Escapando de las multitudes [Priv. Kamanosuke]

Asomo la cabeza antes de entrar complemetamente y cerrar la puerta tras de mí. Perfecto, no había nadie más. No tengo ganas de verme entre grandes multitudes de gente: demasiado ruido y mucha conversación sin sentido. Me voy hasta la mesa más alejada, sentandome en la silla y colocando las piernas sobre la mesa, dejando antes la botellita de agua y la bolsa con algunas cosas que había comprado encima de esta.
Un suspiro cansado se me escapa y chasqueo la lengua. Qué asco. Aún tengo el sabor dulzón del azucar en mi boca y no me hace mi puñetera gracia.
Alargo una mano hasta la bolsa y rebusco hasta dar con un paquete de galletas saladas, abriendolo y metiendome una en la boca. Mucho mejor. No sé porqué la gente se empeña de esa manera en comprar cosas dulces cuando las saladas son muchísimo mejores. Ni punto de comparación.

¡Pienso acordarme de toda su nación si lo encuentro! ¡Pagará cara esta ofensa! ¡Haré que su cabeza sea machacada tantas veces con una piedra que su madre, esté donde esté, tendrá que aparecer para llorar la atrocidad que se le ha hecho al pedazo de carne con patas y ojos que parió!

Realmente, hay que ser muy, repito, MUY (una vez más por si acaso), MUY incauto para robarme a MÍ mi posesión más preciada. ¿O no es un poco sospechoso que, al ir a buscar a mi lear kusari gama, de repente, NO ESTÉ? Solo hay una puñetera y retorcida persona en todo este puñetero y retorcido instituto que puede saber que yo tengo una cosa así y segundo, para hacer algo así. No sabe a lo que se está enfrentando, el mamón ese.

No tengo ni idea de donde puede estar, pero eso no me impide que lo vaya a buscar igualmente. El instituto tiene sus límites, y el mundo de más allá del mismo es demasiado complejo como para que se atreviese a adentrarse sin un mapa con GPS. Lo encontraré por mi madre, esté donde quiera que esté.

El institno (o la ira, qué más da), hace que le pegue una patada a la puerta de la primera zona común que pillo (creo que fuera había un cartel que ponía "Comedor", pero eso ahora es una nimiedad en mi mente), a la vez que exclamo (otra incercia de las mías)

-Cabrón! Como te pille verás lo que es el verdadero dolor...!

Anda, que coincidencia, Si está allí. Debo de tener más estima a mi instinto.

-¡Tú, capullo!-le grito mientras me acerco,apretando los puños-[b]¡Como no me la devuelvas ahora mismo te estamparé la cabeza contra la mesa hasta que tenga un estampado de sangre![b]

Y más le vale que se dé prisa.

La patada a la puerta hace que casi pegue un bote en mi sitio, aunque no lo manifiesto y me guardo las ganas para darle un par de ostias al que haya sido el gilipollas que me ha interrumpido. O eso pienso hasta que escucho la voz más que cabreada del jodido pelirrojo.
Al parecer se dió cuenta de que algo faltaba en su habitación y bueno, supongo que tarde o temprano se habría dado cuenta, pero menudo momento que había elegido para venir a buscarme.
Me meto un palito de galleta en la boca y me giro a mirarle con total indiferencia, viendo como se acerca a mi. Me da igual cuan cabreado esté.
-¿De qué me estás hablando?-respondo en tono cortante.-No tengo ganas para tus estupideces así que vete a dar un paseo.
Y me vuelvo a girar, dandole la espalda. Sé que con el cabreo que tiene encima, eso le joderá más. Puedo practicamente asegurarlo con total seguridad.

Pero ¡será mamón!
Me acerco los pocos metros que me quedan a zancadas y lo señalo acusadoramente.

-¡No me mientas, gilipollas! ¡Quiero mi kusari gama de vuelta YA!-le replico-Y te aseguro que como no me la entregues o me digas donde cojones la has metido, haré que no vivas para ver un nuevo amanecer en este jodido instituto, ¿entiendes eso, imbécil?-le suelto.

Y voy en serio. No me importa que haya pasado antes (ejem ¬¬) o que pueda pasar, pero si en unas horas no tengo mi arma en mis manos, mañana habrá una plaza libre en el instituto.

Ignorando los insultos y demás amenazas contra mi vida, a las cuales he de decir que estoy más que acostumbrado, le miro con una ceja alzada y metiendome otra de esas galletas saladas en la boca, con despreocupación.
-¿La kusari gama? ¿Te la habías traído?-pregunto, dejandome resbalar un poco más en la silla y soltando un bostezo-Si tu no sabes donde la has puesto, ¿cómo pretendes que yo lo sepa?
La kusari gama se quedará en el sitio donde la escondí si o si. A ver si eso le baja los humos y aprende a comportarse...y a no lanzarme ni meterme caramelos en la boca de nuevo. Independiente de que luego hubiese un resultado inesperado pero agradable, no cambiaba el hecho de que me había metido ese armatoste de azúcar en la boca...Aghgh! Otra vez noto el saborcillo en el paladar. ¡Mierda!

Esto empieza a tocarme la moral.

-¡¿No eras tú el gilipollas que te quejabas de los robos?! ¡Pues déjate de gilipolleces!-le grito, acercándome. Este recibe paliza en lo que va de día pero fijo. -Por última vez¿donde cojones la has metido?-le pregunto. Veo que no tiene intención (cuando no) de colaborar, así que del enfado, le golpeo la cara, partiendo la mierda (que mierda es eso?) de galletita salada de los huevos que comía, y le agarro del cuello de la camisa-Y más te vale que lo digas YA.

Me da igual volver a recibir y bien fuerte, porque este se comerá hoy unas ostias también.

El como me golpea en la cara y me agarra del cuello de la camisa no supone ninguna sorpresa para mi, en cierto modo me lo esperaba y la verdad es que se me hace entretenido y todo. Eso si, el golpe me lo había dado y eso no podía dejarlo así.
Sonrío maliciosamente, mientras una de mis manos se desliza hasta su camisa con total tranquilidad, para seguidamente agarrarle de la misma manera que hacia el y jalarlo hacia mí, dandole un señor cabezazo.
-Y yo te dije que no sé donde la has puesto. Y en cualquier caso,-añado, volviendo a chocar mi frente con la suya y dejandolas juntas.-no es mi problema si te la robaron. Siendo sincero, creo que eso sería una buena lección para tí, ¿o no?

Pero, ¿a qué demonios se cree que está jugando? Dejo el libre el cuello de su camisa para ahora aferrar mi mano a su cuello. Aquíva a haber una muerte pronto, y lenta además.

-¿Desde cuando tengo que creerte yo a tí?-le acuso. Sé que ese sentimiento de desconfianza es mutuo, así que nimiedades y retóricas aparte-¿Ahora dedicas a hacer lo que siempre me acusas que hago? ¿Robar? Tienes un concepto muy extraño de personalidad. Te lo repetiré un par de veces más-comento, apretando un poco más en el cuello-Dondé. Está.

No pretendo matarlo (...supongo) pero como no cante como un tenor en breve, empezará a ponerse esto muy violento, a mi parecer.

Ante la manera en que me agarra del cuello y las palabras que me dirige, cambio mi expresión por otra más seria. Si, tecnicamente lo que he hecho es robarle, pero no con intenciones de sacar un beneficio de ello. Bueno, en cierto modo si, evitar que pueda usarla cuando se le tercie, pero con fines monetarios o sin una razón en concreto.
-Quítame las zarpas de encima, greñudo.-practicamente escupo las palabras con molestia, agarrandole de la muñeca con fuerza para obligarle a soltar mi cuello.-Y que no se te ocurra volver a compararme contigo, ladrón de cuarta. La kusari gama se quedará donde está.
Me he descubierto, pero me importa un reverendo pepino. Mejor que sepa desde ya que la cosa esa se va a quedar donde la deje y así que deje de incordiar...Aunque no creo que eso sea posible.

Alzo una ceja, al ver que al fin reconoce que fue él. Aunque era indudable. O el instituto es muy cotilla o era él. Y siempre pondré a él como primera prioridad de culpa.

-Me da igual lo que digas. Quiero que me digas donde está de una puta vez-contesto, soltándome de su agarre de un manotazo.-Si me lo dices, tal vez reconsidere el ahorcarte con ella. Si no, puedo intentarlo con las manos igualmente.

Sabe de sobre que no voy a detenerme hasta que me la devuelva o me diga donde ostias la ha metido. ¿¡Acaso yo pierdo mi valioso tiempo escondiéndole la puta espada de kendo de sus huevos!? ¡No! Y aunque se me hubiera pasado por la cabeza alguna vez años atrás, jamás llevé a cabo semejante ñoñada-es más original directamente venderla, romperla, ¡mantenerla bien lejos y para siempre!. Pero aparentemente el idiota tiene en su agenda apuntado convertir este día en mi cruz en la vida, y ya he tenido suficiente paciencia.

Chasqueo la lengua. Sabia que no se iba a rendir y en cierto modo lo comprendo, porque si fuese al contrario...ni preguntar, directamente a matarle hubiese ido. Después, si eso, vendrían las preguntas, pero lo primero habría sido meterle un par de ostias bien dadas. Pero como no es el caso, me trae al fresco.
-¿Qué parte de ''la kusari gama se quedará donde está'' no has entendido? Porque si no entiendes algo tan simple como eso, mejor que vuelvas a donde el resto de locos y el viejo chocho.-suelto sin más. Y con sus ultimas palabras, me cruzo de brazos, aún sentado. No pienso molestarme en ponerme en pie porque el muy estupido este tenga ganas de fiesta-¿Ahorcarme? Como si pudieras.-le reto.
Lo que empezó como diversión tal como esconderle la kusari gama y divertirme viendole buscarla...iba a acabar con un derramamiento de sangre.

¿Cómo que "como si pudieras"? Mi paciencia ha aumentado a un gramo por año y eso no hace demasiada a la larga.

-¡Trágate tus palabras, mamón!-le escupo con maldad, y antes de darme cuenta ya me he abalanzado a agarrarle de nuevo el cuello. De la inercia lo he tirado el suelo y ahora estoy encima de él. No oigo ningún tintineo que delate ni la más mínima presencia de mi kusari gama, así que descarto que la tenga, pero ya me da igual. Mis manos ya están haciendo presión en torno a su cuello.

-¡Estoy seguro que te queda el aire suficiente para decírmelo, cachazudo!-le replico, con una malvada sonrisa.

No pretendo matarlo; solo quiero dejarlo inconsciente para que no vuelva a cuestionar mi capacidad. No le va a pasar nada.

Creo.

Siento mi cuerpo chocar contra el suelo mientras las manos del jodido greñudo aprietan mi cuello y sintiendo el peso de su cuerpo sobre mí. Tendré que reconocer que en realidad tiene fuerza y me está dejando un poco sin aire, pero si cree que pienso suplicarle que me suelto y que le diré como si nada donde está la kusari gama de las narices....ja!
Pero, oh, un detalle,...ODIO que me insulten, sobre todo si son insultos como el que acaba de soltar el estupido este.
Formo yo también una malvada sonrisa y en un rápido movimiento, cambio las posiciones, haciendole quedar debajo de mí y yo sobre él...Y en esta ocasión, lo agarro yo también del cuello, apretando con fuerza pero sin llegar a asfixiarle del todo.
-¿Cachazudo, dijiste?-siseo entre dientes, bastante cabreado.-Diciendo eso...¿debería asumir que quieres pasar una larga temporada en el hospital?

¿Aparte de violento irracional, sordo?

-¿¡Es que acaso no me has oído!? GA-ES!-le espeto como puedo.

Pero tampoco me va a servir de mucho ponerme bravucón ahora en la situación en la que estoy; el cabrón es más fuerte que yo y me empieza a apretar en el cuello con sus grandes y toscas manos. ¡Mierda! De nada me va a servir revolvemre, está claro que no voy a poder. Pero si su intención es arrastrarme al infierno, este idiota se vendrá conmigo. Soy una persona práctica y esto puede funcionar, así que alzo mi mano para agarrar el cuello de su camisa (repetiré que forcejear es inútil) y lo atraigo hacia mí. Respiraría hondo pero no me ayuda que me esté obstruyendo la tráquea, así que nada. Por eso, cuando del tirón tengo suficientemente cerca su cara (cachazudo!) le planto un beso bien dado. ¡Antes le he dado dos o tres, que me va a importar esto en defensa propia!

Conociendo al idiota este, soltará. Y si no, por mi madre que en paz descanse que a este lo dejo sin oxígeno también con esto, aunque sea lo último que haga!

Respuesta equivocada, greñudo. Tu vida a sido corta pero...mejor así.
Pero no tengo tiempo de reaccionar y darle su buena merecida paliza (sé que en un principio era yo al que se la iban a dar, pero ahora mismo, sinceramente...me da lo mismo), cuando noto que me jala del cuello de la camisa, en su dirección, acercandome a él. No sé porqué me quedo quieto. Quizás estaba dandole, inconscientemente, una oportunidad de que me golpease antes de hacerlo yo hasta la saciedad o simplemente, me había pillado por sorpresa.
Pero como siempre, cualquier cosa que pueda pensar de este tipo, algunas veces puede estar equivocada,...como ahora. De todass las cosas que pensé que haría...¿me besa?
Abro los ojos con sorpresa, confundido ante ese hecho, pero tras los segundos se sorpresa y confusión, respondo al beso sin importarme lo más minimo lo que estaba a punto de hacer. Sencillamente, centrandome en lo que estaba aconteciendo. Gradualmente voy aflojando la presión en su cuello, pero sin retirar la mano, y sintiendome, en cierto modo, cada vez más relajado.

Ugh. Aún guarda un poco de sabor salado. No aprenderá.
Normalmente la gente no piensa esas cosas cuando se están besando, pero yo soy especialisto y por gusto no lo hago. Pero no puedo evitar encarar una ceja cuando veo que lo responde. Hm. Mejor, podré usarlo a mi favor más adelante, aunque ooooodio reconocerlo, a mi también me gusta.
Lo que no me hace tanta gracia es que no haya aflojado tanto la presión en el cuello como hubiese querido, pero ya estoy menos nerviso. Aún así, ¡voy a dar mi último aliento (nunca mejor dicho...ja....ja...ja) en que este cabezahueca se entere de quien soy!
Así que sin romper ni un solo momento el contacto, paso los brazos alrededor de su cuello, pegándolo hacia a mí e intensificando el beso. Este suelta sí o sí.
Ha, así que en el fondo eres un blandengue.

¡¿Pero qué...?! El muy cazurro...¡Casi me tira!
Al rodearme con los brazos y acercarme más a él, casi hace que pierda el equilibrio. Suerte que tengo buenos reflejos (No, no es el ego, es la realidad). Y es por ese mismo acercamiento tan brusco que, para poder evitar caer del todo sobre él, aparto la mano de su cuello para apoyarla a un lado, frunciendo ligeramente el ceño ante el aumento de intensidad.
Vale que esto me esté gustando, pero no soy tan estúpido. Como si este fuese a dejar su orgullo a un lado solo por besarme, así, de repente. No. Estaba claro que era por un motivo y...¿cuál más que librarse del agarre en su cuello? Pues ya estaba libre y ahora lo unico que quedaba era ver que hacia al respecto...
Eso si: no pienso ponerselo tan fácil.
Sonriendo maliciosamente dentro de beso, procuro mantener la intensidad que acaba de imponer, tomandome la libertad que colar la lengua en su boca y recorrerla al completo.

¡Al fin! Al fin noto que esa presión en mi cuello desaparece (jeh, sabría que funcionaría....), e intento normalizar la respiración por la nariz. No pienso soltar, no pienso....aunque no pensaba que el idiota fuera encima a corresponder y además a ponerse tan activo! Será....un depravado de esos? Luego me decía a mí... Se me hace un poco raro esto, porque lo normal después de eso sería que se apartase, cabreado, y yo aprovecharía mi grandiosa oportunidad para deshacerme de él.
Tengo que esforzarme para no toser por la asfixia de antes, pero como sea, ¡no puedo ceder! ¿No se quejaba este de que lo acusaba de hombre de piedra? Pseh, a ver si ahora se arrepiente de ello. Así que sin mucho miramiento, con una de mis manos aflojo su corbata y la introduzco por dentro, para abrazarle por la espalda. Joder, pedazo espalda que tiene el tallo este.
Pero de cualquier manera, si le molesta, será mi momento decisivo.
Esto es supervivencia.... o eso creo yo....porque lo es, no?

No reacciona. ¿Habrá sido demasiado para su pequeño cerebro? Debería a ver estado preparado para cualquier cosa. Siempre hay que estar preparado para...
.............................
¡Joder! ¡Mierda! ¡¿Dónde narices se cree que está metiendo las manos?! Y más aún y sin tener en cuenta ese pequeño GRAN detalle, ¡¿quién cojones le a dado permiso para hacerlo?!
A ver,pensemos detenidamente la situación: nos estamos besando (cabe remarcar que casi parece que se fuese a acabar el mundo y, ciertamente, el aire ahora mismo comienza a escasear) y me acaba de meter la mano por el cuello de la camisa... ¿Conclusión? Tengo que dejar de seguirle la bola al loco este de las narices o acabaré por perder la poca cordura que me queda (entiéndase como se quiera).
Si, esto tiene que ser parte de la cabronada de que le suelte. Como ha visto que no voy a rendirme tan fácilmente, el mucho menos lo va a hacer...y yo, ahora mismo...no creo tener motivos suficientes para quejarme. A parte de las extrañas sensaciones que están comenzando a despertar en mi y que no entiendo muy bien.
Pero ya que el parece también encantado con todo esto...quizás deba ponerme yo también en movimiento y poner a funcionar mis manos.
Y tal cual lo pienso, así lo hago, alargando una mano hasta su corbata para deshacerla y quitarla de en medio, comenzando a desabrochar los botones de la camisa lenta y casi podría decirse que con sensualidad.

Lo que menos me esperaba es que encima, el idiota este, siguiera el juego...¿Con qué clase de mente retorcida he estado viviendo todos estos años? Por que lo que menos me imaginara es que el también empezara a desabrocharme el jodido uniforme.... reconocere que no me gustan las corbatas, porque a la larga te acostumbras a respirar un poco menos con ellas con esa sensación de ahogo al cuello, y ahora, entre que me queda poco aire y eso, se me antoja respirar con más ganas que antes. Cabrón, creo que prefería cuando nos pegábamos a palizas...no, espera. Las palizas duelen, esto no. Un momento. Lo que sea que venga después de deshacerme de él, tendrá que doler. Espero que no sea una patada otra vez, porque acabaré con él de una vez por todas. Palabra.
El que me esté quitando la camisa hace que reaparezca una extraña presión en la garganta, como un ahogo, y tengo que contenterme la tos y siento que mi intensidad baja. Mis glóbulos rojos están sin oxígeno.
Pero nada, nada. A pesar de lo extraño que me sienta, la guerra es la guerra y no pienso detenerme, así que de la misma manera que hace él, comienzo a desabrochar los botones de su camisa con la mano que tengo libre. No soy tan cuidadoso como puede parecerlo él, así que inconscientemente lo hago con algo que parece prisa o ¿ganas?
Es igual....tarde o temprano aguantará. Aunque no negaré que esto me parece harto divertido. A pesar de que me van a estallar los pulmones....x.x

Por los pelos me separo de él. La verdad es que ta y como están las cosas ahora...me están entrando ganas de reír y todo (y mira que no soy de reírme mucho). Y es que la situación lo merece, pero en sí, lo más chistoso del asunto, son las prisas con las que parece querer quitarme la camisa el greñudo este. Por otro lado, ya que a sido taaaan valiente (nótese el sarcasmo) de comenzar algo así, me pregunto si será capaz de continuarlo.
Una nueva sonrisa, aunque más leve, se forma en mis labios, sin romper el beso en ningún momento y hundiendo mi boca en la suya tanto como fuese posible, sin dejar de mover la lengua, rozando la suya e incitandola a seguir el ritmo.
Ya me va costando más respirar, pero no pienso desistir aún. No cuando sé que él se va a rendir antes.

Vale, ya no lo aguanto más.

-Gyah!-exclamo al girar la cara rompiendo el beso de una forma brusca. No estoy como para pensar si le importa, y me limito a recuperar aire respirando copiosamente. Siento que me arde la cara y no sé si es por la gilipollez que estamos haciendo o porque he forzado demasiado mi sistema respiratorio (y más le vale que no esté roja...)-Joder, bonita manera de querer mandarme al hospital-replico con una media sonrisa irónica.

Pero que cojones, ahora no sé que mierdas hacer. Cortar esto tan tajantemente llevaría una tanda de palizas. Concluyendo; cuanto más prolongue esto menos palizas me voy a llevar. Digamos que me dará ventaja. Pero sé que se pregunta si podré con esto. Menudo sacrificio. No nací ayer y tampoco creo que quede en más que quitarnos las camisetas. Pero ¿podrá él? Voy a tener que improvisar más tarde una risa maléfica.

-Bueno, ¿qué?-le pregunto aún con mi sonrisita sarcástica (seguro que eso le saca de quicio, he). Conociéndole, de por si no tiene que estar muy contento-¿O no vas a tener cojones de seguir?

Tengo que evitar reírme a toda costa, por la madre que me parió.

Me relamo los labios cuando rompe el beso, satisfecho por haberlo hecho ceder. Eso le pasa por meterse en algo en lo que sabe que lleva las de perder. Igual que ahora.
Alzo una ceja al escuchar el reto, quedandome unos segundos mirandole fijamente para despues esbozar una nueva sonrisa maliciosa y casi sombría, claro augurio de la poca gracia que me había echo ese comentario y de mis intenciones.. ¿Que no tenía cojones a seguir?
Sin decir una sola palabra, voy descendiendo lentamente hacia su oido, sin apartar la mirada de sus ojos hasta que ya no es posible mantenerla. Pego los labios en la medida de lo posible a esta y susurro, con un tono que pretende ser suave, sensual y con un toque de burla:
-La verdadera pregunta es: ¿estás listo tú para lo que sigue...Kamanosuke?-y nada más terminar de decirlo, lamo el lóbulo de su oreja para después morderlo.

-Gh!-¡maldición, eso me ha pillado desprevenido! He tenido tiempo suficiente para morderme el labio antes de que escapara de mi garganta ese gemido tan estúpido. Realmente no esperaba que tuviese el valor de hacerlo, lo cual me lleva a pensar que...mierda, ni siquiera puedo pensar con claridad. Será mamón, ¡¿le estoy dejando que se sobrepase?! Por que no estará pensando en hacer lo que creo, no? O tal vez sí?
De cualquier manera, el susurro que me ha dedicado al oído y el hecho que me esté mordiendo el lóbulo de la oreja me pueden. Siento que me tenso y que la mano que tenía desabrochándole la camisa me tiembla. ¡Joder! ¿Qué mierda me está pasando? Se lo preguntaría de mala leche pero algo me dice que no, que no es recomendable. Incluso se me ha vuelto a agitar la respiración y siento un raro cosquilleo en el estómago.

-J....Joder, ¡Saizo!-es lo único que puedo medio exclamar entre nervioso y cabreado. Mierda, esto tampoco va a darme a mostrar mucha fuerza, pienso, mientras cierro los ojos, frunciendo el ceño.

Me estoy divirtiendo de lo lindo con esto, además de que, para que negarlo, es hasta placentero. Pero no es suficiente aún, porque parece no querer ceder ante lo evidente y es que está más que claro que le a gustado. Sólo hay que fijarse en el temblor de su cuerpo y manos, las cuales habían dejado de desabrochar mi camisa, al haberle susurrado al oído.
-¿Eso es lo único que vas a decir? Porque aún estoy esperando la respuesta a mi pregunta.-vuelvo a susurrar en su oído, para seguidamente comenzar a bajar por su cuello, lamiendolo lentamente y mordiendo de nuevo, esta vez en la zona de la clavícula.
Y espero que eso le sirva un poco más de incentivo para responder.