La que será mi habitación durante tiempo indefinido. [Cerrado]

Entré en la habitación que había pagado con parte de mis ahorros de los sueldos de Alquimista Nacional. Menos mal que el día que fui de compras al centro comercial me controlé un poco para no gastarme todo lo de este mes. De momento tendré que quedarme aquí por tiempo indefinido, hasta que todo se calmase. No llegué a distinguir al chico que apareció en la mansión, pero mi instinto me decía que tarde o temprano me buscaría. Me recosté en la cama, cogiendo con la mano la cadena que llevaba colgada al cuello. -Gracias por haber venido a verme, Hikari... prometo que nos volveremos a encontrar pronto, tal y como me dijiste antes...- necesitaba decirlo en voz alta, aunque sabía que nadie me estaba escuchando, o eso pensaba. Si se enteró de que estaba en la habitación de Ai, quizás también me hubiese oído. Suspiré. Eso eran sólo suposiciones, pero eran lo único que tenía. Me levanté y guerdé todo en el armario, dejando la ropa colgada. Me percaté entonces de que tenía el pelo suelto, y pensé que quizás debería dejarlo así para que no se me reconociese si necesitaba salir, que en algún momento tendría que hacerlo.

El momento llegó antes de lo que pensé. Se me ocurrió un cambio de look radical, así pasaría totalmente desapercibido. Salí en dirección a la ciudad, apresurándome.

Volví a mi habitación del hotel, y empecé a cambiarme. Me puse primero la ropa, la verdad es que nunca había pensado siquiera llevar algo así, era estupendo.

Spoiler:

Me desenredé el pelo, que al estar suelto después de tanto tiempo se había movido libremente con la brisa de la ciudad. Me dirigí al baño y me puse unas lentillas de color marrón. Me miré al espejo. Tenía que reconocer que era una buena idea realmente, menos mal que me vino a la cabeza. Pensé también en tintarme el pelo, eso sería la última guinda del pastel. Recordé haber visto en el centro comercial una peluquería, así que volví a salir, esta vez hacia el centro comercial.

Entré directamente al cuarto de baño, y me decidí por ponerme el tinte marrón para no desentonar con mis ojos, marrones ahora. Seguí las instrucciones y me teñí el pelo correctamente. Cuando secó bien, levanté la cabeza. Sonreí, aunque también me asusté al casi no reconocerme. -Perfecto...- dije, y me di cuenta de lo que me quedaba para el camuflaje perfecto: la voz. Carraspeé un momento, y repetí:-Perfecto...-ahora sí, sólo forzando un poco conseguí una voz más grave. Aún así, creí necesario comprobar si alguien del instituto me reconocería o no. También caí en la cuenta de la expresión de mi cara. Practiqué un poco, y decidí que lo más seguro sería poner cara de enfadado, era la que menos me pegaba. Bostecé de pronto, sin previo aviso. Notaba cansancio, y parecía ese cansancio tan extraño de estos últimos días. Me percaté entonces de que el Ed de siempre había vuelto, al aprecer hace tiempo. No me veía con fuerzas de ir al hospital, y desde luego no iba a arriesgamre a ir a la enfermería del instituto, donde al fin y al cabo no habría nadie. Me desvestí y me duché, quitándome antes las lentillas. Tras la ducha, me puse mi ropa que solía usar, la verdad es que no tenía pijama, tendría que comprarme uno pronto. Me lavé la cara un poco, para probar suerte, pero no sirvió, seguía igual de cansado. Comprobé sonriente que el pelo seguía entintado tras la ducha, tal y como decía en la caja del tinte. Según la misma, tendría que usarse agua bastante caliente a presión e ir apretando fuerte para que se quitase el tinte, pero de momento no lo necesitaba. En tal caso, otro día usaría otro tinte y listo. Me dirigí a al cama y me eché, tocando la cadena. -Hasta mañana, Hikari... que duermas bien...- y me quedé dormido tras decir esto, sin dejar de tocar la cadena.

Me levanté y me duché rápidamente. Tras esto, me puse mi "ropa de incógnito", como decidí llamarla, y me puse otras lentillas de las marrones, y me dejé el pelo tal y como estaba con el tinte marrón de ayer. Me dirigí hacia la puerta, y practiqué de nuevo con mi voz: -Buenos días, Hikari...- no estaba del todo seguro de que me oyese, pero seguía teniendo fe en que de algún modo pudiese hacerlo. Toqué la cadena de nuevo, reuniendo fuerzas para el día de hoy. Tras esto, salí de la habitación, me dispuse a ir a probar la eficacia de mi "camuflaje para no ser reconocido", si lograba que alguien que me conociese no me reconociese, entonces significaría que es lo suficientemente bueno como para ir tranqiulamente por allí. Salí de mi habitación, en dirección al instituto.

Volví de nuevo a mi habitación y cogí algo para el viaje que me proponía hacer. Cogí una de las cajas de lentillas, las de color negro, y también una de las cajas para teñirme el pelo de negro. Decidí no cambiarme de ropa, no al menos de momento. El vaije duraría menos de un día, antes de esta hora ya estaría de vuelta. Tras echar un último vistazo para asegurarme de que no me faltaba nada, me dirigí hacia la estación de tren de la ciudad.

Entré en mi habitación y abrí el armario, donde había guardado todo. Cogí el maletín del portátil y me fui con él a la cama. Me senté y lo encendí. Abrí el explorador de Internet, y busqué por muchos sitios una forma eficaz y garantizada de aprender breakdance en poco tiempo, no debía retrasarme demasiado en conseguirlo. Encontré una página que parecía bastante buena. Lo primero que decía era que la regla de oro si querías aprender breakdance de verdad, debías estar dispuesto a repetir los movimientos de las imágenes y los vídeos allí colgados con la rapidez que se pedía en la imagen o la rapidez que se veía en los vídeos, aun a sabiendas de que te podrías llevar bastantes golpes. Era el método más eficaz, ya que si empezabas poco a poco, cuando te tocase hacerlo a su velocidad requerida te darías cuenta de que en realidad no habías avanzado nada. Miré las primeras imágenes y el vídeo que las acompañaban, y memoricé las posturas y el tiempo empleado en cada una de ellas. Me puse en pie y empecé a intentarlo, no cesaría hasta dominar bien el baile.

Tras practicar largo y tendido, acabé dominando algunos de los movimientos más complicados, aunque a base de recibir golpes, eso sí. Sin embargo, como mi cansancio estaba ya curado, seguí practicando, y dominé unos pocos movimientos más. Decidí que ya era el momento de probar suerte e intentar ganarme la confianza de ese grupo de chavales, para lo que me miré algunas cosas sobre hip-hop que me podrían servir si se ponían a charlar sobre ello para comprobar si me aceptaban o no. Cuando ya estuve informado, salí de mi habitación en dirección a los barrios bajos.

Entré en mi habitación tras un día agotador. Me propuse bailar un poco de breakdance para cansar mi cuerpo y así dormir bien esta noche. Aparté todo un poco, y esta vez seguí los pasos de otro de los vídeos que me sirvieron de turorial.

Spoiler:

Cuando terminé con el baile, acabé agotado, así que me metí en la ducha para quitarme el sudor. Salí y me puse de nuevo la ropa que suelo usar como Ed, y antes de irme a la cama me quité las lentillas. Pensé que mañana ya compraría un pijama, ahora ya era muy tarde y el baile me había terminado de agotar. Me eché en la cama. -Buenas noches, Hikari...- dije tocando la cadena, y me quedé profundamente dormido.

Me desperté, con el cuerpo un poco cansado todavía por el ejercicio de ayer. Me metí en la ducha, y después me puse uno de los pares de lentillas de color negro y me vestí de "Leónidas L.". Después, estiré un poco, me proponía a volver a los barrios bajos para seguir ganándome la confianza de aquéllos chavales, necesitaba que tuviesen fe ciega en mí. Salí tras los estiramientos y me dirigí a los barrios bajos.

Volví a la habitación del hotel y, tras cansar mi cuerpo con unas prácticas de break, me tumbé en la cama. Me quité las lentillas sin levantarme, y cerré los ojos para dormirme. La competición de break de antes me había agotado y me había dejado colmado por hoy, no me apetecía hacer nada más. -Buenas noches, Hikari... que descanses...- y me dormí profundamente.

Llevaba bastante rato despierto, pero no me apetecía levantarme de la cama. Sin embargo, miré el reloj, y vi que era demasiado tarde, por lo que me levanté y me puse los auriculares mientras me despertaba del todo. "Animales" resonaba fuertemente en mis oídos.

Spoiler:

Me levanté algo más animado ya, y decidí ser Edward hoy, no creía que tuviesen nada importante que decirme los chavales de los barrios bajos ahora mismo, ya volvería después. Me lavé con agua bastante caliente el pelo, escurriéndolo bien, hasta que recuperó su tono normal. Carraspeé para devolver a mis cuerdas mi tono normal de voz, y dejé de fruncir el ceño. Volví a al cama y me cambié de ropa. Me puse otro de los conjuntos idénticos que teníe en el armario. Después, guardé todo bien en el armario, y dejé allí también el MP3. -Hikari... regresa pronto... no podré aguantar mucho más...- fue lo que atiné a decir, cogiendo como siempre la cadena en mis manos. Salí de allí en dirección al instituto.

Llegué a la habitación y me propuse ir a los barrios bajos para intentar conseguir algo de información acerca de Hikari. Cogí otro de los tintes de color negro, me lo apliqué, me puse las lentillas negras y me cambié la ropa con la de Leónidas. Seguidamente, dejé la goma de la coleta en la mesilla y fruncí el ceño como de costumbre. Carraspeé hasta conseguir de nuevo el tono de Leónidas, y salí de la habitación.

Entré en el dormitorio y me tiré en la cama directamente. No estaba seguro de que fuese a dormir bien, para colmo de todo lo que había pasado, estaba de nuevo con el dolor de cabeza y el cansancio. Cerré los ojos y me dormí profundamente, pese a mis expectativas.

Me levanté tras haber dormido bastante bien, cosa que no llegaba a entender del todo. Me metí en el cuarto de baño y me quité el tinte como la última vez. Después, me metí en la ducha, algo cansado aún. Tendría que volver a las aguas termales antes de que el cansancio vuelva aa fectarme. Salí de la ducha y me puse mi ropa habitual, ya no necesitaría a Leónidas por algún tiempo. Cuando iba a guardar la ropa de Leónidas en la maleta, un papel cayó de los pantalones. Lo cogí, extrañado, y lo abrí. Era de Mac - joy. Había apuntado su dirección de correo electrónico. Me impresionaba bastante este chaval, no sólo por haberme podido meter el papel sin que me diese cuenta, sino porque por lo que decía en la nota había deducido por su cuenta que Leónidas no volvería en un tiempo. Sonreí, y guardé el papel en mi cuaderno. Cuando terminé de guardar todo en la maleta, me colgué el maletín del portátil con la cinta que tenía, a modo de bandolera, y bajé a al recepción. Pagué por todo el tiempo que había estado allí, y por suerte me sobraba algo de dinero para lo que quedaba de mes. Salí por la puerta y me fui hacia el instituto.