Habitación de Edward Elric

Abrí la puerta de la habitación que se me había indicado, y cerré tras estar dentro. Dejé la maleta sobre la cama, y recorrí la habitación para examinarla. -Desde luego, el instituto debe de tener bastantes ganancias...- comenté, al comprobar que la habitación tenía espacio más que de sobra para una persona, incluso puede que para dos... además, estaba el hecho de que en cada habitación del hotel había una persona distinta del instituto, cosa que también decía bastante del dinero que debía de recibir el instituto... abrí la ventana y me asomé para observar el paisaje. Tuve suerte, mi ventana daba a la playa, unas vistas fantásticas, para qué engañarnos. Pensé en que podría darme un chapuzón más tarde o algo parecido... me tapé la cara poniendo la mano derecha a modo de visera sobre mi frente cuando un rayo de sol me cegó por un momento, y después miré mi mano. Suspiré. -Claro, que no es tan fácil como quisiera... si no hubiese sido tan estúpido...- apreté los dientes y bajé la vista. -Y, no contento con eso, encima casi desapareces por mi culpa... lo siento... Al...- golpeé con furia el alféizar de la ventana con mi mano derecha cerrada en un puño. Me mantuve así durante un largo rato, y suspiré largo y tendido. Metí de nuevo la cabeza en la habitación y cerré la ventana. Vacié la maleta y, tras apartar esta a un lado, me tumbé en la cama, mirando al techo. Realmente no era que me importase que la gente supiera lo de mi brazo y lo de mi pierna artificiales, era más bien una cuestión de evitar que viniese mucha gente curiosa... además, tampoco es bueno fiarse de todo el mundo, pese a que me gustaría poder hacerlo... era demasiado arriesgado, cualquiera podía ser alguien del estilo de Scar, que por poco acaba conmigo en aquella ocasión... ante esa posibilidad, prefería tener un as bajo la manga, contando así con el factor sorpresa, si bien era consciente de que me sería casi imposible mantenerlo en secreto, teniendo en cuenta que me cuesta decir que no a un chapuzón en una playa o una piscina. Suspiré de nuevo. De momento me quedaría allí, en la habitación, y ya saldría del hotel más tarde. Para evitar quedarme dormido a una hora tan temprana, me levanté y me quité la gabardina, dejándola a un lado, y empecé a hacer ejercicio para no entumecerme.

-Bueno, creo que ya es bastante por hoy...- pensé en voz alta, y me dirigí hacia donde había dejado la gabardina y me la puse de nuevo. Me quité la goma del pelo y me dirigí hacia el baño para peinarme y despegarme así los pelos que se me habían pegado en unas pocas zonas. Cuando terminé, me recogí de nuevo el pelo en una trenza y decidí salir de la habitación a dar una vuelta. Salí de allí y cerré la puerta detrás de mí.