía una mano extendida hacia mí para que se la estrechara era el idiota que vi sentado al lado del enano y éste estaba justo a su lado con la mirada perdida, ignorándome.
Fruncí el ceño molesto al verlo juntos y bajé la mirada hasta su mano para subirla y clavarla en sus ojos segundos después. ¿Mi fotógrafo oficial? Debería de estar bromeando…, no podía soportarlo y era la primera vez que lo veía y encima… ¿tendría que aguantarlo todos los días? No me jodas.
Rodé las pupilas mirando hacia el frente y suspiré mientras me cruzaba de piernas y me metía las manos en los bolsillos del pantalón ignorándolo.
El chico al ver que yo no respondía se giró hacia el enano y le pasó un brazo por los hombros, justo como cuando los vi antes.
—¡Ey! ¿Qué haces tan pensativo? —le preguntó en un tono agradable riéndose y luego siguió: ¿Sabes? me alegra que pensaras sobre lo que hablamos ayer, realmente me sentiría mal si te fueras de la compañía porque creo que los dos seremos muy buenos amigos, realmente formaremos un gran equipo. —Le mostró un gran sonrisa la cual me entraron ganas de quitársela con un buen puñetazo y luego continúo—. Estoy feliz de que estés aquí conmigo.
Ese bastardo era demasiado evidente, estaba claro que tenía una doble intención con el enano, pero este parecía que no se daba cuenta. ¿Qué cojones era eso de que habían hablado anteriormente? ¿Había sido por ese chico por el que no se había ido aún? Molesto y frustrado me levanté del banco y ese tal Matsumoto Akira se giró para observarme con confusión.
—Eres demasiado ruidoso.
Esquivé el banco tambaleándome y aunque no me apetecía entrar donde estaba todo el mundo, lo prefería antes de quedarme ahí y observar como ese imbécil intentaba seducir al enano.
Abrí los ojos lentamente y rodé las pupilas hasta verlos, el chico que había hablado y tenía una mano extendida hacia mí para que se la estrechara era el idiota que vi sentado al lado del enano y éste estaba justo a su lado con la mirada perdida, ignorándome.
Fruncí el ceño molesto al verlo juntos y bajé la mirada hasta su mano para subirla y clavarla en sus ojos segundos después. ¿Mi fotógrafo oficial? Debería de estar bromeando…, no podía soportarlo y era la primera vez que lo veía y encima… ¿tendría que aguantarlo todos los días? No me jodas.
Rodé las pupilas mirando hacia el frente y suspiré mientras me cruzaba de piernas y me metía las manos en los bolsillos del pantalón ignorándolo.
El chico al ver que yo no respondía se giró hacia el enano y le pasó un brazo por los hombros, justo como cuando los vi antes.
—¡Ey! ¿Qué haces tan pensativo? —le preguntó en un tono agradable riéndose y luego siguió: ¿Sabes? me alegra que pensaras sobre lo que hablamos ayer, realmente me sentiría mal si te fueras de la compañía porque creo que los dos seremos muy buenos amigos, realmente formaremos un gran equipo. —Le mostró un gran sonrisa la cual me entraron ganas de quitársela con un buen puñetazo y luego continúo—. Estoy feliz de que estés aquí conmigo.
Ese bastardo era demasiado evidente, estaba claro que tenía una doble intención con el enano, pero este parecía que no se daba cuenta. ¿Qué cojones era eso de que habían hablado anteriormente? ¿Había sido por ese chico por el que no se había ido aún? Molesto y frustrado me levanté del banco y ese tal Matsumoto Akira se giró para observarme con confusión.
—Eres demasiado ruidoso.
Esquivé el banco tambaleándome y aunque no me apetecía entrar donde estaba todo el mundo, lo prefería antes de quedarme ahí y observar como ese imbécil intentaba seducir al enano.
Re: El último obstáculo antes de perderlo de vista [cerrado]
No los miraba a ninguno de los dos, tenía la vista fija enfrente de mí, aunque no miraba a nada en concreto. De reojo vi que el herbívoro hizo caso omiso a la mano que el fotógrafo incordiante le había tendido. Éste bajó la mano, se giró hacia mí y se encogió de hombros. De repente, me echó el brazo por los hombros, volviendo a acercarme a él demasiado. Me sorprendí por su atrevimiento, sobre todo por lo que dijo. ¿Ese chico se pensaba que había cambiado de opinión por él? Debía estar de broma... Además, ya le había dicho que sólo sería por hoy, después de aguantar ese último y molesto obstáculo que era la fiesta sorpresa del herbívoro, lo dejaría definitivamente.
Mis pensamientos me impidieron advertirle a ese chico que dejara de actuar tan amigablemente conmigo, su actitud era sumamente molesta. De repente, el herbívoro se incorporó con expresión de enfado y se alejó. Me di cuenta de que se tambaleó en cuanto se levantó. Entrecerré los ojos y lo seguí con la mirada mientras se alejaba, después, cerré los ojos momentáneamente, el mismo tiempo que tardé en decidirme. Aparté el brazo del fotógrafo irritante y crucé por su lado en dirección al herbívoro, que se ayudaba de la pared para no caer al suelo. Estaba más borracho de lo que me había imaginado. Sin decirle nada ni darle oportunidad de darse cuenta de que estaba junto a él, le sujeté del otro brazo con fuerza y lo alejé de la pared. Le dirigí una mirada indiferente, ignorando por completo la suya, y le espeté con dureza y sin elevar el volumen de mi voz:
—Ya que no eres capaz de controlar cuánto bebes, al menos no te alejes demasiado. Ahora mismo eres más débil de lo habitual y no quiero que tu imprudencia me cause problemas en mi último día como tu guardaespaldas.
Mis pensamientos me impidieron advertirle a ese chico que dejara de actuar tan amigablemente conmigo, su actitud era sumamente molesta. De repente, el herbívoro se incorporó con expresión de enfado y se alejó. Me di cuenta de que se tambaleó en cuanto se levantó. Entrecerré los ojos y lo seguí con la mirada mientras se alejaba, después, cerré los ojos momentáneamente, el mismo tiempo que tardé en decidirme. Aparté el brazo del fotógrafo irritante y crucé por su lado en dirección al herbívoro, que se ayudaba de la pared para no caer al suelo. Estaba más borracho de lo que me había imaginado. Sin decirle nada ni darle oportunidad de darse cuenta de que estaba junto a él, le sujeté del otro brazo con fuerza y lo alejé de la pared. Le dirigí una mirada indiferente, ignorando por completo la suya, y le espeté con dureza y sin elevar el volumen de mi voz:
—Ya que no eres capaz de controlar cuánto bebes, al menos no te alejes demasiado. Ahora mismo eres más débil de lo habitual y no quiero que tu imprudencia me cause problemas en mi último día como tu guardaespaldas.
Re: El último obstáculo antes de perderlo de vista [cerrado]
Realmente había bebido demasiado, no podía andar dos o tres pasos sin que me tambaleara y estuviera a punto de caerme, así que me ayudé de la pared para no caer al suelo. Aunque me encontraba realmente mareado quería beber más para olvidar todo lo que estaba pasando, era la primera vez que pensaba en ahogar mis penas en el alcohol y eso me molestaba incluso más de lo que me hubiera imaginado.
Entonces, sentí un brusco agarre en mi brazo y como me alejaban de la pared; lo miré con la mirada perdida y con los ojos entrecerrados, ya que me pesaban más que nunca, pero al darme cuenta de quién tenía delante los abrí de golpe. El enano me miraba fríamente e indiferente cosa que me hizo sentir como mi pecho se encogía, odiaba que me mirara de esa manera…, como si de verdad no hubiera pasado nada entre nosotros…, como si realmente hubiera estado utilizándome estos días…
Escuché lo que dijo atentamente y fruncí el ceño mientras le daba un manotazo y lo apartaba de mí dándole un empujón. Lo que había dicho me enfureció tanto como me desilusionó; por lo que había dicho no pensaba seguir siendo mi guardaespaldas y yo parece ser que lo malinterpreté antes de tiempo, pero entonces no entendía por qué tenía que ser hoy, podría haberse ido antes y no tendría que haber acudido a esta maldita fiesta, aunque ahora que lo pienso quizás estaba aquí por ese imbécil de antes. De sólo pensando apreté los dientes hasta que comenzaron a chirriar y me di la vuelta sin siquiera dirigirme a él, seguí el camino apoyándome en la pared y cuando estuve dentro me fui nuevamente a la mesa donde bebí antes, echándome otra copa de vino, la cual me tragué de un solo trago.
Luego, vi como Suzuki-san me llamaba con la mano, pero al no hacerle caso vino a por mí y me llevó a la mesa donde había una gran tarta de cumpleaños, me ayudó a sentarme en una silla y empezaron a cantarme la canción típica de este tipo de fiestas.
Nada más terminaran me iría sin dudarlo…
Entonces, sentí un brusco agarre en mi brazo y como me alejaban de la pared; lo miré con la mirada perdida y con los ojos entrecerrados, ya que me pesaban más que nunca, pero al darme cuenta de quién tenía delante los abrí de golpe. El enano me miraba fríamente e indiferente cosa que me hizo sentir como mi pecho se encogía, odiaba que me mirara de esa manera…, como si de verdad no hubiera pasado nada entre nosotros…, como si realmente hubiera estado utilizándome estos días…
Escuché lo que dijo atentamente y fruncí el ceño mientras le daba un manotazo y lo apartaba de mí dándole un empujón. Lo que había dicho me enfureció tanto como me desilusionó; por lo que había dicho no pensaba seguir siendo mi guardaespaldas y yo parece ser que lo malinterpreté antes de tiempo, pero entonces no entendía por qué tenía que ser hoy, podría haberse ido antes y no tendría que haber acudido a esta maldita fiesta, aunque ahora que lo pienso quizás estaba aquí por ese imbécil de antes. De sólo pensando apreté los dientes hasta que comenzaron a chirriar y me di la vuelta sin siquiera dirigirme a él, seguí el camino apoyándome en la pared y cuando estuve dentro me fui nuevamente a la mesa donde bebí antes, echándome otra copa de vino, la cual me tragué de un solo trago.
Luego, vi como Suzuki-san me llamaba con la mano, pero al no hacerle caso vino a por mí y me llevó a la mesa donde había una gran tarta de cumpleaños, me ayudó a sentarme en una silla y empezaron a cantarme la canción típica de este tipo de fiestas.
Nada más terminaran me iría sin dudarlo…
Re: El último obstáculo antes de perderlo de vista [cerrado]
Se veía que sí que quería incordiarme hasta el final. Lo seguí con la mirada, ceñudo, hasta que desapareció. El fotógrafo incordiante se puso a mi lado e hizo una mueca, ya sin sonreír; no me gustaba la forma en la que me miraba a mí y luego a la puerta, como si en vez de fijarse en ella estuviera mirando al herbívoro. Cerré los ojos, irritado, y salí de la terraza en dirección a la sala. De camino, escuché esa molesta y ridícula cancioncilla de cumpleaños y me detuve. No tenía ningunas ganas de entrar en ese tipo de ambiente, así que me esperé de brazos cruzados hasta que terminaron. Cuando abrí los ojos, me sorprendió el hecho de que el fotógrafo incordiante se hallara a mi lado, con los brazos detrás de la cabeza. Me miró con una sonrisa y dijo:
—Parece que también compartimos la antipatía por ese tipo de canciones.
Ese chico me desconcertaba y lo peor era que, aunque era cierto que su presencia era molesta, no llegaba a desagradarme. Entré rápidamente en la sala y volví a mi sitio. No pude evitar centrar mi mirada en el herbívoro; de verdad, ese estúpido no sabía controlarse y Suzuki, en un intento de hacerle sentir mejor, comenzó a abanicarlo —aprovechando el momento para acercarse demasiado a él—. Molesto, me levanté, me acerqué a ellos y dije con voz autoritaria:
—Arakami Sasuke no está en condiciones de seguir aquí, así que lo acompañaré hasta su hotel.
Sabía que él se opondría, pero no se negaría demasiado dado su estado. Entonces, un chico se me adelantó, ayudó al herbívoro a ponerse en pie y se pasó uno de sus brazos por los hombros. Miró a Suzuki y luego a mí y dijo que él se encargaría de llevarlo. Me quedé estático, impotente, viendo cómo ese chico se lo llevaba. De inmediato, me asaltó una sensación de profunda ira y apreté los puños. Me giré rápidamente hacia Suzuki, pero ella se me adelantó diciendo:
—Te pagaré mañana como te dije, en mi despacho.
Debía de pensar que le estaba reclamando el dinero ahora que el herbívoro se había ido y, por lo tanto, mi trabajo había terminado, pero... no era eso lo que iba a decir.
—Seguiré trabajando como guardaespaldas —le contesté sin dudarlo ni un segundo.
Ella me miró perpleja y no era la única, el fotógrafo incordiante pasó de una expresión sorprendida a una de gran alegría. Yo los ignoré a los dos, me di media vuelta y salí de la sala.
—Parece que también compartimos la antipatía por ese tipo de canciones.
Ese chico me desconcertaba y lo peor era que, aunque era cierto que su presencia era molesta, no llegaba a desagradarme. Entré rápidamente en la sala y volví a mi sitio. No pude evitar centrar mi mirada en el herbívoro; de verdad, ese estúpido no sabía controlarse y Suzuki, en un intento de hacerle sentir mejor, comenzó a abanicarlo —aprovechando el momento para acercarse demasiado a él—. Molesto, me levanté, me acerqué a ellos y dije con voz autoritaria:
—Arakami Sasuke no está en condiciones de seguir aquí, así que lo acompañaré hasta su hotel.
Sabía que él se opondría, pero no se negaría demasiado dado su estado. Entonces, un chico se me adelantó, ayudó al herbívoro a ponerse en pie y se pasó uno de sus brazos por los hombros. Miró a Suzuki y luego a mí y dijo que él se encargaría de llevarlo. Me quedé estático, impotente, viendo cómo ese chico se lo llevaba. De inmediato, me asaltó una sensación de profunda ira y apreté los puños. Me giré rápidamente hacia Suzuki, pero ella se me adelantó diciendo:
—Te pagaré mañana como te dije, en mi despacho.
Debía de pensar que le estaba reclamando el dinero ahora que el herbívoro se había ido y, por lo tanto, mi trabajo había terminado, pero... no era eso lo que iba a decir.
—Seguiré trabajando como guardaespaldas —le contesté sin dudarlo ni un segundo.
Ella me miró perpleja y no era la única, el fotógrafo incordiante pasó de una expresión sorprendida a una de gran alegría. Yo los ignoré a los dos, me di media vuelta y salí de la sala.
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