Mi llegada al instituto

Respiré hondo antes de adentrarme al patio de ese enorme instituto. Miré con los ojos como platos lo enorme que era el centro.
¡Woaw! ¡Eso sí era un señor instituto! sonreí para mis adentros. Quizás, a la larga no iba a ser tan mala idea eso de sacarme unos estudios. La primera impresión era importante, así que me acerqué un poco más para seguir contemplando los alrededores, sin moverme demasiado.

A saber que cosas me iban a deparar ese instituto....

Me quedé mirando la entrada, y puedo asegurar sin necesidad de que nadie me lo dijese, de que mi expresión era de incredulidad mezclada con pesadez.
A paso resignado me adentro en el complejo, mirando alrededor, tanteando por donde tendría que moverme...cuando lo veo.
Por diosss, que no sea quién creo que es...
Bueno, tomaré la táctica de ''hacerse el loco y pasar de largo''.

Sigo mirado el recinto, entusiasmado. ¡Voy a vivir como un rey! Con semejante gigante de instituto, me pregunto como serán las habitación. ¡Vaya, me siento motivado para estudiar y todo...! Espera...yo, ¿estudiar? Creo que me he emocioando demasiado por ahora....
Giro la cabeza para ambos lados, más feliz que una perdiz, cuando de repente, veo a una persona que me resulta familiar. Oh, no, es más que familiar... Noto que mi boca hace automáticamente una mueca entre asco y desagrado. Ah, parece que va al lado contrario...o, ¿está huynedo? ¬¬

Aún con la mueca de asco (ya más reducida) doy unos pasos acercándome lentamente a él, con sigilo. Tal vez al fin y al cabo delire, y quizás, solo quizás, no sea él y me esté equivocando...

Camino hacia delante como si nada, mirando el edificio de entrada como si fuese lo más interesante del mundo. Miro de soslayo, disimuladamente. Sólo espero que...
¡Mierda! Me ha visto. Y lo peor de todo es que se está acercando.
Tengo dos opciones: salir corriendo por patas o continuar con la estrategia. La primera es obviamente un insulto a mi propio orgullo asique ni loco, por lo cual solo me queda la segunda opción.
Ese maldito de Sanada ya podría haberle avisado de que el loco maníaco iba a ir también.
Nota mental: meterle una bomba en una carta y enviarsela.

Me detengo en seco a varios metros de él, lo suficientemente alejado. Sé que este punto es importante dado que, en caso de que SÍ sea él prefiero tener unos metros de ventaja para...para...¡lo que sea! para correr o en su defecto, lanzarle la mochila con potencia. Intento calmarme un poco y pensar con la cabeza fría, aunque eso, desgraciadamente, no es ló mío. Solo me queda una cosa, y es hacer las cosas a mi manera. Si es él, ya sé a quien debo de esquivar/evitar y en el mejor de los casos y si me pilla de humor, molestar durante un año entero...y si no, un problema menos. Me alegro de tener varios metros de ventaja para...para....¿para qué era?

-Oye, tú-digo, con voz totalmente desconfiada. Noto un tick en el ojo y una mueca de inseguridad. Cruzo mentalmente los dedos para que la suerte esté de mi parte...

Confirmación recibida. Era el jodido pelirroja toca-pelotas. Ahora la duda era otra, ¿se giraba y le soltaba un buen insulto para contrarestar el tonito con el que se había dirigido a él, o por el contrario, seguía su camino? Cualquiera de las dos opciones acabaría en lo mismo y lo sabía, la cuestión era averiguar cual dañaba menos su orgullo.
¡Ashgdfa!
-¿Qué quieres?-respondo con un tono ligeramente despectivo e indiferente, mezclado con fastidio, deteniendo el paso y siguiendo de espaldas a él. Solo rezaba para que no me reconociese por la voz...

Yo tengo por experiencia (experiencia? bueno, ¡lo que sea!) entendida una cosa; la gente no suele saludar así. Hay dos razones para contestar de esa manera:
a) son unos bordes
o b) pura y llanamente, es ese idiota.

Suplico que sea lo primero, pero esa voz me suena. Siento que lo más lógico sería echar a correr, buscar un teléfono, gritarle cuatro tacos a Sanada (¿en qué pensaría ese viejo chocho?) y luego, no sé. Asesinar se dice que es ilegal. Me muerdo la mejilla por dentro, porque estoy dudando. Doy un paso lateral, para poder verle un poco la cara desde otro ángulo. Oh, no, por favor, no.

Japón es muy grande y con muchos institutos....

-No jodas...-suelto. Creo recordar que llevaba la mochila colgando de un hombro, porque me he dado cuenta de que de la impresión se me ha caído al suelo.

La bomba iba a ser poco, tendría que mandarle algo más destructivo.
Pillado y atrapado. Ya no tenía sentido seguir esquivando esa situación más tiempo. Aunque, viendolo desde otra perspectiva, ibamos a acabar encontrandonos en algún momento. El sitio era grande pero no tanto. Mejor ahora que más tarde.
-Si quisiese joderte, te preguntaría porqué llevas el uniforme de los chicos.-repongo con fastidio, girandome totalmente para quedar frente a él, adoptando una postura desganada.

Oh dios mío.

¿¡POR QUÉ!? ¿Por qué me castigas de esta manera? ¿Qué te he hecho yo? Yo no quemo iglesias, no violo niños, no robo a menudo. No soy una mala persona, ¿por qué me envías a...a....a...eso?
Siento que he palidecido totalmente cuando me doy cuenta de que es él...
....
Un momento...
...que...¿qué ha dicho?

"Si quisiese joderte, te preguntaría porqué llevas el uniforme de los chicos"

..... Oh, Saizo....no aprendiste en todos esos años?

-¡Serás cabronazo!-le grito, señalándole con el dedo. Antes de querer darme cuenta, ya estoy enfrente de él y mis manos agarran el cuello de su camisa-¡Retira lo que has dicho, que te crees muy macho!

Si es que no falla. Dios debe de odiarme.

Mala elección por su parte. Sabía como iba a reaccionar antes esas palabras y aún así las había dicho, pero él también debía de ser consciente de lo que podía pasar si hacia lo que estaba haciendo.
¿Retirar lo que había dicho? Ni de coña. Sabiendo que le jodía eso, no iba a desaprovechar la oportunidad de restregarselo tantas veces como quisiera.
-Más que tú, seguro. Al menos tengo algo colgando entre las piernas, lo cual, en tu caso...-respondo con la misma tranquilidad, dejando el final de la frase en el aire, y sin dejar de mirarle a la cara.

Pero pero pero ¡será cabrón! ¡Maldito seas! En todos estos años, ¡no has cambiado nada! ¡En absoluto! Sigue siendo el mismo chulo pasota de siempre que recrimina mi aspecto.
Ah, por no decir lo mucho que me recrimina llamándome (con y sin indirectas) "mujer". (Sust: lo contrario al hombre....¬¬)
Aprieto con mis manos el cuello de la camisa de ese idiota con más fuerza. Es más alto que yo, pero eso no me impide que lo sacuda, enojado.

-Retira lo que has dicho!-le grito. Menudo espectáculo debemos estar montando....-¿Qué diablos haces aquí?-le pregunto, enojado. Lleva el uniforme del instituto, y sé que precisamente no viene a cambiar las tuberías como un fontanero, pero...-¿Te ha enviado aquí el viejo?-le vuelvo a gritar refiriéndome a Sanada.

Tortura es una palabra demasiado leve para expresar todo lo que supone para mi esta situación, una palabra demasiado simple e insulsa. Él era feliz viviendo como vivía, pero tenía que llegar el estúpido de Sanada y enviarlo a aquel lugar...con ESE friki de las cadenas.
¿Es que estaba condenado a pasar su vida soportando a un viejo con aires de líder y a la panda de locos que le seguían? ¿Tan dificil era pedir un poco de tranquilidad?
Ante la pregunta, alzo una ceja.
-Estaba dando un paseo y sin darme cuenta llegué hasta aquí, no te fastidia.-repongo, rodando los ojos con pesadez.-A veces me pregunto que tienes dentro de esa cabeza cubierta de greñas.

Le suelto casi sin darme cuenta y me paso las manos por el pelo, con un ademán protector casi acto reflejo.

-¡No son greñas, capullo!-respondo, malhumorado. Luego, frunzo el ceño mientras cojo la mochila con una mano y le señalo acusadoramente con la otra-[/b]Tu hobby es molestarme, ¿no? ¿No tenías suficiente en la casa del pedófilo ese? Pero ¿qué te pasa conmigo? ¿Por qué me persigues?-[b]pregunto, todo esto con un claro tono acusador.

Yo estaba ahí para estudiar, para ver si hacía algo en la vida que no fuera robarles a los chulos del barrio de mala muerte en el que una vez viví. Y no para hacer de niñero o de saco de boxeo de un tipajo borde y con cara de hijo de mafioso.

Una vez que me veo liberado del agarre, me colocó bien la ropa, dejandola donde debía estar y donde en un principio estaba.
-No te creas la gran cosa.-le respondo, mirandole con el ceño ligeramente fruncido.- Fue ese estúpido de Sanada el que me mandó aquí, no vine por gusto. Y ten por seguro de que si hubiese sabido que estarías por aquí, no habría venido. ¿No serás tu el que me persigue a mi?-digo, mirandole aún con el ceño fruncido.-Ya sabía yo que eras rarito...
Y dicho esto, y como quién saluda por educación cuando se cruza con alguien conocido por la calle, me doy media vuelta y comienzo a encaminarme hacia el edificio mientras mi mente empieza a planear cual es la muerte más dolorosa que existe y como llevarla a cabo sin que ningun de sus dos perritos guardianes se diese cuenta.

Le grito un par de palabrotas, me doy cuenta de que algunas incluso repetidas. Como odio su chulería. Él siempre más chulo que un ocho, más guay que la madre que nos parió. Desearía tener un arma, unas cadenitas, algo, pero no sería buena idea del todo (del todo....) matar a un alumno el primer día del instituto. Escupo un insulto más.


-Si no quieres problemas conmigo más vale que no te cruces por mi camino!-le grito, cuando se está alejando-¡y no te acerques a mí en un radio de quince metros!

Me cuelgo la mochila en el hombro y le dirigo una mirada asesina antes de darle la espalda a ese idiota. En mi agenta cerebral, apunto asesinar a Sanada y a toda su estirpe de niños pedofílicos que adoptó. Entre ellos, a Saizo.

Hago oídos sordos a los insultos, total, me da lo mismo lo que me diga o lo que me deje de decir.
-Si no quieres tener TU problemas CONMIGO, ni me mires de lejos.-repongo, lo suficientemente fuerte como para que me escuche.-Y cambiate de uniforme, no quiero tengo ganas de explicarle a todo el mundo porque vas con uno equivocado.
Mi legua afilada ya me había causado más de un problema, pero ¿que más daba? Decía lo que quería y cuando me daba la gana.
Unos lo llamaban ''ser borde'', yo prefería llamarlo ''sinceridad''.

Ah, Saizo, Saizo. ¿Problemas de memoria? No parece recordar qué es lo que ocurre cuando a Kamanosuke Yuri le dicen que es una tía. Me giro lentamente y en mis labios ahora hay una sonrisa maquiavélica. Una de mis encantadoras sonrisas.

-Ah, ¿me tengo que asustar del señorito?-respondo. Siento un tick en el ojo (joder! que me ha vuelto a llamar mujer!)-Y empiezo a preguntarme si no tienes mucho más con lo que joderme la vida aparte de mi apariencia-sonrío con malicia. Pero no, no confundamos esa sonrisita con mi alegría, no. Me estoy enfadando. Pero hay momentos en los que no sé, llámalo locura, llámalo luz celestial, me incita a hacer lo posible por ganar un pulso, incluso ir en contra de algunos principios como era ignorarle.-Te vas a enterar de quién soy yo en el insti, dado que parece que no te quedó claro años atrás....

¿Era una amenza? ¿Me estaba amenazando? ¿A mí?
Detengo mi paso nuevamente y me giro a mirarle, en silencio, tanteando las posibilidades. Conocía esa expresión...¿Que no me había quedado claro como era? Por supuesto que sí, y cómo no hacerlo. Allá donde hubiese problemas, siempre estaba él. Aunque reconozco que yo también me metía en alguno que otro.
-Es lo único por lo que vale la pena molestarte.-contesto escuetamente, lo cual era totalmente cierto. Lo único con lo que me gustaba meterme era con su apariencia. Por lo demás...no veía nada más digno de siquiera una mención. Ambos teniamos varios defectos y los sabiamos. El aprovechaba cualquiera de ellos para lanzarmelo a la cara y yo...se podría decir que los seleccionaba. Y en este caso eso y las greñas que llevaba eran los mejores, para mi gusto.
-¿Me robarás de nuevo la goma? ¿O esta vez apuntarás más alto y raptarás una de mis libretas?-ironizo.

A pesar de su respuesta en cuanto a mi pequeña aficción (o, ¿podría llamarlo don? quien sabe) de las manos largas, no pude evitar soltar una sacrástica carcajada.
-En realidad ahora que mencionas mi pequeña hablididad cleptomante...-digo mientras jugueteo con un mechón de mi pelo distraidamente (no son greñas, menudo inconsciente)-Había pensado robarte la cartera, corgarla de un árbol, prenderle fuego, y reírme con un poseso ideando luego como acabar contigo-respondo, con voz melosa. Y repito; una sonrisita mía o una voz melosa no es que esté contento (que no~), si no que me estoy enfadando. Pero ahora parece que puedo convertir esto en un...pasatiempo, diríamos, de éstos efímeros y divertidos.

Ruedo los ojos nuevamente al escuchar la forma de pronunciar esas palabras y como se ensortija una de sus...greñas, porque eso es lo que son, entre sus dedos.
-He visto a niños de párvulos con mejores ideas para una putada que tu. Y, novedad, ya te comportas como un loco.-repongo, recolocandome la mochila al hombro y pensando si era cosa mía o...no, no era cosa mía. Pero me daba lo mismo. Si pensaba que con una simple chiquillada iba a amedrentarme, la llevaba clara.-Te lo advertiré ahora: no me hagas quedar en ridiculo o tener que dar explicaciones innecesarias por lo que hagas. Es una verdadera molestia.

¿Ha conocido párvulos con mejores ideas que las mías? Diantes, ¡quiero conocear a esos niños....! NO, espera! Se está mofando de mí! Extrañamente, siento que mi pulso sanguíneo se va tranquilizando. Aaaah, la rutina de hace tanto tiempo. Esto va a ser como estar en casa. Y sinceramente....¿debo de alegrarme de ello? Hm....

-Oh, bueno-repongo-Yo no hablo de mis pasatiempos ni de mi estado mental-le reprocho, dejando de jugar con mi pelo (esa mirada.... me pregunto si cada vez que me mira piensa a modo telegrama "greñas".)-Lo que no sabía es que fueras tan amable como para dar explicaciones por lo que haga....te está dando complejo de madre o qué?-formo una burlona sonrisa. La borro enseguida, como cansado-Es una lástima, pero antes era más divertido. Supongo que te pueden los años....-recrimino a media voz, negando con la cabeza. Me encaramo mejor la mochila y me doy la vuelta. Me parece que he soltado una buena cantidad de adrenalina jugándomela contra el idiota ese. Giro un momento la cabeza y le hago una última mueca-Piérdete! A saber que dirán si me ven con un antisocial como tú...

Dicho esto, comienzo a caminar al lado contrario.

Y aquí vamos de nuevo. Complejo de madre dice...Sólo faltaba que soltase semejante estupidez.
-No hace falta que hables de ello, se nota con solo mirarte. Y no, no soy tan amable ni tengo complejo de madre. Precisamente por eso mismo, no tengo ganas ni tiempo de que me inmiscuyan contigo y si haces alguna de tus estupideces, teniendo en cuenta que nos envía el mismo viejo estúpido, al primero que le preguntarán es a mí. ¿Te ha quedado claro, barbie con complejo de identidad?-digo, mostrando una sonrisa mezcla de burla y prepotencia en el rostro. -No soy antisocial, elijo mis compañías. Aunque no sabría decir si tu puedes hacer lo mismo.
El caminar al lado contrario del que yo iba no le iba a librar tan fácilmente de escuchar mi contestación, sobre todo porque lo que menos me gusta, es que me dejen con la palabra en la boca.

Escucho lo que dice mientras sigo mi camino. Tú zen, Kamanosuke, be water, like the water, eso era lo que decia...Jackien Chan? ese, supongo. Pero, espera....me ha llamado barbie....

....

-¡Búscate algo mejor con lo que darme por saco, gilipollas!-le recrimino. Nada, yo no puedo estar tranquilo-¡Te repites más que el ajo!

En definitiva, él respondería a cualquier incidente que los "pequeños niñitos de Sanada" hicieran. Me haría gracia echarle las culpas por algo, pero estoy enfadado. Ya he tenido suficiente. ¡Yo que había venido con la ilusión de al menos poder sentarme en un pupitre y abrir un libro! (que ya es decir mucho)

Me alejo a zancadas soltando maldiciones por lo bajo (eh, ese alumno de ahí me ha mirado raro, ¿qué te pasa, mir´ón?).

Definitivamente, era una mierda de llegada.

Me doy nuevamente la vuelta, reanudado mi andar hacia el edificio de entrada. Ya estaba perdiendo, por el momento, la gracia el seguir metiendome con el y, ya que tenia k estar aquí, lo menos era saber por donde tendría que moverme en los proximos días...sobre todo si pretendia esquivarle tanto como pudiese o por lo menos, para buscarle cuando estuviese de mala y tuviese ganas de desahogar mi enfado con alguien.
No mejor desestresante que es eso, está comprobado.
-Sé más original a la hora de insultar a alguien. Dan más risa de lo que ofenden. Que te den, greñudo.-le suelto, haciendo un gesto despectivo con la mano a modo de despedida.

A lo lejos, mientras doy zancadas, oigo en el aire las palabras "original!, "insultar", "risa" y "greñudo" (joder, ¡no son greñas! Es un pelazo envidiable!! >.<). Quisiera darme la vuelta y lanzarle la mochila, pero intento recordar que hoy es mi primer día en ese instituto. No puedo liarla por culpa de ese idiota.

-Más te vale que no te vea cerca, capullo-susurro enojado, mientras camino más deprisa y definitivamente, decido perderme entre los demás alumnos y el resto de instituto.

Menudo año académico me va a esperar...