Escapando de las multitudes [Priv. Kamanosuke]

Maldición. Maldición y maldición. Lo peor es que me esta gustando esto. Es excitante, es nuevo, es fresco. Sonreiría, pero tengo la cabeza echa un poco lío. Pero algo me dice que no me detenga. Esto puede ser sobretodo divertido. Chasqueo levemente la lengua mientras siento como ahora pasa su cara por mi cuello hasta llegar a la clavícula. Si el idiota este va en serio, no creo que me queje. Siento como el cuerpo vuelve a responderme, más o menos, y casi de forma irracional, termino de desbotonarle la camisa y ya con las dos manos la deslizo para ir quitándosela, poco a poco. No sé porqué me pareció así.

-Pensaba que era una pregunta retórica-le digo en tono burlón, entreabriendo los ojos y sonriendo con malicia.-¿De verdad que tengo que respoder?-pregunto, con ironía, pero con un tono más suave.

Dejo que termine de quitarme la camisa, sin moverme de mi posición hasta que pronuncia esas palabras. Lentamente me voy incorporando, hasta volver a clavar mi mirada en la suya, sin apartarla. Debemos de estar locos para hacer algo así en un sitio como este, pero, sinceramente, ¿a quién le importa eso ahora? Si alguien entraba y nos veía pues...¡que se diese media vuelta y punto!
Y, por otro lado, ¿para que quiero respuesta? En parte si no se a resistido aún es porque tampoco le resulta desagradable y eso a quedado más que constatado ya; y, aparte, me iba a dar igual su respuesta. Es su problema empezar algo que no está dispuesto a continuar y yo no pensaba para ahora.
-Sinceramente, me importa una mierda la respuesta.-respondo en el mismo tono suave que empleó él, formando una sonrisa de lado mientras me incorporo, quedando sentado en sus caderas y termino de sacarme las mangas de la camisa, tirandola a un lado y volviendo a acercarme.
-¿Algo más que objetar?

Hago un mohín de fingido reproche ante su frase, mientras contemplo como ya se ha deshecho de su camisa. Sasuke tenía razón, es carne de gimnasio. Pero qué carne. Prefiero evitar pensar que es hasta tentador a la vista. A su pregunta, ruedo los ojos y esbozo una burlesca sonrisa mientras elevo un poco e cuello para tenerlo más cerco.

-¿Objetar? Si te importan una mierda mis respuestas, idiota-le digo en un tono entre acusador y burlón, mietras rodeo su cuello con mis brazos y lo acerco a mí de nuevo para juntar mi boca con la suya, explorándola por completo con mi lengua, como ha hecho él antes, y lo apego a mí. Ahora sí que tengo ganas de lo que pueda pasar.

Realmente no esperaba que objetase nada y si lo hubiese hecho, ciertamente me habría dado igual. Pero, claro, habría sido divertido ver el careto que hubiese puesto al ver que no le hacía ni puto caso.
Estoy a punto de soltarle una de mis tipicas e ingeniosas frases (porque me da igual lo que digan, lo son) pero el tacto inesperado de sus labios con los mios y como cuela su lengua en mi boca sin mucha dificultad, por la sorpresa del gesto, lo evitan. Mis músculos se tensan durante unos breves segundos, pero después comienzo a deslizar la mano por uno de los costados, acariciando levemente la piel al descubierto para, al finalizar el recorrido, dejarla colocada en sus caderas, las cuales agarro con decisión.

Algo me da en la nariz que tenía pensado decir una de sus frases made in Kirigakure, pero yo he sido más rápido. Eso le enseñará que hay cosas que no se deberían decir porque nunca llegas a decirlas. Intervención divina, llego a pensar, mientras siento como desliza sus manos por mis costados al descubierto. No me molesta en absoluto, pero cuando las pone en mis caderas y las agarra, entrealzo una ceja y chasquearía la lengua, de no ser porque la tengo ocupada en otros asuntos más importantes.

Vamos a ver. Si ÉL está ENCIMA y YO estoy DEBAJO... ¿me está quitando dominio? Si lo reconsidero bien, Saizo es demasiado tranquilo (o VAGO, directamente....pseh) para esas cosas, y yo demasiado hiperactivo para estar debajo....Frunciendo el ceño, separo de su cuello uno de mis brazos y lo apoyo como puedo en el suelo para intentar incoporarme. Y aunque no me apetece demasiado (bueh, es igual, voy a tener muchos más), separo nuestros labios con algo de brusquedad, tan típica de mí.

-He, ¿pero qué te crees que hacer ahí encima?-le pregunto mientras frunzo el ceño y me relamo ligeramente los labios.

Le miro con molestia por haber roto el beso de esa manera, pero antes de soltarle un buen insulto, decido esperarme a que me de una explicación o lo que sea. Porque, en serio, lo habré dicho ya veinte mil veces pero lo repetiré: igual que a veces es realmente predecible, en otras (muy muy escasas) no lo es tanto. Y esta es una de ellas.
Pero la pregunta que me suelta a continuación hace que alce una ceja, incrédulo. ¿Ahora me venía a preguntar algo así? Espera...¿No pretenderá que...?........JA!
-Al parecer eres más corto de luces de lo que pensé.-suelto mordaz, bufando y observo como se relame.-Está más que claro que YO iré arriba y TÚ abajo.-digo, remarcando esas dos palabras y mirandole con altivez.

...

-Estarás de coña, ¿no?-le pregunto con desdén, ladeando la cabeza y chasqueando la lengua, incorporándome un poco más-Y ¿por qué tengo que estar YO debajo? ¿Lo pone la constitución japonesa, eh?-le pregunto con el mismo tono mordaz. Me da que está algo molesto por lo que acabo de hacer, pero se lo merece. Pórtate bien y tendrás más. Puede.

-¿De verdad quieres que responda a eso?-replico nada más termina de hablary se que con solo decir eso, entenderá por donde van los tiros...o quizás no, hoy no parece demasiado lúcido.-Y, a parte de eso,-añado, complementando la indirecta anterior-me niego a ir abajo y...ya me escuchaste antes: me importa una mierda lo que digas.
Y ya puede decir lo que quiera, que mi respuestas es rotunda en ese sentido: ni muerto voy abajo.

Hago una mueca de claro disgusto. Será cabezota! Cabezacuadrada! Cachazudo! No hay quien entienda a este cabezahueca...

-¿Ah, sí?-espeto, mientras deslizo el brazo que aún abrazaba su cuello para poner la mano en su hombro y empujarlo levemente. Que este gesto le quede bien claro de advertencia a lo que quiero-¿Y que pasa si inesperablemente me niego a estar abajo?

Y quiero una respuesta con fundamento.

Me estaba retando de nuevo y en semejante situación. Me extraña que haya preguntado semejante gilipollez.
¿Qué pasa si se niega? Obviamente...
-Me importa una mierda lo que digas. No haber empezado algo que no ibas a continuar.-suelto ariscamente y poniendole una mano en el pecho, lo tumbo de nuevo en el suelo con algo de brusquedad, acercandome de nuevo a él, dejando nuestros rostros a un palmo de distancia.-Y espero haber sido lo suficientemente claro.

Mascullo una palabrota cuando me hace chocar contra el suelo de nuevo por el empujón. Menudo bestia está hecho, ¿y encima me viene con esas? Aunque tiene algo de razón, pero yo nunca se lo reconocer.

-Tienes un serio problema de posesividad o de dominio.¿Es que te molesta o algo?-le pregunto, no con un aire curioso sino irónico. Pero claro, si a él le importa tan poco mis preguntas y respuestas... cosas de asociales.-Además, no parece que lo tengas tan claaaaro-digo en tono burlón, estirando un poco en cuello y volviendo a relamerme los labios, rozando levemente con la lengua los suyos, mientras entrecierro un poco los ojos.

Si quiere tocarme las pelotas lo está haciendo a base de bien (hablando metafóricamente, que conste). Se niega en rotundo a estar abajo, porque eso es lo que está haciendo, y ahora...¿se pone a provocarme? Y encima de dos maneras distintas: la primera, y la que más me jode, con la de que no tenga claro el ser el de arriba lo cual tiene una respuesta más que obvia; y lo segundo, lamiendose sus labios y de paso los mios como quien no quiere la cosa.
Pero si cree que me va a hacer que me cabree tan fácilmente,...es que aún está muy verde.
-¿Eso es todo lo que sabes hacer?-digo, tomandole del pelo y obligandole a echar el rostro hacia atrás, haciendo así que quede de manera que se vea como el sometido...que es lo que va a ser.

Ahogo un quejido y una maldición cuando se le ocurre hacer lo peor que una persona podría hacerme. ¿¡Tirarme del pelo!? ¡Éste no sabe lo que le espera luego!

-¿¡Pero como se te ocurre!?-le pregunto con un tono de enfado. Con la mano que tenía de apoyo agarro la muñeca del armatoste éste con ademán de que me suelte, pero sé que como no vaya con cuidado recibiré un tirón que no va a ser precisamente para reírse después. No puedo verle bien la cara, pero si pudiera, le estaría asesinando con la mirada.-No sé que concepto más raros tenéis los asociales de diversión-espeto con cierda rudeza, mientras le empujo una vez más en el hombro.

Doy otro ligero tirón sin hacer demasiado caso al insulto. Su boca habla antes de pensar y yo actuo antes de pensar. Seríamos un buen equipo en los ejercicios que nos ordenaba hacer Sanada cuando vivíamos allí si pudiesemos estar más de 1 minutos sinn matarnos a ostias. Pero como no era posible, ni saludable, era mejor tenernos por separado. Además, es un puto bocazas.
-Ni quiero ni pretendo que me entiendas. No tengo más ganas de discutir una estupidez así, así que, estáte quieto de una puta vez, ¿estamos?

¡Mierda! Chasqueo la lengua al sentir otro tirón. No ha sido gran cosa pero me molesta igual. ¡Será mamón! Y encima ¡dándome órdenes, como si creyera que fuera a mostrarme sumiso tan fácilmete!

-Ah, ¿con que esas vas? ¿Y qué vas a hacerme si no me estoy quieto, eh?-le vuelvo a espetar en un tono burlesco. Lo peor es no quisiera que esto se detuviese ni aunque me pagaran.

Me quedo pensativo unos instantes, planteandome la pregunta que me acababa de hacer. La verdad es que pocas amenazas se me ocurrían lo suficientemente eficientes como para hacer que se quedara quieto. Por no decir ninguna. Una opción sería atarle...pero me da que las corbatas acabarían rotas y no son precisamente baratas.
Espera...puedo usar ese as, aunque de seguro que se cabrea más y la verdad, no tengo ganas de acabar abajo pero...es demasido tentador no usar semejante baza.
-Te recuerdo que aún tengo la Kusari gama en mi poder.

Mierda! Eso es cierto. El sabe donde está mi kusari gama y es por ella que he acabado así....

-¿Y cómo sé que me la darás después de esto?-gruño en voz baja. Pero es verdad... si no le hago....¿caso? no sabré donde está. Mi otra opción es esperar a que la encuntre alguien y me heche por posesión de armas (es una copia, pero igual...)-Mierda...-susurro. Ese detalle me ha cabreado, pero por otro lado.... ha acabado resultando ser un punto débil-Pues viendo las prisas que lllevas-digo, con un claro sentido irónico-No pareces estar muy a la labor de colaborar con esto, ¿sabes?

Solo busco provocarlo, porque no sabía que así pudiera ser tan entretenido. Lo sé, tengo un modo de pensar muy peculiar.

¿Qué no parezco estar por la labor? ¡¿Qué cojones...?! Respira y tranquilidad, que lo tienes donde querías. Esto cada vez se parece a un trueque con un secuestrador o, incluso, un debate político. Pero no pienso ceder. Ni hablar.
-¿Cuándo dije yo que te la iba a devolver?-Digo con un rintintín burlesco en la voz.-Sólo dije que la tenía en mi poder, no que te la fuese a dar. Lo que haré si te comportas, es que no sufra...accidentes.-termino de decir, sonriendo maliciosamente.
Por muy infantil que pueda sonar...¡Chúpate esa, greñudo de las narices!

Mierda! ¿Así que ni siquiera tiene pensado devolvérmela como se merece? Esto empieza a tener unos macrabos tintes de secuestro exprés mezclado con chantaje mafioso. Seguro que es por la influencia del viejo. Joder, no esperaba que me saltara con algo así. No sé si me molesta, preocupa o cabrea. Y tampoco tenía pensado que en la vida, mi pertenencia más preciada, acabase de rehén de semejante idiota y me metiera en semejantes condiciones de rescate. 10 puntos para tí, Kamanosuke.

-¿Me estás diciendo....que si quiero aunque sea tener la seguridad de que va a estar sana y salva....tengo que estar....debajo?!-bufo, entre enojado y algo resignado. Algo me dice no me queda otra, por mucho que me moleste.-Tche, ¿y qué más?

A ver si el cabezahueca con actual complejo de secuestrador tiene más condiciones, porque como así sea....

Por dios, ¡si es que había sido más fácil que esconderle las bombas a Benmaru! A haber, sabía que acabaría por ceder con la amenaza de destruir su queridísima Kusari gama, pero, ¿tan rápido? Así apenas había sido divertido...pero bueno, que más da. Lo importante era el resultado, ¿no?
-Bravo, al fin te das cuenta. Te ha costado lo tuyo, ¿eh?-repongo, cargado de burla para seguidamente añadir en el mismo tono, pero algo más socarrón.-De todas maneras, no entiendo de que te quejas. Yo sí que no te veo por la labor. Al final será como dicen: perro ladrador, poco mordedor.

...Que no estoy por la labor? ¿¡Que no estoy por la labor!? ¡Pero si estamos así ahora es porque a MÍ se me ocurrió comerle la boca y el mérito por tanto es MÍO! (aunque no sé muy bien si es algo de lo que enorgullecerse)...
-¿Cómo tienes cojones de decir eso?-suelto-¡Te recuerdo que estamos así porque empecé yo, que tu no tienes huevos para esto!y la verdad sea dicha, yo a éste no le veo tirándose sobre la gente con ganas de marcha. Lo que pasa es que este idiota no sabe que leches hacer ahora o por otro lado y también barajable, es que se está riendo en toda mi cara.
Pero yo ya sé que le saca completamente de quicio personalmente, porque es algo que no puede prevenir. Me zafo de su mano que me agarraba el pelo lo suficiente para poder volver a mirarle bien, sin dejar el cuello al descubierto, y estiro el otro brazo lo suficiente para rodearle el cuello con la mano y atraerlo bruscamente hacia mí. No sé como lo hago, pero siempre lo pillo desprevenido así, o eso parece ser. Tendré que usarlo muuucho más a menudo a mi favor, pienso, mientras vuelvo a juntar nuestras bocas en un nuevo beso. A ver si así no se queja tanto.

Durante una brevísima fracción de tiempo, abro los ojos con sorpresa, sin mover un sólo músculo. Ya no era solo la sorpresa por haberse zafado de mi agarre, ni haberme besado nuevamente,...no...era por el hecho de escuchar sus palabras. Primeramente había puesto en duda sus palabras, seguidamente había remarcado el hecho de que era todo gracias a él y para ponerle la guinda al pastel, había tenido la osadía de decirle que yo no tenía suficiente valor para hacer eso. ¡Qué YO no tenía valor para hacerlo!
Afilando de nuevo la mirada, respondo al beso, adoptando yo el papel dominante (además de que no iba a permitir por ninguno de los medios, que fuese de otra manera), tomandolo de la nuca con algo de fuerza y pegandolo más a mis labios.
Si quería cabrearme...lo había conseguido.

Parece ser que esto de "atacarle" por sorpresa le mete un poco de marcha, y a ver si es verdad. Perro ladrador, poco mordedor...tu madre. Tú si que estás siempre desprevenido, grandísimo idiota. Y pienso comprobar que es así de nuevo. Prefiero no desaprovechar las oportunidades que se me presentan, y creo que ahora tengo una muy a mano. El hecho de que ya no me esté tirando del pelo ayuda bastante, y me importa poco si me está comiendo la boca con tantas ganas como si no; yo ahora tengo un objetivo marcado, y la cuestión es que funcione. Empujo su brazo de apoyo con la mano que tengo libre, de manera que el idiota pierda el equilibrio, y bien, es mi momento. No tengo más que empujarle con la otra mano y por fin, aunque parezca que no, he logrado tumbarlo.
Ah, ¿y querías estar encima? Sueña. Si pudiera, sonreiría, o hasta me reiría con toda mi carisma, pero ahora mismo tengo la boca ocupada en otros asuntos.

Y lo siguiente que siento, es como golpea mi cuerpo contra el suelo, haciendo abrir los ojos con la sorpresa pintada en el rostro, mirandole fijamente. Y es que...¡Me acaba de tumbar! No sé si maldecirme por dejar que suceda cuando hace escasos segundos decía que va ningún concepto lo permitiría o si maldecirle a él por semejante ocurrencia.
Si, ahora es cuando se puede ver en todo su apogeo la venita palpitar en mi sien, cambiando la sorpresa por cabreo...otra vez. Aunque, ahora que lo pienso...
Una sonrisa perversa se forma en mis labios, dentro del beso, y lo continuo de esa forma, haciendolo parecer que el cambio de posiciones no me a importado. A este juego también podían jugar dos y si lo que quería era estar arriba...¿porque no dejarle disfrutar de ese placer...un ratito?

Bien, parece ser que se ha rendido y ya ha asumido que no ser un armatoste puede conmigo. Que le sirva de lección, porque estoy un poco hasta los huevos de sus comentarios acerca de mi debilidad, así que pienso aprovecharme de esto todo lo que pueda. Esta vez me toca poner a mí un brazo de apoyo en el suelo y con la otra, como puedo, me deshago de la camisa, ´que solo me había desabotonado. No puedo quitarme las mangas del todo dado que tengo que usar una de apoyo, pero qué más da, ya en un rato estaremos en igualdad de condiciones, y entonces se enterará de quien soy yo, pienso, mientras rodeo su cuello con mi mano libre, con un claro sentido posesivo.