Esperando a Hikari para "eso"... [Cerrado]

Llegué al claro del lago, y me acerqué a la orilla. Decidí probar una cosa para ocmprobar de nuevo las "mejoras" que el Ángel había hecho en mi Alquimia. Choqué mis palmas y toqué el agua, creando una figura idéntica a mí con el agua, que con la Alquimia se congeló al momento. La saqué del agua y volví a chocar mis palmas para transmitirle parte de mi alma. Ya no necesitaba apenas concetrarme para utilizar esa técnica, me había acostumbrado ya a la sensación. Un instante después, la figura de hielo cobró vida. Me quité la gabardina, me había propuesto practicar un poco el breakdance contra mi homólogo de hielo mientras esperaba a Hikari. Empecé yo primero, y nos turnábamos cada poco tiempo.

Spoiler:

Me impresioné de nuevo de cómo de poderosa era esa técnica de traspaso de alma, no había pasado más cantidad que las otras veces, pero no cometía ningún fallo, y lo que me gustó más, al no sentir dolor, se arriesgó con algunas cosas que aún no había probado yo, pero que tenía en proyecto. Observando su soltura con éstos movimientos, decidí que los podría probar yo más tarde. Cuando me desgasté un poco y consideré que había hecho el ejercicio suficiente, ambos nos juntamos enfrente de la orilla y, tras chocar mis palmas, recuperé aquélla pequeña parte de mi alma que le había transferido. Choqué las palmas de nuevo para que volviese a ser agua, me puse la gabardina y así me quedé sentado en la orilla esperando, mientras dejaba que la suave brisa me acariciase el rostro...

Ya se había hecho de día... en fin, supongo que estará ocupada y aún no habrá pasado por su habitación... bueno, de todos modos la esperaré aquí. Choqué mis palmas y toqué el suelo, del cual surgió un mini-Edward al que le transferí una parte de mi alma. Le transmití una orden mentalmente: "Despiértame cuando llegue" y acto seguido me tumbé mirando las nubes, mientras poco a poco me iba quedando dormido...

Acabé despertándome después de bastante tiempo, ya era de noche otra vez. Miré al mini-Edward, que se encogió de hombros. Suspiré. Me levanté y estiré un poco. Me quité la gabardina y ordené mentalmente al mini-Edward que crease otra estatua de piedra igual a mí y que le traspasase el trozo de alma que tenía el mini-Edward. Mientras él hacía ésto, yo choqué las palmas varias veces y fui sacando distintas armas para practicar un poco, aunque ésta vez tendría más cuidado que en el entrenamiento de la última vez. Saqué algunas armas que consideré importante dominar un poco, nunca se sabía cuándo se necesitaría utilizar otro arma que no fuese mi lanza de siempre o la hoja que creaba en mi Automail...

Spoiler:

-Bo... nunchakos... kama... katana... ninjato... sai... tonfa... wakizashi... con esto bastará, supongo...- dije mientras revisaba todo lo que había sacado. Con ésto daría un repasillo a las armas que más me fascinaban, quizás otro día probase con las alabardas y demás familia... lo bueno de que entrenaba con una parte de mi alma, era que cuando volvía a estar dentro de mí lo que esa parte había aprendido se quedaba en mí como si lo hubiese hecho yo... lo había comprobado tras el entrenamiento en los jardines... noté algo extraño, y más tarde me di cuenta de que se trataba de eso... me di la vuelta y vi que el mini-Edward había hecho su trabajo, y el Edward de piedra cogió los nunchakos, mientras que yo por mi parte cogí un Bo para ponérmelo en la espalda y desenfundé la katana... comprobé el filo e hice unos movimientos en el aire, para ir cogiendo soltura, y el Edward de piedra empezó también a hacer movimientos de práctica con los nunchakos.
Un rato después, ambos empezamos a atacarnos, pero sin exageraciones, no pensaba herirme de nuevo, así que prácticamente nos atacábamos y defendíamos una y otra vez, aunque tampoco llevábamos un ritmo bajo precisamente...

Me puse en posición de guardia, mientras mi homólogo de piedra hacía movimientos bastante rápidos con los nunchakos. Me defendí como pude, y cuando vi un hueco aproveché la oportunidad y ataqué. Sin embargo, apenas le rocé un poco, ya que hizo un movimiento hacia una lado y con los nunchakos golpeó fuertemente la katana, alejándola unos metros. Había pensado ya en ésto, así que alargué la mano hacia atrás para coger el Bo que había colocado antes en mi espalda. Lo giré unas pocas veces, repeliendo sus ataques, y ésta vez no falle: alargué hacia adelante el Bo, haciendo que los nunchakos se enrollasen alrededor de él, y con un movimiento brusco los lancé lejos. Con otro movimiento, le golpeé para desequilibrarle. Cayó rodando varios metros, y vi lo que pretendía: se dirigía hacia donde estaban las armas. Cogió un par de sais, dejando allí los otros dos, y giré en mi mano el Bo para lanzarlo hacia la estatua de piedra y alejarlo así de las armas. Me lancé hacia ellas, y cogí el otro par de sais. Empezamos entonces una lucha bastante igualada, donde ninguno parecía controlar la situación. En un momento en el que nos quedamos en una posición algo parada, solté los sais y me eché hacia atrás, dejándome caer en el suelo. Mientras caía, me di la vuelta a la vez que chocaba las palmas. Toqué el suelo, y en el lugar donde estaba la estatua, que se encontraba sorprendida, surgió una columna que le golpeó en la cara. Mientras se recuperaba, yo corrí de nuevo hacia lñas armas, y cogí los kama para lanzárselos mientras se lavantaba. Fallé por poco. Hice una mueca de molestia por no haberle dado, y cogí las dos ninjato. Le lancé la wakizashi para que se defendiese, con los sai no lograría defenderse por mucho rato. Me lancé hacia él en cuanto hubo cogido la wakizashi.

Aún teniendo yo dos ninjato y él una simple wakizashi, como era de piedra se podía defender con el otro brazo si se escapaba alguna estocada. Di un salto hacia atrás, preparando mi próximo ataque. Sin embargo, el Edward de piedra no me dejó mucho tiempo, ya que enseguida se lanzó a por mí, pillándome de sorpresa y quitándome una de las ninjato de la mano. Lanzé un ataque mientras estaba así con la otra ninjato hacia la wakizashi, pero interpuso su otro brazo, haciendo que la ninjato se clavase en él. Vi inútil intentar sacarla, así que di una voltereta hacia atrás cuando me lanzó un nuevo ataque con la wakizashi y cogí el arma que quedaba: el par de tonfas. Me las coloqué de manera que tenía cogido por las manos la parte cilíndrica pequeña y la otra parte quedaba bajo mis brazos, de modo que me sirviera para acabar de una vez por todas con el entrenamiento. Me acerqué a él cautelosamente, en posición de guardia. Estuvimos un rato dando vueltas en círculo, ambos sabíamos que pronto acabaría el entrenamiento. Cuando terminamos de dar vueltas, el Edward de piedra se acabó desesperando y se lanzó a lo loco a por mí. Sonreí, menuda estupidez acababa de cometer... lo único que no debes hacer en un combate es desesperarte, hay que dejar la cabeza fría... decidí acabar rápido, antes de que se diese cuenta de su error. Calculé dónde caería su ataque, y allí interpuse mi brazo, doblado para que chocase con uno de los tonfa. Con el otro brazo, doblado también para darle con el tonfa, le golpeé bruscamente la cabeza, destrozándola y haciéndola caer unos metros más allá. El cuerpo de piedra cayó un momento después, y me di cuenta entonces de que no había recogido la parte de mi alma de aquélla estatua. Sin embargo, vi salir del cuerpo inerte de piedra una especie de vapor algo difícil de distinguir, y ése vapor se metió por mi boca. Sentí entonces que recuperaba de nuevo esa parte de mi alma. Suspiré tranquilo, menos mal que había vuelto, me había dejado llevar. Ahora ya sabía que podría utilizar una estatua con parte de mi alma en una batalla, sabiendo que esa parte volvería en caso de ser destruida la estatua. Tiré los tonfa a un lado, y me dirigí nuevamente hacia la orilla. Me puse de nuevo la gabardina y con la Alquimia reblandecí un poco el suelo, para tumbarme otra vez allí. Me estaba empezando a preocupar que tardase tanto Hikari, quizás acabase mandando a un par de estatuas a buscarla mientras yo buscaba también por otro lado. En fin, de momento esperaría a ver, quizás no haya pasado por su habitación aún... sin darme cuenta los ojos se me fueron cerrando poco a poco, hasta quedarme profundamente dormido...

Desperté, algo molesto sin saber por qué. Me estiré y me lavé la cara en el lago. Me estaba empezando a preocupar... pero tampoco estaba seguro de si lograría encontrarla si empezaba a buscarla... no era la primera vez que me recorría todo el instituto y la ciudad y aun así no la encontraba. Lo mejor sería esperar, o al menos debería devolver todas las armas y la estatua destruida al suelo de nuevo, había dejado todo disperso por todos lados. Me acerqué a la cabeza de la estatua y la devolví al suelo. Luego, el cuerpo, que estaba algo más allá, y después devolví las armas una a una. Cuando terminé, pensé un momento en qué hacer. Entonces recordé qué día era: era Nochebuena. Miré el reloj y rectifiqué: ya era Navidad. Suspiré. Tenía el presentimiento de que acabaría por venir antes de que acabase el día, incluso aventuraría que antes de que se hiciese de día... aunque ya no sabía si confiar o no en mi intuición... de todos modos, me acerqué de nuevo a la orilla y choqué mis palmas para sacar del suelo un árbol de navidad. Combiné de distintas maneras los minerales del suelo, de modo que quedó bastante guapo... decidí añadirle algo más de color con un poco de agua del lago congelada, y eso hice: algunas bolitas de hielo, una estrella para la punta del abeto... algo de serpentina, si se podría llamar así... así me entretuve un rato, mientras esperaba ansioso que pasase de una vez por la habitación... tendría que haberle transferido el alma en la cafetería, tampoco es que fuese a tardar mucho en completarse la transmisión... suspiré, mientras seguía entretenido en decorar el árbol de Navidad.

Oí la voz de Hikari detrás de mí, y sonreí. -Jejeje... gracias- dije mientras me levantaba. Me puse delante de ella, serio. -Quisiera pedirte un favor: ¿podrías "salir" un momento?- sabía que entendería a qué me refería, estaba resuelto a probar una cosa nada más introducir la pequeña parte de mi alma que iba a introducir en ella, y para lleavr a cabo lo que pensaba hacer sería mejor que "saliese" la Hikari que yo conocía. Esperé ansioso que lo hiciese.

Observé lo que hizo. Como supuse, que "saliese" la debía hacer más vulnerable, así que lo que pretendía hacer le serviría de más ayuda si estaba así. -De acuerdo, no tardaré- me agaché junto a ella, cerré los ojos y choqué mis palmas. Le toqué los hombros y le transferí parte de mi alma, como ya había hecho más veces. Cuando terminó, intenté sincronizarme con ésa parte que ya estaba dentro de ella, y empecé a sentir la presencia del demonio. Me empezaron a temblar un poco las piernas. -Escucha... será mejor que no mires ahora...- pero antes de que pudiese reaccionar noté un agudo dolor, que me hizo retorcerme en el suelo. Oí la voz del demonio. "¿Quién se entromete? No dejaré que interfieras, humano" cerré los ojos, intentando actuar desde la parte que estaba dentro de Hikari. Intenta lo que quieras, no podrás hacerme nada, yo no he hecho el trato contigo... no pienso dejar que hagas sufrir más a Hikari... y me interpondré entre vosotros dos cuando intentes hacerlo... oí una risa malévola. "Haré que te arrepientas de tu elección" No lo creo, tú no podrás expulsar la parte de mi alma que he introducido, no tienes poder sobre ella, y yo no la sacaré por mucho que intentes hacerme sufrir. Siempre que quiera, puedo dejar de sincronizarme con ésta parte y centrarme en el alma que he dejado en mi cuerpo, mientras que esta parte de aquí dentro seguirá aguantando el dolor ella sola, y seguirá impidiéndote que le hagas sufrir... notaba cómo se descargaba conmigo, pero no pensaba echarme atrás. De todos modos, tampoco tenía demasiada fuerza, al estar sellado por Yami, pero por mucho poder que descargue sobre mí, impediré que afecte a Hikari. Notaba también que a través de esa parte de mi alma no pasaba nada, Hikari estaba ahora mismo sin ningún tipo de dolor... y sé que ella tendría que haber soportado más, al estar su alma ligada a la del demonio... me seguí retorciendo en el suelo, pero poco a poco me fui retorciendo cada vez menos, hasat quedarme simplemetne con las manos en la cabeza, aún tumbado.

Escuché lo que decía y noté cómo me tocaba la frente. Abrí los ojos, y quité las manos de la cabeza. Había vuelto a tomar control únicamente del alma en mi cuerpo, y dejé claro a la parte que dejé allí dentro de Hikari que hiciese lo que le había dicho al demonio. Notaba aún algo de aquél dolor, pero era algo lejano, ya casi no me afectaba. Era desde luego una ventaja el poder tomar control de mí mismo para no sentir el dolor... me incorporé lentamente, sonriedno a Hikari. -Te dije... que no... te dejaría que... sufrieras tú sola todo ésto...- Me levanté al notar que ya no me afectaba apenas el dolor. -Si te lo hubiera dicho, sé que no me lo habrías permitido, pero... necesitaba hacerlo... yo... te quiero...- lo dije con el alma, el amor que sentía por ella fue lo que me hizo decidirme a hacerlo. -Ahora, cada vez que quieras ser tú misma o simplemente cuando el demonio te quiera hacerte sufrir, la parte de mí que está en tu interior absorberá todo lo que intente contra ti, y puedes estar tranquila, por muy poderoso que sea ese demonio, no tiene poder alguno sobre mi alma, yo no he pactado nada con él- dije sonriéndola, mientras dejaba que la suave brisa me acariciase el rostro, calmando lo poco que quedaba del dolor de hacía un momento. Le miré fijamente a los ojos. -Feliz Navidad, querida...- y dicho ésto, choqué mis palmas e hice aparecer a nuestro lado una columnilla con un trozo de muérdago colgando de ella. -¿Sabes lo que se dice que hay que hacer cuando dos personas están a la vez bajo el muérdago?- no sé qué sería lo que me habría hecho sacar esa columna con el muérdago... sería la felicidad que sentía de poder ayudar a Hikari de ésa manera...

-Oh, venga, no te enfades tanto conmigo, jo- dije haciendo un puchero. Se sonrojó un poco al ver el muérdago. "eres un pillo" y me dió un pequeño beso. Le saqué la lengua. -Jejeje...- "feliz navidad querido ochibi-kun" sonreí. Me acarició el rostro, y me sonrojé un poco. Me preguntó que si ya no me dolía nada. -Tranquila, ya apenas lo noto, he dejado de sicnronizarme con la parte de mi alma que está dentro de ti ahora, y le he dado la orden mental de que absorba el dolor que intente hacerte sufrir, como te he dicho. Tan sólo noto un poquillo de dolor, o mejor dicho es más bien como una especie de picor molesto, porque lo noto como bastante lejano...- suspiré de felicidad, menos mal que ésta vez había mentido bien y no se había dado cuenta de que mi intención primaria era lo que acababa de hacer... quizás no lo notase porque, al fin y al cabo, estaba haciendo lo que le había dicho: apoyarla desde dentro, aunque la palabra "apoyar" haya tenido un matiz distinto al que seguramente se había imaginado ella. Sonreí, mirándola de nuevo a los ojos fijamente. Y pensar que ella había estado sufriendo mucho más que eso durante todo éste tiempo... pero a partir de ahora, le ahorraré ese sufrimiento, estaba decidido, y la decisión ya había sido tomada también... ésta noche, Hikari dormiría mejor que nunca, y del mismo modo yo tampoco notaría demasiada molestia, simplemente esa especie de picorcillo molesto en que se había convertido el dolor de hace un momento.

-En serio que es sólo eso, un picor molesto, no es nada más- le dije sonriendo. Me dijo que no quería involucrarme demasiado. [Si se trata de ti, haré lo que haga falta, y lo haré aunque no quieras porque creas que yo sufro por ti... más sufro sintiéndome incapaz de ayudarte...] pensé. Se acercó al árbol de Navidad que había estado haciendo antes. Sonreí. -Gracias, querida, me alegra que te guste- mencionó algo sobre que faltaban los regalos. Le miré fijamente a los ojos. -Querida... ya sabes que no tienes por qué... el que estés aquí ahora conmigo es más que suficiente...- sonreí, mirándola aún a los ojos. [Ahora que lo pienso, yo tampoco le he regalado nada, porque lo del alma no lo considero como tal... sobre todo teniendo en cuenta que lo pensaba haber hecho antes...] -En serio te lo digo... no tienes por qué molestarte... me has hecho muy afortunado desde que te conocí, y más aún cuando empezamos a salir... no pido nada más...- le dije mientras la abrazaba. Últimamente era muy propenso a abrazarla, me gustaba la sensación... me separé de nuevo y miré al lago, cogiendo a Hikari de la mano. Siempre que venía aquí con ella, el lago parecía mágico...

-De acuerdo, como quieras entonces. Cualquier cosa que me des tú estará bien- le miré sonriendo. "porque sera que cuando estoy con vos el lago me parece mágico..." me sorprendí cuando dijo ésto. Era precisamente lo que acababa de pensar yo. Sonreí. -Sí... a mi me pasa lo mismo... escuché su comentario siguiente. -Ya, sería genial poder estar aquí todos los días... los dos, sin preocupaciones por un instante...- me quedé mirando el lago un momento, y entonces se me ocurrió una idea. -Hikari... ¿has patinado alguna vez sobre un lago helado?- le dije con una sonrisa en la boca.

Sonreí al escuchar lo que dijo. -Espera un momento, ahora vuelvo- le solté la mano y me acerqué al lago. Choqué mis palmas y toqué el agua, que al instante empezó a congelarse. En unos instantes, el lago entero estaba congelado, y me acerqué de nuevo a Hikari. -Bueno, la verdad es que yo nunca he patinado, pero igualmente: ¿querrías probar? Puedo hacer los patines del mismo modo que hice aquéllas armas en los jardines- le miré, esperando a ver qué respondía.

Me rasqué la cabeza, sacando la lengua. -Ah, cierto, entonces vengo ahora, eso podré hacerlo- me dirigí de nuevo al lago, y tras chocar mis palmas otra vez, toqué de nuevo el lago, que ahora era todo hielo, y de los bordes salieron barandillas de hielo para apoyarse. Entonces, antes de volver a levantarme, en mi mente se formó un mensaje: "Nieve... seríe genial si nevara..." me di la vuelta y vi que Hikari estaba mirando al cielo, y supe que ese mensaje era de la parte de mí que estaba dentro de Hikari. Pensé un momento en si podría o no hacerlo, y recordé las palabras del Ángel. Según me había dicho, ahora podía controlar cualquier elemento, pero no estaba seguro de cómo podría, por ejemplo, controlar el aire. Sin embargo, había otro modo, así que le hice una señal a Hikari para que esperase de nuevo, y me impulsé hacia el cielo con una columna. Llegué, sin haberme elevado demasiado, a una nube bastante grande, y que parecía cargada de agua pero que por algún motivo no llegaba a soltar ese agua. Choqué mis palmas e intenté tocar la nube. Mis manos se metieron dentro de ella, pero igualmente pude hacer lo que me había propuesto: congelé el agua del interior en pequeños copitos de nieve, y al hacerlo, empezaron a caerse de la nube, por el peso de los trocitos de hielo. Choqué mis palmas de nuevo y toqué la columna a mis pies, volviendo a bajar junto a Hikari. -Pues ya tienes barandillas, y además un plus- dije señalando la nieve que caía.

Le saqué la lengua. -Jejeje... no sé... simplemente, me vino esa idea a la mente...- y era la verdad, al fin y al cabo. Cogió un par de copos de nieve con la mano, y observé que su sonrisa no podía ser mayor. Estaba realmente feliz, y eso me contentaba. "eres un sol, te adoro por esto" me sonrojé, como hacía tiempo que no lo hacía. Se acercó a mí y me besó, después se separó y me abrazó. Disfruté de nuevo de aquélla sensación que me invadía al estar abrazado a ella. "gracias por ser como eres" me sonrojé nuevamente. -Lo mismo te digo... no cambies nunca, por favor, eres maravillosa...- nos separamos de nuevo y volvió a mirar al cielo. Realmente estaba disfrutano de la nevada, y yo sólo pude quedarme mirándola, con una gran sonrisa dibujada en mi rostro...