Descanso~ [Privado con Kamanosuke]

Al fin, un momento de paz, tranquilidad y soledad.
Me dirijo hacia un rincón apartado de la puerta y, quitandome la chaqueta me siento en el suelo, doblandola y colocandola tras mi cabeza, tumbandome en el suelo.
Me había pateado todo el lugar con tal de mirar como era y, ¿para qué? Para nada. No había nada que resultase verdaderamente interante y, despues de ver a algunas chicas dando saltitos y chillando exageradamente, y a los chicos intentando llamar la atención de estas. ¡Joder, si que iba a estar complicado eso de pasar los días con tranquilidad!
Me desabrocho un par de botones de la camisa, incomodo, para seguidamente sacar un paquete de pokys de chocolate y apoyarlos en mi pecho, tomando uno y llevandolo hacia mi boca, cerrando los ojos y limitandome a disfrutar de ese silencio y de esa brisa tan agradables.

Me pareció increíble ver lo muy poco que había visto en todo ese tiempo. No sabía si me había pasado media o dos horas investigando por ahí, dado que carezco de reloj y mi noción del tiempo no es nada del otro mundo. Realmente, ese instituto era enorme, y solo había logrado patear una parte, pero esperé que fuera al menos, una GRAN parte. Estoy algo cansado de recorrer pasillos y ver clases, aunque las instalaciones están bien.
Quizás la gente me parezca que esté algo loca pero bueno...yo no hablo de mi salud mental....

Finalmente, encuentro el camino que da a la terraza y me dirigo hacia allí; necesito aire fresco. Abro la puerta y al sentir el aire fresco, sonrío, más aliviado. Estiro un poco los brazos; espero no acabar así todos los días de estudio, porque no sabría como tragar eso....

Doy unos pasos por la terraza, despreocupado, hasta que veo a alguien tumbado en el suelo, con la cabeza apoyada en su chaqueta a modo de almohada. ¡Éste si que sabe vivir bien! Al solecito, con calma.... prefiero no molestarlo; ahora que no lo conozco, prefiero que....no, espera un momento. Instintivamente hago una mueca de asco.

¡Otra vez él! ¿Será que me persigue? Es aborrecible. Ahí está él, durmiendo, dándole a la vida padre, sin preocupaciones, más vago que un gato gordo y viejo, y con un paquete de pockys en el....

Un momento....¿un paquete de...? Miro la caja de esas barritas recubiertas de chocolate y me recorre un escalofrío. ¡Será cabrón!´Encima, con dulces, cuando a mí me está bajando el azúcar esto de patearme el insti. Yo juro que algún día, lo mato. Cuando sea legal.

Mi estómago ruge levemente y siento que necesito azúcar, aparte de la tentadora idea de dejarle sin esos preciados pockys. Me acerco cuidadosamente, sin intentar hacer ningún ruido, hasta quedar cerca de él. Intento no taparle el sol. Sí, tiene los ojos cerrados, y no parece darse cuenta de mi presencia. Es mi oportunidad de oro. Me pongo de rodillas cuidadosamente y alzo mi mano derecha hacia el paquete de pockys, que descansa sobre su pecho. Logro tocar la caja, y lentamente deslizo los dedos para cogerla, con cuidado de que no note nada....

Me estoy empezando a quedar dormido, y aunque no es algo que me moleste demasiado, preferiría no hacerlo. No conozco a nadie aquí, excepto a cierto loco que no viene al caso, y no me fio de dormirme en semejante lugar. Es mostrar una faceta demasiado débil y simplemente, no me da la gana hacer tal cosa.
Justamente escucho la puerta abrirse de manera amortiguada y lejana.
¿Ahora se entiende por que lo digo? Nunca se sabe quién va a aparecer. No me interesa tener que entablar una conversación con nadie y menos ahora, asique mejor me hago el dormido y el o la que sea que se largue rapidito.
El tiempo pasa y...¿se fue? ¿o aún sigue aquí? Espera...soy yo o noto un ligero peso donde está la cajita de pokys...vale que pesa poco, pero...¿mi imaginación?
Um...puede ser, aunque...nagh, mucha casualidad ¿no?

Aguanté momentáneamente la respiración. Ya me quedaba poco para coger la caja de pockys, y me mordí el labio inferior, concentrado, pero sin borrar mi sonrisita.

¡Ya está, lo tenía! Sonreí al notar como por fin la caja de dulces era mía, y comencé a alejar el brazo con el botín en la mano lentamente del cuerpo de Saizo…. Me pregunté si debería guardar el último para comérmelo delante de sus narices. Sería tan o más delicioso que el mismo pocky.

Otra vez esa sensación de que había alguien cerca. Es una de esas cosas que siempre se dicen que forman parte del sexto sentido de la persona, y eso de tener la misma sensación dos veces en menos de... ¿5 segundos?...no podía ser parte de mi imaginación y lo peor, es que estoy empezando a sospechar quien puede ser.
No conozco a nadie con tan mala leche y...bueno, dejemoslo en que nadie haría tal cosa.
Aunque, por esta vez...se llevará una buena sorpresa.

Río maléficamente para mí con la caja de pockys en mis manos. Oh, señor, ¿porqué seré tan malvado?~~
Abro la caja de pockys, impaciente, aunque antes le haco una mueca de burla a Saizo. Menudo vago...

Es entonces, cuando, al mirar la caja, mi mueca de burla cambia a una totalmente de incertidumbre y furia....

-S-s-s-será posible...-tartatumedo, enfadado.

Si, al parecer mis sospechas eran ciertas y, por ello, no puedo evitar que una sonrisa burlesca aflore a mi rostro.
-Creo recordar que había una papelera al lado de la puerta de la terraza.-digo, haciendo una señal con la mano en dirección a donde quedaba la puerta. Aún con los ojos cerrados, dirijo la misma mano hacia la chaqueta, que haces las veces de almohoda y, de debajo de esta, saco otra caja de pokys, abriendola como si nada y llevandome uno a la boca, mientras coloco la caja nueva donde estaba la otra y apoyo la mano sobre esta.
No tengo ganas de otro intento de robo por su parte.

Si las venas estallasen creo que lo mío sería un auténtico espectáculo del gore.

-¡Que rata!-le insulto, apretando con mi mano la caja de pockys vacía, dejándola echa una pena-Maldito cabrón desconfiazo...

Miro con disgusto la otra caja de pockys. Si hubiera sabido que estaba en la chaqueta/almohada desde un principio, quizás la hubiese robado con más facilidad incluso. Ahora se me ha negado la oportunidad de un robo sorpresa, y tengo hambre y la cabeza mucho menos fría. Me abalanzo sobre Saizo para intentar robarle ese paquete de pockys. ¡Pulsoo~!

-¡No seas rata y comparte, ostias!-insulto. La.Caja.Debe.Ser.MÍA...

Suelto un bufido al escuchar lo que me dice, ignorandolo en la medida de lo posible. Rata dice. Como si el en una situación así los hubiese compartido. Es a mi a quien le a costado trabajo encontrarlos, asique no pienso cederlos así como así.
Al sentir el peso extra sobre mi y como intenta arrebatarme la caja con los pokys, entreabro los ojos para mirarle con molestia y quitar mover la mano con la caja, alzandola, quedando por encima de mi cabeza.
-No tengo porque compartirlos contigo, sobre todo, porque no quiero que me eches la culpa cuando engordes. Las chicas sois jodidamente molestas con eso.-y, alzando la otra mano, cojo rapidamente otro poky de la caja y me lo como tranquilamente.
Antes de darle tiempo a robarmelos, me los iba a comer. Son MIOS.

¡Ya está otra vez llamándome tía! ¿Qué jodido problema tiene conmigo? Me cawen...

-¡Ya basta! ¡Te la estás jugando!-le grito. Esos pockys serán míos, joder. Me abalanzo sobre él hasta quedar totalmente tubado sobre su cuerpo y estiro los brazos, llegando a tocar la caja. Con fuerza y violencia, se la arrebato de las manos y río triunfal-¡Chúpate esta, idiota!

Al notar todo su cuerpo sobre el mío, me tenso ligeramente. ¡¿Qué cojones se creía que estaba haciendo?!
Nada más arrebatarme la caja y comenzar a reirse triunfal, frunzo el ceño.
-¿Te aplaudo por tu increible azaña?-digo, al tiempo que coloco una mano por debajo de la caja, atrapando la bolsita donde van guardados los pokys, volviendo a alejarla de su alcance. Una verdadera suerte que, al arrebatarmela de forma tan brusca, y al tenerla yo también bien cogida, me hubiese cargado practicamente la parte de abajo. Un golpe de suerte, pero que me venía de perlas en esos momentos.
-Ni siquiera los más criajos se comportan como lo haces tu. Y quitate de encima, que pesas.

Frunzo el ceño y hago un mohín de enfado, La pobre caja de los pocky, ahora sin la bolsa con ese preciado dulce, sufre la misma suerte que la anterior.

-¡Serás...!-con la misma violencia que antes, me abalanzo sobre el paquete de pockys. Sospecho que ya no me importan los dulces en sí, sino ganar. Ganar, ¿el qué? ¡Qué mas daba!. No iba a dejarme rendir y muchon menos humillarme del cabezota ese. Pero yo soy aún más testarudo y debo arrebatarle eso.
Esta vez tengo que tener más cuidado. Antes los pockys tenían la protección de la caja, pero en un movimiento brusco puedo romperlos. No es que me importa (me los voy a comer) pero a la mínima que cruja es un motivo de incordiar para Saizo. Por fin mi mano alcanza la bolsita de pockys y me muerdo la mejilla por dentro, con un mohín. La tengo entre mis dedos, peleando contra los de Saizo.


-¡Suéltalos, ostias!-le espeto-¡Deja de hacer el idiota de una vez y cede!

Por dios, ¿es que no se cansaba? ¡Si tanto quería unos jodidos pokys que se los comprase! Y si no tenía dinero...¡que usase su genial habilidad para conseguirlo, pero que dejase de molestar! Me sacaba de mis casillas, y lo peor es que no podía evitar dejarme arrastrar, en cierto modo, por él.
Pesado, si. Y un coñazo, pero no podía evitar molestarlo una y otra vez.
-Eres tu el único que está haciendo el idiota, estúpido.
Era mi bolsa y, como tal, lo seguiría siendo, aunque tuviese que recurrir a trucos sucios para ello.
Dirijo las manos hacia sus costillas y empiezo a hacerle cosquillas. Se iba a enterar...

Noto un cosquilleo en mis costillas y ahí ya no puedo hacer nada. Suelto de un tirón la bolsa y a horcajadas como estoy, no puedo evitar reírme. ¡Cosquillas no, por Dios...! malditas sean, y mira que hay gente que no tiene cosquillas...!

A todo esto.....¿¡Qué coño hace tocando ahí!?

-¡O-Oye!-le grito, agarrándole las manos para detener las costillas-¿¡Se puede saber donde tocas?!

Funcionó.
Veo caer la bolsa sobre mi de nuevo, quedando el a horcajas sobre mi y descojonandose de la risa. Eso, ríe. A ver si de tanto reír te atragantas con tu propia saliva y me dejas de nuevo tranquilo. No es que tenga mala leche, que conste.
Lástima que no haya tardado mucho en apartar mis manos y sujetarlas.
-Creo que es más que obvio ¿no?-respondo tranquilamente. ¿Porqué siempre le da por hacer preguntas con respuestas tan obvias?

Siento que se me colorean ligeramente las mejillas al oír su respuesta. ¿Que es obvio? Joder...

-¡No me metas mano, pervertido!-le grito. Miro resignado la bolsa de pockys. Si intento cogerlos, significa que tengo que soltar sus largas y sucias manos y podrá retenerme a base de cosquillas. Pero yo necesito uno de esos.

Mis ojos se topan entonces con el pocky que Saizo tiene en la boca. Solo le ha dado un bocado y aun hay gran parte, casi toda. Era eso o nada. Se iba a enterar el pervertido manos largas éste....

Tragando saliva y haciendo acopio de mi valor y locura, acerco mi cara a la de Saizo y muerdo el extremo opuesto del pocky, sosteniéndolo con los dientes. Uno de los dos tendría que ceder. Primero ese pocky, luego los otros. A ver si había suerte y....

¿Qué narices...? ¿Se había sonrojado? Y pa colmo me decía a mi pervertido. A mí, cuando era él el que estaba vete tu a saber que cosas.
-Mira quién habla.-suelto, ligeramente molesto ante tal afirmación. Y solo por hacerle cosquillas.
Veo que se queda quieto y la verdad es que buena espina no es que me dé. Después de tanto conociendole, se que las ideas que pasan por su cabeza pueden a llegar a ser de todo, menos ortodoxas.
Y lo compruebo al ver como se inclina hacia mi y muerde el otro extremo del poky que aun tengo en mi boca. Abro ampliamente los ojos de la impresión, pero no tardo mucho en volver a la misma de antes.
Si pretende que lo suelte, la lleva clara. Y así, sin dudas de ningun tipo, comienzo a morder el poky, acortando cada vez más la distancia.

Sabía que no iba a dar su brazo a torcer, maldito pervertido capullo. Siento que mis ojos echan chispas, y siento la necesidad de no perder. Le doy otro mordisco al pocky, decidido, aunque noto que la distancia cada vez es menor. Me recorre un leve escalofrío en la espalda y hago una mueca interior de desagrado.

¿Tampoco se quiere rendir? Pues que sea lo que tenga que ser. Es mi poky y pase lo que pase no lo voy a soltar.
Doy un mordisco más grande al poky, acortando más rapidamente la distancia, en un intento de intimidarle y que lo soltase con ese mayor acercamiento.

¡Ostias! Casi suelto el pocky del susto que me da semejante acercamiento, pero el sabor del pocky de chocolate me hace recordar mi misión. No me iba a dejar intimidar por el armatoste pervertido este. Evito hacer cualquier puchero o mueca con la boca que pueda partir el pocky, y le doy otro bocado más grande a éste, acortando peligrosamente las distancias. Casi puedo notar su respiración contra mi cara, y me muero de ganas de hacer una mueca de desagrado, pero el pocky es lo primero.

¡Jodido greñudo! ¡¿Tan dificil era soltar el estupido poky y dejar que me lo comiese en paz?!
Raciocinio a la mierda.
Doy otro bocado al poky, ignorando su respiración contra mi rostro, el roce de mi nariz contra la suya...y le arreo un señor cabezazo.

Estaba entre tan nervioso y concentrado con el pocky, que cuando me dio el cabezazo, no lo vi venir ni de lejos. Me incorporo, soltando una serie de palabrotas y me llevo las manos a la frente. ¡Que cabezón tiene el jodío!

-Capullo-logro titubear. Joder, ¡eso ha dolido!-¡Eres un tramposo! ¿Es que no tienes otros métodos para conseguir tus propósitos?-le grito, molesto.

Bien, objetivo logrado. Que cabeza más dura tiene el mamón, pero al menos conseguí mi propósito: apartarlo.
Ahora que estoy libre de su peso sobre mi, me vuelvo a acomodar en mi sitio, agarrando la bolsa de pokys y sacando otro, comiendolo rapidamente para volver a coger otro.
-Es tu culpa por querer coger las cosas de los demás.-respondo escuetamente, terminando de comerme otro poky. Si el acabarmelos iba a lograr que me dejase tranquilo de una vez por todas, me los comería rápidamente.-Tengo otros muchos métodos para conseguir lo que quiero, pero no es algo que se le deba decir a una dama.-sonrío con burla.

¡Ya estamos!

-¡Vete a la mierda! ¡Joder! ¡No sabes más que decirme que soy una tía! Aburres-le espeto, furioso. Míralo, ¡ahí está, tomandose sus pockys, como si nada! Siento que me hierve la sangre. Me duele la cabeza de la ostia que me ha dado (todavía!) y me estoy cansando. Me siento en el suelo de espaldas a él y cruzo los brazos.

-A ver si hay suerte y te atragantas, cabrón. Quédate tú con tu mierda de pockys-le digo, lo más orgulloso que puedo. Aunque tengo una idea de qué va a responer.

-Y tu no sabes hacer otra cosa que negar que lo eres.-respondo con sorna. Cabreado ya está y por ponerlo de más mala ostia no pierdo nada.
Veo de reojo como se sienta dandome la espalda y con los brazos cruzados. Peor que un crío chico, sin lugar a duda.
-No tendrás tanta suerte, y desde un principio era más que obvio que me iba a quedar con ellos.-contesto a su nuevo ataque de igual manera, soltando seguidamente un bostezo.-Si querías pokys, solo tenías que pedirlos.-digo, volviendo a cerrar los ojos.
Mira que se estaba a gusto así, tumbado...