Esperando a León...

Llegué a la biblioteca, me fui directamente a por los libros que no terminé de leer y empecé a leerlos mientras esperaba a León.

-Tranquilo, no importa.- Me preguntó por lo que había averiguado. -En realidad, no ha sido gran cosa. Casi todos los libros dicen lo mismo, todo son historias medievales que hablan de las propiedades de la Piedra Filosofal, y que existen dos tipos: la roja, que es la conocida por todos, que era capaz de convertir metales innobles en oro, y la blanca, que los convertía en plata.-

Deberiamos empezar por ahí. Además el hecho de que haya dos Piedras siempre me ha llamado la atención. ¿Por qué no hacer una con ambas propiedades? Y también debemos considerar que las historias alrededor de ellas son algo distintas. Mmmm -queda pensativo un momento- Piedra Filosofal hace referencia a un solo objeto, porque llamar a dos con el mismo nombre?

Interesante, parece que tiene una habilidad similar a la de Mustang, pero no es exactamente igual. Puesto que él me hizo esa demostración, y como había demostrado ser de confianza, le enseñé mis habilidades: rompí una hoja en varios trozos, los junté en un montón, choqué mis palmas y reconstruí la hoja. -Tranquilo, guardaré el secreto, y como muestra de que puedes confiar en mí, te pido lo mismo con mi habilidad. Imagínate si la gente lo supiera, vendrían todos a pedirme arreglar cosas, y eso sería agotador...-

El cementerio... aun no habia estado por las afueras, así que parecía un buen lugar. -Gracias, creo que iré allí entonces, y puedes estar tranquilo, no tienes que preocuparte por mí, estaré bien.- Dicho esto, me levanté y me dirigí a mi habitación, despidiéndome antes de León en la puerta.