En busca de algún lugar para comer... [cerrado]

**Hibari Kyouya** Lun Dic 28, 2009 11:18 pm

No tenía en mente dónde comer, así que me dirigí a la zona de restaurantes, la cual descarté de inmediato: prefería algo más sencillo. Dirigí mis pasos, pues, hacia una cafetería. Con un rápido vistazo comprobé que estaba prácticamente desierta a excepción de dos personas en una de las mesas más alejadas de mí. No solía prestar atención a nadie en estos casos, pero una de aquellas dos personas me llamó la atención.

Enseguida me arrepentí de haber vuelto a mirarlo: se trataba de mi compañero de habitación. Fruncí el ceño; ¿es que nunca iba a perderlo de vista? ¿Por qué siempre acababa yendo al mismo lugar donde él estaba?

Pese a mi indignación, no aparté la mirada de él. Ni siquiera me había dado cuenta hasta entonces de que el camarero se me había acercado y me preguntaba si iba a tomar algo. Yo lo ignoré, concentrado en mi compañero y el otro chico que lo acompañaba. Estaba demasiado lejos para escuchar lo que decían. Pensé que debía ser un antiguo cliente suyo, sobre todo por lo que sucedió a continuación: aquel chico besó a mi compañero y éste terminó por pegarle un puñetazo. Me quedé allí, estático, mientras me decía a mí mismo que era hora de buscar otra cafetería.

—Perdone, ¿ha decidido ya si va a tomar algo?

Miré de reojo al camarero y lo fulminé con la mirada. Él se sobresaltó, retrocedió, asustado, y se alejó a toda prisa de mí. En cualquier otra ocasión esa reacción me habría divertido, pero lo cierto era que estaba demasiado cabreado para alegrarme porque allí también me temieran. Me alejé sin suavizar mi expresión; apenas crucé un par de calles, vi al tipo que había visto con mi compañero a unos pasos de mí, jadeando. Me miró, se me acercó y me preguntó:

—Perdona, ¿has visto a un chico alto, con el cabello blanco y un piercing en el labio? Va vestido con un pantalón de cuero, un jersey azul oscuro y un chaleco negro...

Mi expresión se hizo por momentos más peligrosa. Por alguna razón, tenía unas ganas terribles de darle una paliza. Me había estado conteniendo demasiado tiempo, así que mi paciencia llegó a su límite. Entorné los ojos, lo que tuvo un efecto inmediato en aquel tipo. Saqué mis tonfas y le asesté un buen golpe con ambas a la vez. El tipo aquel cayó al suelo de espaldas, inconsciente. Lo observé fríamente, di media vuelta y me alejé caminando con parsimonia.

Aún tenía que buscar un lugar donde comer algo...